Los cigarrillos electrónicos, también conocidos como vapeadores, han sido el foco de las miradas de diferentes sectores de la población durante muchos años. Desde su llegada hace menos de una década como alternativa más saludable al tabaco, su uso se ha masificado en todo el mundo frente a argumentos en contra y a favor de su uso y de sus repercusiones a nivel de salud.
La situación se ha agravado en los últimos años, y eso ha provocado que el sector del vapeo haya decidido tomar cartas en el asunto. Tras unos duros meses de confinamiento en los que el vaping se ha convertido en una de las actividades que ha entrado dentro de las alternativas para matar el tiempo, la Unión de Promotores y Empresarios del Vapeo (UPEV) ha decidido lanzar una queja directamente ante el Defensor del Pueblo.
El sector del vapeo se defiende frente a las críticas
Todos los profesionales ligados a este mundillo se han cansado de los continuos ataques del Ministerio de Sanidad. Consideran que la actitud de desagravio del gobierno hacia su sector es excesiva y subrayan su enfado al ver que ninguno de los miembros de la parte contraria, en especial dicho ministerio, hayan querido tomar medidas de diálogo y buscar algún punto de consenso para seguir adelante. Creen que no se está realizando esfuerzo alguno por conocer la realidad del vapeo.
El detonante de esta aglomeración de profesionales ha sido el reciente presupuesto de cerca de 500.000 euros para reforzar una campaña iniciada en septiembre de 2019, que ya contaba con 1 millón de euros, en la que se compara el vapeo con fumar tabaco. Una iniciativa que ha levantado bastantes ampollas entre el sector del vaping, ya que el propio ministerio reconoció haberse tomado ciertas libertades creativas al hacer dicho símil y tildar a esta alternativa al tabaco como algo igual o incluso más dañino.
Error que llevó a la institución a tener que pronunciarse públicamente y asegurar que vapear no es fumar tras las lógicas críticas del sector. Ahora la campaña está de vuelta, y la UPEV ha actuado rápidamente, subrayando especialmente que el vapeo es una alternativa bastante buena para dejar de fumar. El propio Arturo Ribes, presidente de la organización, tilda de grave el hecho de que "ahora vuelvan a publicar la misma campaña con un total de un millón y medio de euros".
Sus críticas se han acentuado porque considera "irresponsable que un ministerio publique una campaña en la que dicen que todos los productos son lo mismo cuando saben perfectamente que no es así". De hecho, han sido lo que ha acompañado al escrito presentado ante el Defensor del Pueblo el pasado 3 de junio para que este tome medidas e invite al Ministerio de Sanidad a reconsiderar el mensaje lanzado con la campaña comunicativa que ha retomado recientemente.
COVID-19: tiempos difíciles para el vapeo
Con la nueva normalidad instaurada y la amenaza de un posible rebrote en el horizonte, Sanidad ha querido advertir a la población de las posibles consecuencias de vapear en bares. El peligro no se extiende solo a este acto, según indican desde el organismo, sino también a fumar tabaco. En ambos casos, subrayan que hacerlo en estos establecimientos aumenta el riesgo de propagar la pandemia del coronavirus. De hecho, miran también al peligroso uso de las cachimbas.
El problema de esto viene a raíz de las diminutas gotas respiratorias que se expulsan al usar los cigarrillos electrónicos o los tradicionales. Estas gotas pueden tener una carga viral más que suficiente para contagiar a las personas cercanas y eso, sumado al continuo incumplimiento de las medidas de seguridad por parte de la población, es un factor de riesgo de cara a la recuperación de esta pandemia.
Illa y su equipo han querido dar a conocer esta información tras el comunicado de la Organización Mundial de la Salud al respecto. El organismo internacional ha advertido no solo de los peligros que tienen este tipo de actividades, sino que también ha apuntado a algo muy común entre los jóvenes, el uso de cachimbas. Al ser utilizadas por varias personas, la probabilidad de contagio se dispara, sobre todo en el caso de que algunas de las que las usen sean portadores del virus y/o asintomáticos.
Sucede también con las boquillas de cachimbas, cigarros y vapes, ya que estas pueden estar contaminadas con pequeños restos del virus, contagiando así a las personas que los usen. En definitiva, las medidas de seguridad y prevención tienen que elevarse en todos los sentidos hasta que se encuentre un remedio, y eso es algo que daña también al sector del vapeo y pone en riesgo a los vapeadores. Para usar estos cigarros electrónicos con total seguridad, la mejor opción actualmente es hacerlo en casa o sin que haya personas cerca.