Estamos empeñados los almerienses en comernos la vega. Entre los políticos nacionales y autonómicos que desean rebajar la superficie agrícola (dicen que les gusta lo verde, pero todas las medidas que toman llevan el camino para acabar con el suelo verde y productivo de nuestros campos), y los que no buscan soluciones al crecimiento de la ciudad que no sea a costa de la vega, vemos el peligro que se le plantea al futuro de la Vega del Andarax.
Si hemos leído la prensa en estos días, da la impresión de que todos estamos en contra de ese intento de acabar con la Vega del Andarax. Si el poder lo tienen las mayorías, y las mismas están en la defensa de este suelo, no debe haber problemas para su sostenimiento. Si hasta el ayuntamiento pide a la altas instancias garantías para los invernaderos de esta zona, deberíamos dormir tranquilos.
¿Por qué no lo hacemos? Porque la política de Almería se hace desde despachos que nada tienen que ver con nuestras necesidades, unas veces desde Sevilla, otras desde Madrid, cuando no influyen grupos desde otras regiones, caso de Cataluña en el Pla Hidrológico Nacional, o los recortes que estamos teniendo en las aportaciones hídricas desde Castilla La Mancha.
Siempre me he preguntado ¿por qué Almería no puede crecer por el norte, por qué se nos prohíbe subir a las alturas del Cañarete, como se intentó hace años, por qué no rodeamos la Alcazaba y la protegemos, a ella, y de paso al casco histórico, cada vez más abandonado a su suerte? Algún técnico tiene que tener la contestación, pero hasta ahora nada solido hemos oído sobre la prohibición de saltar la autovía y seguir haciendo Almería por encima de Ikea. Y algún argumento tiene que haber para que la ciudad solo pueda crecer hacía la salida del sol, arrasando todo lo que se vaya poniendo a su alcance.
En vez de luchar por abrir las fronteras que tienen cerrada la ciudad, la única contra la que no podemos luchar es la del sur, las otras tendrían que ser motivo de trabajo por parte de nuestros políticos. Los que vivimos en su día la Almedina, la vimos crecer y morir junto a la calle la Reina, la Real y es el mismo camino que lleva el Paseo, por muchos deseos y flores de colores que nos cuente doña Eloísa desde el área de urbanismo, cuando los vecinos cada día se desplazan un poco más del centro de una ciudad en su vivir diario. El centro de Almería no solo hay que valorarlo durante la tarde y noche de los viernes y sábados. Pero es lo que parece que se hace desde la corporación municipal, el resto de la semana se puede morir cada día un poco más que a nadie le importa.
Agenda
