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Especuladores inmobiliarios

miércoles 16 de mayo de 2018, 07:26h

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¿Un juego? ¿Puedes vivir si te sale la carta? ¿Vivir es un juego de azar? “España es el Estado de la UE con menor nivel de protección social y con los mayores índices de exclusión residencial”. Lo dice un informe de la Fundación Alternativas, dónde se deduce una carencia de más de un millón y medio de viviendas sociales, que actualmente no llega al 1’5 del parque existente. En cambio, el estudio mencionado descubre que aproximadamente ese mismo número de familias se ven obligados a realizar un esfuerzo económico, en muchos casos imposible, para vivir bajo un techo. Un esfuerzo, cuando mínimo, superior al 40% de sus ingresos. Una situación insostenible, fomentada desde el Gobierno y las administraciones, incapaces de o desinteresadas resolver tan grave problema.

En cambio se suman y complementan quienes festejan la imposibilidad de que más de millón y medio de españoles, casi seiscientos mil andaluces, tengan que malvivir en una habitación ó cambiar continuamente de vivienda, por la imposibilidad de soportar los altos precios alcanzados por la vivienda y los continuos desahucios, que el Gobierno favorece, incumpliendo así el mandato constitucional. El gasto en fomento de la edificación y, en especial, el gasto público en acceso a la vivienda, ha caído más de un 65%, según Jordi Bosch, Doctor en Arquitectura y uno de los redactores del informe. Para empeorar el dato, las viviendas vendidas por Ana Botella al fondo Blackstone, al 10% del valor que se le había asignado cuando se construyeron, han sufrido una subida del 226%, por encima de ese precio asignado.

Organización de especuladores inmobiliarios debería ser el verdadero nombre pues se presenta como el objetivo real de cierta organización madrileña llamada de consumidores y expandida por todo el Estado a base de revistas.

Organización de especuladores inmobiliarios debería ser el verdadero nombre pues se presenta como el objetivo real de cierta organización madrileña llamada de consumidores y expandida por todo el Estado a base de revistas. Organización cuyo “pecado menor” a la vista de los generales o territorialmente extendidos, es menospreciar Andalucía. Desde exigir medidas mínimas para los boquerones, que imposibilitarían su pesca en el Mediterráneo y el Golfo de Cádiz, hasta nombrar a Getafe “cuna de la aviación”, ignorando, y no por ignorancia, el avanzado protagonismo de la Hispano Aviación, primera y única fábrica de aviones con patente propia, hasta que el General Franco decidió su compra por la estatal CASA, para y convertir en fabricante a la madrileña, que hasta entonces se había limitado a mantenimiento, con la técnica y los técnicos de la Hispano.

Lamentable hasta qué punto está incrustado el sentimiento centralista, no sólo en las Administraciones y el Gobierno, sino también -y lo más grave- en la gente, en medios de comunicación y en organizaciones como la receptora de este comentario crítico.

Lo que viene es peor, siendo gravísimo lo anterior, en tanto es un ataque a la economía de todo el Estado. Un cínico y solapado empuje a la burbuja del alquiler. Que se llame “idealista” quien aconseja precios imposibles para la mayoría, es propio de un sistema podrido. Que un responsable de una inmobiliaria califique “bien” a 1200 euros por 82m2, agrava considerablemente el problema y evidencia su rapacidad y su voracidad, movidas por el egoísmo de obtener más beneficio. Pero que una pretendida asociación de consumidores busque ventajas para los arrendadores y olvide a los arrendatarios; que se preocupe por el beneficio del propietario, sin preocuparle dejar en la calle a miles de familias, o que aconseje vivir en una habitación -como si fueran una de las “agentes sociales” del Ayuntamiento de Sevilla-; que obliguen a la gente a acudir a Cáritas o a hermandades para llenar los bolsillos de los propietarios, o permitir que suban los precios, para beneficiarse de las ayudas al inquilino, sólo merece un calificativo: de vergüenza.

Para empezar, parece que la voracidad recaudatoria sólo afecta a las clases bajas. Las “SOCIMI”, que se están haciendo con el parque de viviendas en alquiler y aumentan los sesenta mil desahucios anuales, no pagan impuesto de sociedades. Por lo visto, para el Gobierno echar gente a la calle es más importante que la creación de empleo. En España faltan más de 1.600.000 viviendas sociales; en Andalucía faltan casi quinientas mil, mientras hay más de quinientas mil vacías y se sigue financiando a las constructoras para que hagan más pisos inalcanzables. Se pregona la “necesidad” de contentarse con el alquiler, mientras se hace trashumante al arrendatario y se le impide vivir con continuas subidas.

Fomentar y proteger la especulación, se puede ver, es autoimpuesta tarea de la Administración y de ciertas entidades obligadas por su naturaleza a proteger al ciudadano. Todo el “esfuerzo” del Gobierno para cumplir el mandato constitucional, es participar en la promoción de vivienda pública con un ridículo 2%. ¿Será parte de su empeño por hacernos añorar al funesto General? Lo parece

Rafael Sanmartín

Estudió Filosofía y Marketing y es especialista en Historia. Ha trabajado en prensa, radio y TV. Obtuvo el premio 'Temas' de relato corto por El Puente (1988), así como el '28-F' (2001), por La serie La Andalucía de la Transición, emitida por Canal Sur Televisión. De su producción literaria cabe destacar: El País que Nunca Existió (1977), El Color del Cristal, novela (2001), La Importancia de un Hombre Normal, que narra la biografía de Blas Infante, (2003), Historia de Andalucía Para Jóvenes (2005), Grandes Infamias (2006) y De Aquellos Polvos... La Autonomía y sus orígenes históricos (2011) Para el autor "la Historia es el espejo donde podemos vernos y conocernos, aunque, como está escrita por los vencedores, debe analizarse con espíritu crítico para poder interpretarla".