Las bicicletas no son para el verano
domingo 01 de agosto de 2021, 17:27h
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Dudo mucho que, cuando el gran Fernando Fernán Gómez escribió su célebre obra ‘Las bicicletas son para el verano’, estuviera pensando en Almería. Y, en caso contrario, seguro que lo hizo sin tener claro a qué época se refería realmente. Lo digo porque, como sabrán, nuestro Ayuntamiento todavía no ha puesto en marcha el servicio público de alquiler de bicicletas que debería estar funcionando desde hace cinco años. En concreto, fue en abril de 2016 cuando, desde Ciudadanos, llevamos una moción al Pleno —que fue aprobada por unanimidad— en la que pedíamos exactamente eso: un servicio público de alquiler de bicis al estilo de los que están funcionando, y muy bien, en muchas otras capitales españolas. Más de un lustro después, los almerienses seguimos esperando a que el equipo de Gobierno cumpla con su compromiso.
Porque ese compromiso no se circunscribe únicamente a aquel ya lejano pleno de abril de 2016; de hecho, en los acuerdos presupuestarios de 2017 y 2018, pactamos con el PP incluir partidas específicas para tal fin. Como digo, superado el meridiano del año 2021, ni tenemos bicicletas ni santo que lo bendiga. Por eso, nos hemos visto obligados a volver a incluir, en el pacto presupuestario del presente ejercicio, que se cumpla con el compromiso adquirido en su día para implementar aquella moción y promover la movilidad sostenible y saludable para que los almerienses puedan disfrutar de un servicio más que apropiado para una ciudad como la nuestra, máxime en tiempos de pandemia; una ciudad con un clima idóneo para el uso de la bici, donde contamos con unos 75 kilómetros de carriles para su utilización, donde este tipo de transporte vendría a paliar los atascos en horas punta, además de facilitar el distanciamiento social tan necesario hoy día.
No me he referido a ‘Las bicicletas son para el verano’ por simple casualidad. De hecho, si nos fijamos en el argumento de dicha obra, observaremos curiosas similitudes con lo que, actualmente, ocurre en nuestra ciudad. Dicho argumento podría resumirse en que, en el año 1936, vivía en Madrid una familia formada por don Luis, Dolores, y sus hijos Manolita y Luisito. Éste último se empeña en que su padre le compre una bicicleta, pero la Guerra Civil les impide hacerlo. Y, como la propia guerra, ese retraso se acaba prolongando mucho más de lo esperado. Pero aquello era teatro del bueno, y lo que tenemos ahora con el servicio público de alquiler de bicicletas, en cambio, es teatro del malo.
Concejal de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Almería
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