En un giro significativo en la política fiscal de Argentina, el presidente Javier Milei ha anunciado la disolución de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), el organismo encargado de la recaudación de impuestos en el país. Este cierre, que ha sido recibido con entusiasmo por algunos sectores, plantea interrogantes sobre las consecuencias prácticas de esta medida y cómo afectará a los contribuyentes argentinos. La AFIP será reemplazada por la nueva Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). Sin embargo, este cambio no se limita a un simple cambio de nombre; se prevén modificaciones sustanciales en la estructura y funcionamiento de la agencia tributaria. Según Milei, el objetivo es reducir la burocracia y cambiar los incentivos que han caracterizado a la AFIP en los últimos años. Reducción drástica de la burocracia Uno de los aspectos más destacados de esta reforma es la reducción del tamaño de la burocracia. Se estima que el número de cargos superiores se reducirá en un 45%, mientras que los cargos inferiores disminuirán en un 31%. En total, se prevé que la plantilla de la nueva ARCA se reduzca en un 34%. Esta reestructuración implica que alrededor de 3,155 empleados, que fueron contratados irregularmente durante el último año del gobierno anterior, perderán su relación laboral con el Estado. Otro de los cambios significativos es la drástica reducción de los salarios de los directivos de la nueva agencia. Mientras que el sueldo promedio de los directivos de la AFIP alcanzaba los 34 millones de pesos (aproximadamente 30,000 dólares) mensuales, con la creación de la ARCA, estos salarios se equipararán a los de los ministros del gobierno, que son de 4 millones de pesos (cerca de 4,000 dólares) mensuales. Este cambio busca eliminar la percepción de que la AFIP era un organismo donde se colocaban amigos y familiares debido a sus altos salarios. Modificación de los incentivos de recaudación Sin embargo, el cambio más radical se encuentra en la modificación de los incentivos que han guiado el funcionamiento de la AFIP. Bajo el sistema anterior, los empleados de la AFIP recibían un porcentaje de la recaudación tributaria, lo que fomentaba una cultura de extorsión y presión sobre los contribuyentes. Con la eliminación de las llamadas "cuentas de jerarquización", el gobierno de Milei busca desincentivar la voracidad recaudatoria y promover un enfoque más equitativo en la recaudación de impuestos. La eliminación de estos incentivos perversos tiene como objetivo principal proteger los derechos de los contribuyentes y reducir la carga fiscal que enfrentan los argentinos. Javier Milei ha enfatizado que "lo que es de cada argentino es suyo y de nadie más", subrayando la necesidad de que el Estado no interfiera en la propiedad privada de los ciudadanos. Reacciones y expectativas ante el cierre de la AFIP La decisión de cerrar la AFIP ha generado reacciones mixtas en la sociedad argentina. Algunos celebran la medida como un paso hacia la reducción del gasto público y la eliminación de la corrupción en la administración tributaria. Otros, sin embargo, expresan su preocupación por cómo se llevará a cabo la transición y si la nueva ARCA será capaz de cumplir con sus funciones sin los incentivos que anteriormente motivaban a los recaudadores. El cierre de la AFIP y la creación de la ARCA representan un cambio significativo en la política fiscal de Argentina. Con la reducción de la burocracia y la modificación de los incentivos, el gobierno de Javier Milei busca establecer un nuevo paradigma en la recaudación de impuestos, centrado en la protección de los derechos de los contribuyentes y la eliminación de prácticas abusivas. A medida que se implementen estas reformas, será crucial observar su impacto en la economía y en la relación entre el Estado y los ciudadanos.