<
www.noticiasdealmeria.com

Memoria de Blas Infante

Por Rafael M. Martos
x
directornoticiasdealmeriacom/8/8/26
https://www.noticiasdealmeria.com
martes 09 de agosto de 2022, 18:55h

google+

Comentar

Imprimir

Enviar

Add to Flipboard Magazine. Compartir en Meneame

Escucha la noticia

Hay conceptos a los que sientan mal los apellidos, como por ejemplo la democracia, que se desvirtúa bastante si se la adjetiva como “liberal”, “socialista” u “orgánica”, porque la democracia es la democracia, y parcelarla solo supone vaciarla de su contenido auténtico para llenarla de aquel que interesa a quien la usa.

Es por eso que hablar de “memoria histórica” y “memoria democrática” es la mejor forma de evidenciar que no se tiene interés en recuperar la memoria real, sino solo una parte de ella, la que interesa y cómo interesa a quien la gestiona convertida en chiringuito electorero a beneficio de investigadores politizados.

Pero que hace falta recuperar la memoria de tantas y tantas personas y acontecimientos a los que la dictadura franquista ocultó, o a cuya trayectoria vital pervirtió, es no solo una exigencia moral en democracia, sino una necesidad intelectual.

Cuando escuchamos a algunos próceres políticos -y periodísticos- afirmar que la “memoria histórica” lo que busca es “reescribir la historia”, que la manipula… pues cabe preguntarles si consideran que la historia escrita durante una dictadura en general, y más concretamente, aquella que afecta a quienes se opusieron a ella, fue escrita con objetividad y profesionalidad por el régimen, régimen que también destruyó cualquier vestigio documental a su alcance que no le fuese favorable.

Es por eso que cuando llega el aniversario del asesinato de Blas Infante, conviene siempre hacer una reflexión frente a quienes minusvaloran su figura y quienes le ultrajan, utilizando mantras con los que se ha falseado su trayectoria, tratándolo unas veces de peligroso subversivo y otras de ser un donnadie, como si fuese compatible.

A Blas Infante no lo habrían fusilado en el Kilómetro 4 de la carretera de Sevilla a Carmona en la noche del 10 de agosto de 1936, a menos de un mes de producirse el intento golpista de Franco y sus compinches, si no le hubiesen considerado una persona relevante en lo político. Esas prisas por ir a buscarle a su casa para detenerle (¿con qué autoridad? ¿en nombre de qué leyes?), mantenerle unos días encerrado en el Cine Jáuregui, no aceptar la intercesión en su favor movida por la influyente familia de su esposa, y acabar pegándole unos tiros por la espalda para terminar enterrado en la fosa común de Pico Reja. De ser un mindundi por el que nadie se interesaría, no hubiese sido necesario falsear un juicio tres años después de su muerte para dictar una sentencia condenatoria, cuyo único fin era evitar que en el futuro, sus asesinos pudiesen ser juzgados como lo que eran, asesinos.

Infante armó una candidatura electoral encabezada por un “héroe nacional” como era Ramón Franco, el de la gesta del Plus Ultra, ocupó portadas en los periódicos, escribió cientos de artículos de toda índole (cultural, musical, histórica, económica, política, relatos…), se manejaba en varios idiomas en aquella época, diseñó su casa, y hasta los azulejos de la misma (con fragmentos del Quijote), sin contar con que acabó Derecho en un año menos y a distancia mientras trabajaba, y que aprobó las oposiciones a notario tan joven que tuvo que esperar para poder ejercer.

Bastan esos breves apuntes para contrastar que era una persona tan absolutamente desconocida en los años setenta del pasado siglo, cuando agonizaban el dictador y su dictadura, que ni los andalucistas sabían quién era.

Someramente lo refirió Alejandro Rojas-Marcos en una charla en la Diputación de Almería, cuando cedió su archivo a la Universidad de nuestra provincia, pero lo cuenta estupendamente y con todo lujo de detalles José Luis de Villar en su reciente libro sobre la historia del Partido Andalucista en la clandestinidad, y a él remito.

Rojas-Marcos y unos cuantos jóvenes -y no tanto- habían decidido impulsar también desde Andalucía una acción política en favor de la democracia y la libertad, como ocurría en otros territorios, pero llegado un momento decidieron introducir dentro de sus objetivos la autonomía, algo de lo que entonces solo se hablaba en Cataluña y País Vasco.

Por aquel entonces, desconocían que alguien ya había reivindicado lo mismo y había dado con sus huesos en un hoyo, que su familia había quedado en la miseria y estigmatizada, y sus ideales… ¿dónde estaban sus ideales?

Fue -así se cuenta en el libro- el sevillano José María Osuna, un médico comunista cuya militancia se le debió pasar al régimen franquista en las sucesivas depuraciones que hizo tras ganar la Guerra Civil, y que ejercía en Cazalla de la Sierra, quien en un encuentro con estos apasionados activistas de nuevo cuño, les habló de Don Blas.

Hoy son muy pocos los andaluces que no conocen al Padre de la Patria, quien a su vez dejó escrito que sus ideas tampoco eran novedosas, y que un siglo antes ya habían sido defendidas con el mismo arrojo.

La memoria, así, sin adjetivos, es imprescindible seguir reivindicándola.

Blas Infante lamentaba no poder escribir en andaluz, así que con motivo del anivesario de sus asesinato, nos animamos a intentarlo con la transcripción de este artículo:

Ay conçêttô a lô que çientan mâh lô apeyíô, como por ehemplo la democraçia, que çe dêbbirtúa bâttante çi çe la âhhetiba como “liberal”, “çoçialîtta” u “orgánica”, porque la democraçia êh la democraçia, y parçelâl-la çolo çupone baçiâl-la de çu contenío auténtico pa yenâl-la de aquêh que intereça a quien la uça.

Êh por eço que ablâh de “memoria îttórica” y “memoria democrática” êh la mehôh forma de ebidençiâh que no çe tiene interêh en recuperâh la memoria reâh, çino çolo una parte de eya, la que intereça y cómo intereça a quien la hêttiona combertida en xiringito elêttorero a benefiçio de imbêttigadorê politiçáô.

Pero que açe farta recuperâh la memoria de tantâ y tantâ perçonâ y aconteçimientô a lô que la dîttadura franquîtta ocurtó, o a cuya trayêttoria bitâh perbirtió, êh no çolo una êççihençia morâh en democraçia, çino una neçeçidá intelêttuâh.

Cuando êccuxamô a argunô próçerê políticô -y periodítticô- afirmâh que la “memoria îttórica” lo que bûcca êh “reêccribîh la îttoria”, que la manipula… puê cabe preguntâl-lê çi conçideran que la îttoria êccrita durante una dîttadura en henerâh, y mâh concretamente, aqueya que afêtta a quienê çe opuçieron a eya, fue êccrita con ôhhetibidá y profeçionalidá por el réhimen, réhimen que también dêttruyó cuarquiêh bêttihio documentâh a çu arcançe que no le fueçe faborable.

Êh por eço que cuando yega el aniberçario del açeçinato de Blâ Infante, combiene çiempre açêh una reflêççión frente a quienê minûbbaloran çu figura y quienê le urtrahan, utiliçando mantrâ con lô que çe a farçeao çu trayêttoria, tratándolo unâ beçê de peligroço çûbberçibo y otrâ de çêh un dônnadie, como çi fueçe compatible.

A Blâ Infante no lo abrían fuçilao en er Kilómetro 4 de la carretera de Çebiya a Carmona en la noxe del 10 de agôtto de 1936, a menô de un mê de produçirçe el intento gorpîtta de Franco y çû compinxê, çi no le ubieçen conçiderao una perçona relebante en lo político. Eçâ priçâ por îh a bûccâl-le a çu caça pa detenêl-le (¿con qué autoridá? ¿en nombre de qué leyê?), mantenêl-le unô díâ ençerrao en er Çine Háuregi, no açêttâh la interçeçión en çu fabôh mobida por la influyente familia de çu êppoça, y acabâh pegándole unô tirô por la êpparda pa terminâh enterrao en la foça común de Pico Reha. De çêh un mindundi por er que nadie çe intereçaría, no ubieçe çido neçeçario farçeâh un huiçio trêh añô dêppuêh de çu muerte pa dîttâh una çentençia condenatoria, cuyo único fin era ebitâh que en er futuro, çû açeçinô pudieçen çêh hûggáô como lo que eran, açeçinô.

Infante armó una candidatura elêttorâh encabeçá por un “héroe naçional” como era Ramón Franco, er de la hêtta der Plûh Urtra, ocupó portâh en lô periódicô, êccribió çientô de artículô de toa índole (curturâh, muçicâh, îttórica, económica, política, relatô…), çe manehaba en bariô idiomâ en aqueya época, diçeñó çu caça, y âtta lô açulehô de la mîmma (con frâmmentô der Quihote), çin contâh con que acabó Derexo en un año menô y a dîttançia mientrâ trabahaba, y que aprobó lâ opoçiçionê a notario tan hoben que tubo que êpperâh pa podêh eherçêh.

Bâttan eçô brebê apuntê pa contrâttâh que era una perçona tan âççolutamente dêcconoçida en lô añô çetenta der paçao çiglo, cuando agoniçaban er dîttadôh y çu dîttadura, que ni lô andaluçîttâ çabían quién era.

Çomeramente lo refirió Alehandro Rohâh-Marcô en una xâl-la en la Diputaçión de Armería, cuando çedió çu arxibo a la Uniberçidá de nuêttra probinçia, pero lo cuenta êttupendamente y con tó luho de detayê Hoçé Luîh de Biyâh en çu reçiente libro çobre la îttoria der Partío Andaluçîtta en la clandêttinidá, y a él remito.

Rohâh-Marcô y unô cuantô hóbenê -y no tanto- abían deçidío impurçâh también dêdde Andaluçía una âççión política en fabôh de la democraçia y la libertá, como ocurría en otrô territoriô, pero yegao un momento deçidieron introduçîh dentro de çû ôhhetibô la autonomía, argo de lo que entonçê çolo çe ablaba en Cataluña y Paîh Bâcco.

Por aquêh entonçê, dêcconoçían que argien ya abía reibindicao lo mîmmo y abía dao con çû gueçô en un oyo, que çu familia abía quedao en la miçeria y êttîmmatiçá, y çû idealêh… ¿dónde êttaban çû idealê?

Fue -açí çe cuenta en er libro- er çebiyano Hoçé María Oçuna, un médico comunîtta cuya militançia çe le debió paçâh al réhimen franquîtta en lâ çuçeçibâ depuraçionê que iço trâ ganâh la Gerra Çibîh, y que eherçía en Caçaya de la Çierra, quien en un encuentro con êttô apaçionáô âttibîttâ de nuebo cuño, lê abló de Don Blâ.

Oy çon mu pocô lô andaluçê que no conoçen ar Padre de la Patria, quien a çu bêh dehó êccrito que çû ideâ tampoco eran nobedoçâ, y que un çiglo antê ya abían çido defendidâ con er mîmmo arroho.

La memoria, açí, çin âhhetibô, êh imprêççindible çegîh reibindicándola.

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y "Por Andalucía Libre: La postverdad construida sobre la lucha por la autonomía andaluza". Y también de las novelas "Todo por la patria", "Una bala en el faro" y "El río que mueve Andorra"