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Las ratas anuncian decadencia y miseria
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(Foto: malasombra)

Las ratas anuncian decadencia y miseria

Por Juan Torrijos Arribas
lunes 15 de enero de 2024, 06:00h

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Es lo que estamos viviendo en el centro de Almería desde hace unos años. El casco histórico de la ciudad se nos hunde, se nos muere, y entre todos, asumo mi parte de culpa, no hemos sido capaces de ponerle remedio. La mía pasa por no haberles dado más caña a ustedes ante lo que estaban haciendo con la ciudad. Estaban escuchando los cantos de sirena de la nueva Almería que nacía y crecía tras la avenida del Mediterráneo, y olvidaban la que se estaba quedando en el entorno de la Rambla, el Paseo y el llamado Casco Histórico.

Nos vendrán a contar que las ratas dominan el subsuelo, que las contratas para luchar contra ellas no vienen funcionando y pagando el ayuntamiento. A pesar de ellas, las ratas, la Navidad ha sido excelente, aunque se quejen hoteles y restaurantes. Y es cierto. No tiene nada que ver la celebración y los fastos organizados por el ayuntamiento con las ratas en el Paseo de Almería. Es evidente que existen dos ciudades, y que cada día que pasa se notan más las diferencias.

A esa nueva Almería que crece todo han sido derechos, a la vieja y casi olvidada todo obligaciones. La que crecía recibía requiebros, impulsos, la que envejecía solo encontraba restricciones. Eran los derechos de los ciudadanos que en ella vivían, se argumenta, pero esos, casi tan viejos como la propia ciudad, veían la decadencia de sus calles, de los negocios que cerraban, de los locales que se iban quedando vacíos, de las noches solitarias a partir de las ocho, de los escaparates oscuros. Y hasta del miedo a salir de noche de sus casas. Solo se salvan las ruidosas de los viernes y los sábados, pero las demás, ¿qué hacer con las demás?

Se cierran calles al tráfico, dicen que es por el bien de los peatones, pero al final se está perdiendo hasta el peatón. Hay que controlar la contaminación, pero solo, cosa curiosa, en la zona del casco histórico. No dejamos que entren coches, y al final echamos a los ciudadanos del barrio, creemos que le estamos haciendo un favor. Flaco, si vemos el devenir de lo que ha sido ese trozo de Almería que va desde el Paseo hasta la chanca, pasando por la Almedina.

Cerramos locales por el ruido de las calles las noches de esos viernes y sábados, es por el bien de los vecinos, decimos, y vemos en qué se convierten esas zonas donde se han cerrado locales para el ser humano. No hace falta que les digamos quién va a ocupar el espacio que nosotros dejamos: La rata, la ruina, la decadencia, la suciedad, la miseria. Pero nos hemos dado cuenta algo tarde. ¿Y qué han hecho? Los políticos solo estaban pensando en ganar elecciones, dinero, votos y buenos titulares en los medios. Y llevarse bien con esas organizaciones que a veces nos da la impresión de que sin presentarse a unas elecciones locales, autonómicas o generales son las que de verdad mandan en nuestros pueblos y ciudades.

Las ratas que aparecieron durante la cabalgata de Reyes de este año solo vinieron a demostrar la decadencia en la que está cayendo el centro de la ciudad de Almería. ¿Y los políticos? Mejor que esconderse tras las excusas y hablar de exageraciones por parte de los medios y de la oposición, deberían enfrentarse a la realidad de lo que está viviendo la ciudad, y la rata en el Paseo les han venido a poner ante la gran encrucijada. Podrán acabar con ellas, veneno hay suficiente para ello, pero la señal que les han mandado está ahí, y lo seguirá estando mientras ustedes estén mirando hacia otro lado. Lo triste es que lo seguirán haciendo.