Últimos días para ver los 45 autorretratos de Pérez Siquier en Espacio 2
jueves 13 de septiembre de 2018, 18:45h
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El autor captura su proyección en paisajes y objetos de su entorno
La exposición ‘Mi Sombra y Yo’, del fotógrafo Carlos Pérez Siquier, que ha estado durante todo el verano en el Museo de Arte de Almería en su ‘Espacio 2’, apura sus últimos días. La muestra, producida por la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino y en colaboración con el Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería, se podrá visitar hasta este próximo domingo, 16 de septiembre.
Premio Nacional de Fotografía en 2013, Pérez Siquier detalla que “la idea me surgió con motivo del paso de los años. Pensé que mientras estuviera de pie, erguido, vivo, se proyectaba mi sombra, cuando desaparezca o esté yacente no. Puedo desaparecer yo, pero quería dejar mi sombra por los espacios cotidianos en los que yo vivo. La proyecté sobre algunos paisajes, dentro de la casa, en la playa, de manera que formara parte del entorno en el que me ha tocado vivir”.
Un concepto que invita, por su naturaleza, a la reflexión reposada, más que al disfrute de otras obras más coloristas. “Entiendo que no es una exposición de cara a un gran público, sino más bien para expertos, gente metida en la fotografía y la imagen. De una perspectiva intelectual”. En cuanto al procedimiento, pese a ser el primer proyecto íntegramente digital realizado por Pérez Siquier, en la práctica ha sido como trabajar en analógico. “Lo hice con una pequeña cámara digital que me permitía hacer experimentos sin manipulación ninguna. Me gusta que la foto huela a fotografía. La cámara digital la ponía en automática y era como una analógica. Lo hacía a través del visor ocular, no con la pantalla. Por ética, hacía la foto y no comprobaba cómo había quedado, sino que no la veía hasta llegar a casa y entonces valoraba si había acertado o no, como antes cuando tenías que esperar dos días a que viniera revelada”.
Pérez Siquier considera que las facilidades que ha dado la manipulación digital abre una puerta de la que a veces se abusa. “No manipulo las fotos ni antes ni después, que el sistema digital lo permite… suprimir, acentuar un color, dar más luz donde no hay… Son facilidades que se le dan al mal fotógrafo. El fotógrafo debe jugarse el tipo, saber y tener antecedentes. Todo lo que en arte se democratiza, se banaliza, y todo el mundo se cree artista. Yo no me considero artista, sino un observador de la vida cotidiana y trato de tener un lenguaje personal que es lo que me ha podido dar una cierta categoría. Desde un punto de vista exigente, tienes que tener en el cerebro un conocimiento del arte, pintura, arquitectura, que aparece de alguna manera cuando haces la foto”, concluye.