Que las tapas de nuestros bares han dado fama a esta ciudad no lo duda nadie. Desde los lejanos filetes rusos del Turia, las gambas del Lengüeta, pasando por el bacalao de Los Molinos, la jibia de Los Claveles o las “papas” con huevo del Quinto toro, cientos de bares han puesto su granito de arena para hacer famosa a esta tierra en lo que a la visita a bares, bodegas, chiringuitos y kioscos se refiere. Almería ha sido tierra de barras y bares, y en ello ha tenido su influencia el platillo de mero a la vinagreta que nos ofrecía La Barraquilla de Pescadería, o la “marraná” de pulpo de Los Sobrinos.
Hoy día, debe ser por culpa del llamado cambio climático, en los bares de la ciudad se vienen produciendo ciertos cambios, y no todos dejan satisfecho al personal. Uno tenía entendido que las tapas las pagabas con el precio de la consumición. Pues no parece que sea así. El presidente del sector, el amigo Pedro, ha declarado que las tapas que nos ofrecen son de cortesía. ¡Qué buenos son, se empiezan a parecer a los políticos! Vamos, que nos las regalan, que su amabilidad le lleva a darnos cortésmente a los almerienses y a los visitantes un bocado, una tapa, con la que quitarnos el hambre y compartir con los amigos un rato de charla en barras y terrazas.
Pues muchas gracias señores. Pero una cerveza está costando en torno a los tres euros, y de la copa de vino ni hablamos en cuanto pides denominación de origen. No me pidan el precio que ustedes pagan por el líquido que nos tomamos, sabemos la competencia que se da entre los depositarios de la birra y las ofertas que reciben. Aseguran que el bar es un trabajo muy esclavo, y no les voy a llevar la contraria. Si quieren hablamos de algunos nombres, señeros en el sector, de cómo se han tomado la vida y de los beneficios, familiares y económicos que han recibido a lo largo de los años en ese indudable duro trabajo, se les reconoce, que han llevado a cabo.
Tampoco ese era el tema de hoy. La cortesía, según el presidente del sector, de las tapas que graciosamente nos ofrecen, es lo que me lleva a preguntar a la restauración almeriense si están perdiendo dinero con las mismas. No veo vendiendo a los propietarios de los bares duros a cuatro pesetas, que se decía en otros tiempos por estos lares. No veo que sean tan cipotes como para perder dinero a la hora de ponerle a la cerveza, en algunos lugares tres euros pagamos los ciudadanos por esa copa de la rubia y fresca, una tapa de arroz, de migas, una sardina en verano, un pincho o una tocineta.
Cuando viajamos fuera, cuando salimos de las fronteras de nuestra Almería la echamos de menos, unas veces para bien, otras no tanto. La costa es cara, el interior de la península es más barata. El norte es caro, como el sur, el centro no lo es tanto. ¿Les cuesta más la cerveza a los bares del sur que los del centro? ¿Se paga más sueldo a los camareros en el sur que en el centro? ¿Es más barata la comida en el centro que en el sur, en el interior que en la costa? No lo creo.
Otra de las quejas, no por mi parte, es el apéndice que le vienen colocando los nuevos restauradores a las llamadas tapas especiales. Al precio de la caña uno o dos euros más depende de lo que sea. El aceptarlo es una cuestión del cliente, si quieres las tomas y si no las dejas. ¿Las dejamos? ¿Qué harían con las mismas? Sería interesante saberlo.
Cuidado con los cambios climáticos en los bares, hoy día se cierran más de los que se abren. En Alhabia ha cerrado un clásico, El Pérez, lo que no deja de ser una pena.