José María López Blánquez lleva toda su vida en Cataluña, es almeriense -de Gérgal- y partidario de la independencia de Andalucía... pero crítico, muy crítico con el proceso catalán
Se llama José María López Blánquez, nació en el municipio almeriense de Gérgal, pero como muchos, después de cursar estudios en Granada y Madrid acabó en Barcelona... pero él no llegó buscando trabajo como otros, sólo fue a pasar unos días allá por 1967, pero conoció a una chica "muy guapa" y esa circunstancia hizo que demorara su retorno hasta el punto de que allí sigue a día de hoy, casado con ella, pero ya jubilado de la empresa de electrónica médica a la que ha dedicado su vida laboral.
José María tiene clavadas en el recuerdo las palabras que a modo de insulto le espetó un "alto empresario catalán", que eran "usted es demasiado listo para ser andaluz". Pero no ha sido ese el único tropiezo en aquellas tierras motivado por su procedencia andaluza, y es que también fue el número dos en la lista del PSC al Ayuntamiento de Mataró y fue primer teniente de alcalde durante cuatro años, y el motivo por el que no siguió en sus filas es por que de nuevo su condición de andaluz era el argumento básico para laminarle.
De este modo acabó vinculándose al entonces Partido Socialista Andaluz (PSA) que acabaría siendo luego el Partido Andalucista (PA) que recientemente ha anunciado su autoliquidación. Con nostalgia señala que asistió al congreso en que la S de "socialista" fue eliminada y ahí se dio cuenta de que ese proyecto estaba tocado de muerte.
Llegados a este punto hay que destacar que a día de hoy, José María se define abiertamente como "independentista"... sí, partidario de la independencia de Andalucía, y por eso resulta relevante que a la vez manifieste que "la independencia de Cataluña perjudicará a los andaluces que vivimos aquí". Aclara que "soy independentista andaluz, aunque haya a quien le pueda parecer una locura, pero creo que cuando uno se administra, aunque sea su pobreza como en el caso nuestro, es mejor que te lo adminsitres tú a que te lo administre otro".
Puede resultar sorprendente y hasta contradictorio, pero para este hombre que ha estado siempre vinculado a los movimientos sociales, los andaluces siguen siendo en Cataluña "ciudadanos de segunda, y en cuando haya independencia pasaremos a ser de tercera o de cuarta". De hecho, alude a que en una de las últimas concentraciones por la Diada, un grupo de andaluces residentes en esa Comunidad y vinculado a la Casa de Andalucía en Barcelona, acudieron con banderas verdiblancas a mostrar su solidaridad un día tan especial "y empezaron a gritarnos españoles fuera". Apuntilla que "nos llamaban españoles, ellos, que montaron el Estado español conjuntamente con otros, nos llaman españoles a nosotros, que nos metieron con calzador y con espadas".
Es por todo esto que afirma que el debate sobre la independencia "me lo he tomado con cierta distancia, no ha querido intervenir porque es un tema de catalanes, pero obviamente me afecta por que yo vivo aquí". "Hasta ahora he llevado con cierta resignación mi condición de ciudadano de segunda, pero no estoy dispuesto a ser ya de tercera" afirma serio.
Jose María asegura que "nos ignoran", y "ni siquieran nos reconocen nuestra condición de andaluces, que es mucho más antigua que la de Cataluña, sin que esto tenga que entrar en un concurso... nosotros fuimos un pueblo que nos gobernamos solos, y ellos no, ellos fueron un apéndice del Reino de Aragón". Y añade como detalle que "si hay un sitio donde se tergiverse la historia es aquí".
Desde esa distancia con la que mira, cree que "la independencia se la han tomado de una manera frívola", a pesar de que "siempre ha estado arraigado en un sector minoritario de la burguesía catalana, quizá por que veían una forma de tener más beneficios, en tanto que al pueblo llano la independencia le viene de hace cuatro años".
El impulso al independentismo en estos tiempos desde las instancias del Gobierno catalán se resume en una frase que atribuye a un amigo catalán, y es que "para Artur Màs siempre es mejor ir a ninguna parte que ir a la cárcel". "Lo que busca es independizarse para quitarse de encima a la justicia española" traduce, y avanza que "no auguro un futuro muy calmado, por que se han dicho muchas barbaridades, y luego, el día 28 la gente va decir 'y ahora qué', porque la independencia no va a salir, por que hay muchos catalanes que no lo tienen claro, están inseguros, otros que lo tienen claro y no van a votarles, y luego una gran parte de la inmigración".
Respecto a las formaciones políticas y su futuro resultado, José María augura una derrota del movimiento independentista si los no catalanes acuden a votar, y pone como ejemplo que en las autonómicas suele ganar el nacionalismo precisamente porque este sector de la población no participa. Los hijos de los no catalanes tampoco están muy metidos en política por término general, y a los que lo hacen "les dura poco, hasta que les recuerdan que se apellidan López o Sánchez", en ese momento algunos optan por catalanizar su nombre, pero en cuanto sale a la luz su identidad andaluza vuelven a ser relegados.
Desde su punto de vista, los grandes beneficiarios de esos sufragios serían principalmente el PP y Ciudadanos, cuya candidata es andaluza "aunque no ejerza y probablemente no le guste mucho que se lo recuerden". No es así como se ve desde fuera de Cataluña, pero él añade datos que conocen quienes viven allí, como que los que lideran la candidatura auspiciada por Podemos, Cataluña Sí Que Puede, son todos conocidos independentistas "y el número uno hasta se cambia el nombre para disimular que no es catalán" o que la plataforma Súmate -independentistas no catalanes y castellanohablantes- no tiene más entidad que la que dan las subvenciones que recibe siendo su objetivo atraer el voto andaluz.
A Juntos Por El Sí la llama "gazpacho" y destaca que "no hay programa, no lo han presentado", mientras que a la CUP -cuyo candidato es hijo de andaluces- los califica directamente de "fascistas catalanes", considerándolos un remedo de los "batasunos", y dispuestos a irse no ya de España si no de todos los organismos internacionales, aunque les alaba que sean claros en sus planteamientos. También en la CUP hay andaluces que han catalanizado sus nombres con el fin de no ser de ciudadanos de segunda.
Mientras el debate está en independencia sí o no, José María pone sobre la mesa la situación crítica de los colegios, la privatización salvaje del sistema sanitario... la corrupción "institucionalizada"... todo tapado por "la bandera de Cataluña" con la idea de que con la independencia se resuelve todo.
A José María se le nota la tristeza de seguir siendo eso, un ciudadanos de segunda después de tantos años, y serlo sencillamente por no querer renunciar a su identidad andaluza. Una tristeza que se refleja en el modo en que habla del equipo de fútbol de su barrio y que él fundó con una equipación que es verde y blanca, o la Peña Bética de Mataró... pero no sólo eso, también estuvo en al creación de la segunda asociación de vecinos más antigua de España -la primera fue la madrileña del Pozo del Tío Raimundo- y que en aquel tiempo "se llamaban de cabeza de familia, por que sólo podían formar parte de ella los hombres"... y cuenta las mejoras que fueron logrando para los barrios degradados en los que vivían los inmigrantes andaluces, pero a día de hoy siguen siendo un colectivo inexistente para la administración catalana.
Terminamos la conversación con el deseo de volver algún día a Almería y a su pueblo, y con referencias a la xenofobia contra los andaluces que impregna el nacionalismo catalán, rememorando declaraciones tanto de Jordi Pujol como de su esposa, o los gritos contra los "charnegos" en cualquier acto de formaciones como la Asamblea Nacional Catalana entre otras.