Este 5 de marzo será Miércoles de Ceniza. Dará comienzo al periodo litúrgico de la Cuaresma, fecha señalada para que se convierta la ciudad en un ir y venir de cofrades y no cofrades entorno a una multitud de actos pasionistas relacionados con las advocaciones devocionales de nuestras Hermandades y Cofradías, alcanzando cada vez más un mayor número de actividades piadosas en comunión eclesial, tal y como se recoge en las redes sociales y páginas web oficiales publicadas por la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Almería y corporaciones penitenciales autorizadas por la autoridad eclesiástica diocesana.
En este Año Jubilar de la Esperanza, esta Cuaresma, tiempo de penitencia, ayuno y caridad, nuestra peregrinación, este año, como el anterior, con unas circunstancias dolorosas en el mundo muy determinantes en los sentires del corazón y la razón. Pero, no por ello, dejará de ser este tiempo de conversión y reconciliación, de un itinerario penitencial de volver a mirar a Dios, sobre todo para rezar y orar por todas aquellas almas, que durante este año han marchado a la Casa del Padre y con ellos, nuestros difuntos, reconfortarnos con el soplo divino del Espíritu Santo. También seguimos orando por la recuperación del Santo Padre, el Papa Francisco, que representa la unidad de la Iglesia.
Noches oscurecidas cuaresmales con sonidos musicales, ensayos de costaleros con las parihuelas, limpieza de enseres por las mayordomías, noches de contrastes por las calles floridas de aromas primaverales a la mar y cercanas desde el gran angular y la escritura amanuense a las sedes canónicas de las hermandades agrupadas, en cada uno de los barrios con un cúmulo de sentimientos cofrades, entre conversaciones capillitas, la noche avanza hacia la madrugada en los barrios de la Almedina, la Chanca - Pescadería, Piedras Redondas y Araceli, Plaza de Toros – San Blas-, Alfareros y Quemadero, las Huertas, Zapillo y Ciudad Jardín, los Molinos, Ángeles y Cruz de Caravaca, Nueva Andalucía, Regiones, Altamira y Oliveros.
Con el rito de la ceniza, desde la cátedra o el ambón, siempre nos recordará el obispo o el sacerdote revestido con los atributos sagrados, que somos polvo y al polvo volveremos. Este pensamiento constituye una certeza humana y no se nos recuerda para que adoptemos una actitud pasiva ante la vida, resignada ante el destino humano. Al contrario, la liturgia al subrayar que somos mortales, frágiles, nos recuerda la iniciativa misericordiosa de Dios, que quiere hacernos partícipes de la plenitud de la vida, antes de alcanzar con los Sacramentos, la llamada a la vida eterna.
Finalizo con las palabras del Papa Benedicto XVI un 24 de septiembre de 2011: “Cristo no se interesa tanto por las veces que flaqueamos o caemos en la vida, sino por las veces que nosotros con su ayuda, nos levantamos”.
Bajo la invocación del Santo Cristo de la Escucha y la Virgen de la Piedad, que lleva en sus brazos al Hijo de Dios muerto, en el umbral de esta Cuaresma que comenzaremos, tiempo santo, nos fortalezca para vivir intensamente la clave fundamental de la plenitud de la vida, que solo se encuentra en la Eucaristía, para que, siempre teniendo recogida la papeleta de sitio nos eleve en la última Estación de Penitencia con la gracia santificadora y poder participar de la gloria de la eterna Resurrección. Paz y Bien.
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