De seguir por el camino que nos muestran día sí, día también, los políticos que gobiernan el pueblo de Carboneras vamos tener que echar de menos, y mucho, a Cristóbal Fernández. ¿Dónde estás, Cristóbal? ¿Dónde tu sapiencia política? Salías del agua sin mojarte la ropa, nadabas por encima del partido, jugabas en otra liga. No vamos a poner a los políticos del Pp y otros de centro y liberales como parte de tu responsabilidad política en tu pueblo, pero en cuanto a los tuyos, a los que se presentan de la mano de tu partido, ¿sigues en él, o te has dado de baja?, te hicieron una gran putada con el Algarrobico, con lo bien montado que lo tenías y casi terminado, pero dejemos el hotel en su lento morir diario.
Algunos pensábamos que la familia es una marca, una garantía, pero vemos que los genes no van por ese camino, por lo menos los de la vuestra. Tu sobrino, José Luis, no te ha salido a ti. Lo debes reconocer. Le deben faltar horas nocturnas en discotecas y barras de pubs. Lo que se aprende en ellas. No le enseñaste lo primordial, ni abrió el libro blanco de la política, ¿no se lo regalaste? y va dejando el prestigio político de la familia por los suelos. ¿Sabes el argumento que ha dado por lo de la moción de censura al chico de los caracoles?, otro que tal. “Que los vecinos lo paraban por la calle”. Que sí, Cristóbal, lo ha dicho, aunque te cueste creerlo, y se lo han publicado en prensa. Cuando lo leí me acordé de ti. ¡Coño, con el sobrino de mi amigo!
Te prometo que lo creía más preparado, que habría aprendido de su tío. Veo que no ha sido así. La única excusa que se le ocurre mencionar al dechado de tu sobrino sobre la moción de censura contra Felipe Cayuela y el Partido Popular es: “Que los vecinos lo paraban por la calle”. Oye, y lo más grande, se queda tan tranquilo. Pagar a un político listo y algo corrupto, o muy corrupto, es algo a lo que estamos demasiados acostumbrados en nuestro país, pero pagar a tontos, tontos de capirote, de levita, de esclavina y en bañador, empieza a ser preocupante. Uno se puede defender de los muchos Ábalos que pululan por la política, pero de los sobrinos no es tan fácil. No los ves venir, no te los esperas.
Don José Luis, en esas hipotéticas paradas de los vecinos de tu pueblo, que han debido ser muchas y convincentes ante la decisión tomada por tu parte, ¿qué te decían? Que te amigaras con Salvador, que lo hicieras alcalde, que mandaras al paro a Felipe. Que lo importante es el amor a tu pueblo, y el mejor alcalde es Hernández, el mismo al que acusaste de todo lo malo del mundo-mundial, ¿recuerdas?, y la justicia lo tuvo en el dique seco durante un par de años. Vamos, que le costó la alcaldía. Y ahora, los vecinos te paran y te piden que lo hagas de nuevo alcalde de Carboneras. Y tú, claro, consecuente con lo que quiere y necesita el pueblo, buena persona como eres, vas, y votarlo el próximo viernes, día quince. O te equivocaste hace unos años, o yerras ahora.
La fuerza del pueblo, Amérigo, la fuerza del pueblo.
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