Frente a las alegrías con las que en el bloque de la derecha han recogido la encuesta de GAD3 publicada por Níus sobre los pactos entre el PP y Vox para gobernar en distintas comunidades o en España, lo que realmente hace esa demoscopia es demostrar el rechazo que suscita, y que es suficiente como para poner en riesgo el gobierno de la derecha. Los datos revelan las debilidades y los riesgos de esta alianza para el partido de Alberto Núñer Feijóo, porque pierde justo aquello que le ha hecho crecer en el último año, la centralidad.
Según el sondeo, solo un 11% de los electores preferiría un gobierno PP-Vox frente a uno del PSOE con Sumar (22%). Esto significa que hay más del doble de personas que optarían por un pacto PSOE-Sumar que por uno PP-Vox, eso demuestra que si lo comparamos con los posibles votantes de cada opción política, el bloque de la derecha está menos convencido de las ventajas del acuerdo dentro de su bloque, de lo que el bloque de la izquierda está convencido de uno en el suyo.
Además, un tercio de los votantes del PP (33%) apoya las críticas de la líder popular extremeña María Guardiola a Vox, cuando dijo que nunca tendría en su gobierno consejeros de un partido que no reconoce la violencia machista. Esta cifra es suficiente como para poner en peligro que el PP sume los votos necesarios para alcanzar una mayoría con Vox, ya que se trata del voto centrista del PP, que podría abstenerse o buscar otras opciones si ve al partido demasiado escorado a la derecha.
Mientras tanto, el voto más conservador del PP podría irse a Vox, lo que no haría crecer al bloque de derechas, sino solo redistribuirlo. De hecho, la encuesta muestra que el PP obtendría un 25,4% de los votos y Vox un 15,9%, lo que supone una suma del 41,3%, muy lejos de la mayoría absoluta. Por el contrario, el PSOE lograría un 28,8% y Sumar un 14%, lo que les daría un 42,8%, superando al bloque de derechas.
Por último, hay un 16% de votantes del PP que rechaza pactar con Vox incluso si fuera necesario para gobernar España, lo que evidencia una resistencia a aceptar las condiciones y las exigencias del partido de Santiago Abascal. Estos datos vienen a resumir un hecho: los pactos prematuros y en estas bochornosas condiciones ponen en peligro una mayoría del centro derecha porque no le permiten crecer ni ampliar su base social.