Me parece estar viviendo un verdadero “déjà vu” con el andalucismo. Como si el andalucismo tuviese menos memoria que “Dolly en buscando a Nemo”, cuándo, pocos años después hay quienes intentan pactar, otra vez, con partidos estatales, esos partidos madrileños con disfraz de andaluz de “quita y pon”.
Los partidos estatales, son eso, estatales. No mienten a nadie, solo a los que se dejan engañar. Más temprano que tarde, dejan tirados los intereses andaluces en base a las necesidades madrileñas. Esas son las reglas sagradas de los partidos centralistas y unionistas. Hay quienes tienen estas reglas claras, y quiénes no. Esta es la democracia, defender las ideas de cada uno, desde el respeto y la confrontación de las mismas en el terreno de lo político.
Intentar, otra vez, dejar una parte del andalucismo, por muy pequeña e insignificante que esta sea, en manos de un partido con un jefe madrileño que no tiene ni la dignidad de reconocer a Andalucía como nación, al mismo nivel que vascos, gallegos o catalanes, ya de entrada, como nacionalista republicano que soy, me indigna. Hablo de Pablo Iglesias, hablo de Podemos, que ya, en la última contienda electoral engañó a los andaluces y andaluzas, dejando Andalucía sin grupo andaluz ni portavoz propio en el Congreso de los Diputados. Nada otro engaño más al pueblo andaluz por parte de la izquierda española.
Con los antecedentes del socialismo andaluz del PSOE-A, y del Podemos de Pablo Iglesias, no se fía de “estos” nadie, claro, nadie que no quiera quitarse la venda de los ojos, porque apena quede un resquicio de la venda por donde entre un mínimo de luz, verá de forma clara el nuevo engaño. Podemos, como PSOE, PP o Ciudadanos, solo les interesa el voto de los andaluces para, después, venderlos baratos y de segunda mano en el mercadillo del Congreso de los Diputados de Madrid, al mejor postor. Lo de siempre, nada nuevo bajo el sol de Andalucía.
Es por ello que este intento por parte de Teresa Rodríguez de conseguir un “Podemos andaluz” tiene todos mis respetos, y desde luego mi agradecimiento, pero no mi apoyo personal ni mucho menos mi participación. Un Podemos andaluz, sigue vinculado a Madrid por un cordón umbilical, imposible de cortar, por el que, a modo de coche teledirigido le llagan las órdenes de quien tiene los mandos en Madrid, nos pongamos como nos pongamos.
Otra cosa muy distinta sería, si Teresa Rodríguez rompiera con Podemos y formalizara su independencia política con el partido que tiene registrado.
Otra cosa muy distinta sería, si Teresa Rodríguez rompiera con Podemos y formalizara su independencia política con el partido que tiene registrado. Eso sí abriría un verdadero espacio donde poder confluir con su postura andaluza, pero a la vista de lo visto estos días, de la lucha del tira y afloja entre Teresa y Pablo, mucho me temo, que al final, habrá un refrito de nombres para intentar camuflar lo que no se puede esconder, que el mando lo tiene Madrid, para poner Andalucía a su servicio. Me quisiera equivocar, y tener que reconocer mi error ante una Teresa que haya roto lazos con Madrid. ¿Cómo pedir plena soberanía al pueblo andaluz, bajo a tutela de Madrid? No conozco peor ni más insultante contradicción.
Mientras tanto, las fuerzas nacionalistas andaluza comienzan a moverse en torno a una posible confluencia 100x100 andaluza sin dependencia alguna de partidos estatales. Una confluencia que ponga las bases de un PODER ANDALUZ sin hipotecas y con las manos libres para luchar por los intereses andaluces y comenzar a transformar la triste realidad social, política y económica de Andalucía, de las andaluzas y andaluces. Para ello es necesario paciencia, generosidad, pedagogía, mucha pedagogía, pero, sobre todo, ante todo no volver a cometer el error de pactar con partidos estatales.
Los andaluces deben saber que somos capaces de organizar nuestra política sin hipotecas ni tutorías externas. Que los andaluces tenemos capacidad política por nosotros mismos, con la suficiente fuerza como para ser los dueños políticos de nuestros destinos. Este debe ser el único objetivo del nacionalismos andaluz, demostrar con paciencia y hechos, que somos capaces de caminar solos y de forma independiente. ¿Cómo pedir plena soberanía para Andalucía, si no somos capaces de mantener nuestra independencia política? Solo desde la plena soberanía y coherencia en la acción política, podremos pedir nuestra independencia. Solo de este modo, se podrá abrir una puerta a la esperanza del regreso del nacionalismo andaluz a las instituciones que le pertenecen por derecho propio, y desde ahí, conseguir el objetivo de la plena sobernía andaluza.