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Se puede vivir sin amor, pero no sin agua

domingo 10 de enero de 2016, 21:25h

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El agua es la molécula más sencilla y necesaria de la bioesfera: dos hidrógenos y un oxígeno unidos con grado variable de firmeza y durabilidad por “puentes” (por éso se expresa como líquido, sólido-hielo-, y gaseoso –vapor).
Los hombres somos agua en un 60% de peso, las mujeres entre 50%-55% (según su diferente dotación grasa, dado su condición curvilínea y pragmática). La mayor parte de nuestra agua está “dentro de las células” (55%) y el resto las baña constantemente: preservar “esto” ha sido el objetivo fundamental de la evolución humana (conservar “el medio interno”), no la “adaptación al medio externo”, por éso la evolución es muy lenta, poco revolucionaria, digamos algo conservadora. Si no comemos podemos sobrevivir cierto tiempo sorprendente, pero si no bebemos empezamos a morir hacia el 4º día, de ahí que se haya dicho “al enemigo, ni agua”, o esto otro: “a los de Almería, ni transvase del Ebro ni agua, que vivan de su desierto”.
El agua determina la tierra, la vida toda y algo clave: El Clima. Cada día bebemos inconscientemente agua, y lo hacemos con todas las consecuencias. El agua no es pura, contiene muchos protones (acidez), sales (carbonatos y sulfatos de calcio y magnesio que la endurecen…), bacterias, virus, partículas, y, a veces, radionúclidos. La municipalidad se encarga de ofrecernos un agua aceptable (controlando las sales con precipitaciones o con movimientos de electrolitos; disminuyendo la microbiología, haciéndola segura, en suma y accesible…). Las frutas y verduras y los hongos contienen al menos un 95% de agua; la carne cruda alrededor del 70%-75%, y la tabla momia de bacalao mucho menos.
La vida en Almeria está determinada por el agua más que en otros territorios comparables (con la singularidad de Israel). Una parte significativa de la renta en esta tierra paciente, ocre, azul… y sureste, depende del agua; sin embargo, seguimos necesitados de ella, y, tal vez por ello, sabemos administrarla con gran economía de recursos, pertenecemos así al grupo insólito de los “xeroeuropeos”, palabra que acabo de acuñar y que regalo.
Nuestras plantaciones, vivas y necesarias, nos aportan alimento a los humanos, otros animales, insectos, hongos...; y la vida sobre el planeta (y especialmente la de los almerienses) se reduce a un contínuo de transformaciones energéticas entre la luz (fotosíntesis) y el calor (metabolismo oxidativo), entre las que se intercalan el trabajo, la cotidianeidad, los actos todos, las traiciones, la solidaridad, las emociones y los sentimientos humanos…, en Cataluña, también, sobre todo desde que al filo de la noche del sábado 9 de enero, un grupo fosilizado de anarco leninistas muy ideológicos presta 2 votos pragmáticos a los señores del club de tenis, la banca catalana, la bonanova, sant gervasi, el palu y es la bolsa bona si sona y…los fondos en andorra…
Un día nos negaron el agua, ahora el derecho global a decidir…, pero no desesperen porque el lunes 11 de enero lloverá finalmente…, y sí, se puede vivir sin amor, pero no sin agua.

Nicasio Marín

Concejal del Ayuntamiento de Almería por el Partido Popular

Médico de profesión. Ha sido presidente del Sindicato Médico en Almería