www.noticiasdealmeria.com
Lo que el farsante me enseñó
Ampliar
(Foto: malsombra)

Lo que el farsante me enseñó

lunes 11 de diciembre de 2023, 18:38h

google+

Comentar

Imprimir

Enviar

Add to Flipboard Magazine. Compartir en Meneame

Escucha la noticia

Cuando en tiempos remotos estudiaba la asignatura de Latín no aprendí Latín, por lo tanto, nunca traduje la guerra de las Galias ni las aventuras del gran César. Al profesor de lengua Latina no se le escapaba la inutilidad de aprender una lengua muerta, excepto si te ibas a dedicar al sacerdocio o a la Filología, y sí, en cambio, la utilidad de aprender “latín” para andar por la vida. Ansiábamos las clases de Latín, aprendíamos de todo menos Latín.

En aquellas tres horas semanales se abría el cofre de lo ignorado en los adentros de la historia, literatura, filosofía, astronomía, romances…, lo dicho, la vida en estado puro. Aún me pregunto cómo no expulsaron a aquel clérigo de la Orden Calasancia, Dios lo tenga en su gloria.

Dicho esto, ahora, en estos tiempos actuales, he perdido a un gran maestro. Éramos vecinos, pero se empeñó en levantar un muro entre nosotros, un muro en tierra firme construido según indicaciones de un manual de resistencia encontrado en internet. Yo, perdón por señalar, le manifesté mis dudas.

Como queda antedicho, no aprendí Latín ni tampoco Griego clásico, sin embargo y pese a ello, supe de DEMOCRACIA, o sea su significado: “Sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho de este a elegir y controlar a sus gobernantes”. A continuación, me enredé en las páginas de un libro de 169 artículos, 4 disposiciones adicionales, 9 disposiciones transitorias, 1 disposición derogatoria y 1 disposición final, llamado CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978.

Entendí y así lo he vivido hasta ahora, que la Constitución española de 1978 es “la norma suprema del ordenamiento jurídico español, a la que están sujetos todos los poderes públicos y ciudadanos de España​ desde su entrada en vigor el 29 de diciembre de 1978”. Pues no, estaba equivocado. Me lo ha demostrado mi vecino. He caído en ello al cabo de los años, qué vergüenza no darme cuenta antes.

Antes y durante el levantamiento del muro, mi vecino me puso las cosas claras mientras yo le pasaba ladrillos de buena fe. Mira, vino a decirme, no hagas caso de tanta tontería, de tanta norma, de las buenas formas, de la decencia.

A ver, continuaba el vecino, tú conoces quien fue Maquiavelo, ¿y que vino a decir?, pues que un Estado fuerte requiere un líder capaz de defender su poder a toda costa. Jajajajaja, jajajaja. Tú me entiendes, ¿verdad? Jajajajaja.

Tu te cojes a veintidós mentecatos de entre los más mentecatos, les das un buen puesto acompañado de un suculento sueldo, y ni te chistan, oye. Y si a lo blanco yo digo negro, ellos han de confirmar que es negro. Y si al día siguiente digo que lo negro es blanco, ¡ellos también! Jajajajajajaja.

¿Lo vas cogiendo? Sigo: te buscas tertulianos adecuados, los pones a dar vueltas por todas las tertulias de televisión radio y déjalos hacer la sopa caliente. Jajajajajajaja. Que hagan mucho ruido, que confundan al personal.

Encabronas a los jueces, continuaba el vecino, los pones a que digan esto y lo otro de aquello, de esto y lo demás, y si hace falta llamas a alguno por teléfono y, nada, con tres palabras que le diga pilla el mensaje. Jajajajajajajajaja. Si es que no veo tanta complicación, o es que con el poder que tengo no puedo hacer lo que me venga en gana. Jajajajajajajaja. Ah, la oposición, es que me entra la risa, no lo puedo remediar, que no quisieron presidir España dicen, jajajajajaja.

¿Qué no tienes suficientes diputados para la mayoría absoluta? Sin problema, hombre, se reía el vecino, jajajajaja. Te haces cómplice de siete ‘mataos’, les das lo que pidan a otros cinco o seis, los que hagan falta. Viva el progreso democrático, jajajajaja.

Luego, proseguía el vecino, empiezas a tirar de los hilos sin que se note. Al cabo de poco tiempo, entre mentiras, falsedades, bulos, tienes a una legión de títeres que marcan el paso a mi conveniencia. Y si hay que pagar, se paga, que tengan buenos sueldos, total, el dinero ¿de quién es?, pues eso. Jajajajajaja.

Terminado el muro, mi vecino se puso serio, o eso aparentaba. Oye, no hagas caso de lo que te he ido contando estos días, es que soy muy cambiante de opinión y no me vayas a meter la pata repetir todo esto al resto de vecinos. En las próximas elecciones, diga lo que diga, prometa lo que prometa, me cague en todos vosotros, tú vótame. Porque, te lo digo yo, votarme a mí es votar progresismo. Jajajajajajajaa. Hasta la próxima, majo.Jajajajajajaja

Ricardo Alba

Periodista y escritor

Ricardo Alba, nacido circunstancialmente en Madrid, de alma cántabra, y vinculado a Almería, se declara fotovoltáico, por mejor decir, de poner sol en su vida. Periodista de vocación, formación y oficio, con amplia trayectoria profesional: Agencia EFE, Antena 3, TVE, COPE, junto con el desempeño de la labor periodística en diversas cabeceras de prensa escrita en las que ha publicado numerosos artículos, crónicas, reportajes, entrevistas, además de relatos en antologías literarias. Es autor del libro 'Las ovejas duermen en familia'.