Hace unas semanas, muchos de los periodistas de Almería participamos en unos talleres organizados por la Asociación de la Prensa y Google, y con la colaboración de la Universidad, sobre diversos asuntos, siendo uno de ellos las “fake news” o noticias falsas, lo que en castellano serían “bulos” o “paparruchas”, y es que quienes nos dedicamos a esta profesión estamos y sensibilizados con este problema que de nuevo ha mostrado su aspecto más cruel en el rescate de Julen, el niño caído accidentalmente en un pozo ilegal de Totalán.
A mi también me llegó por wasap la falsa noticia que desmintió la propia Guardia Civil, y que hoy, a la luz de la autopsia preliminar, vuelve a demostrar su mendacidad, pero lo sorprendente es que fue otro periodista quien me la hizo llegar. Reconozco que reaccioné bastante mal, pero es que no puedo creer que mientras nos afanamos por acabar con los bulos, haya profesionales que los difundan. El mensaje iba con el añadido "¿será verdad esta versión?"... pues ya veremos, veremos qué dice la investigación, pero lo que no parece ni mínimamente serio es hacer correr como noticia verdadera algo que es una suposición, y sin el más mínimo rigor.
Detrás de una paparrucha siempre hay algo, no son inocentes.
El bulo sobre Julen rezumaba racismo. Al fin y al cabo son gitanos… pues entonces metemos en el bulo algo de drogas, desatención de los niños… ¿Qué necesidad había de dañar la imagen de una familia en un momento como ese, cuando objetivamente lo importante era el niño, y lo demás... ya tocaría en su momento? Necesidad de malmeter, porque como indicamos, los bulos no son inocentes, siempre hay algo y alguien detrás, con un objetivo.
Recuerda al caso de Gabriel, el “pescaíto” de Almería, cuando al día siguiente de desaparecer ya circulaba también wasap un texto supuestamente escrito por el padre, en el que se aseguraba que “unos moros” en una furgoneta blanca se lo habrían llevado. Y eso dicho cuando su desaparición se producía en Níjar, un municipio con gran cantidad de población inmigrante –legal e ilegal- lo que podría haber provocado un estallido social como en su momento ocurrió en El Ejido. Evidentemente, no solo sabemos que aquello era todo mentira, también sabemos que no lo había escrito el padre.
Analicemos las coincidencias. En ambos, se utiliza una tragedia extrema, lo que permite tocar la sensibilidad de todo el mundo; en ambos hay un componente racista claro, que se une a la tercera característica, y es que los medios de comunicación no publicamos la verdad porque estamos “presos” del “progresismo”, como también las autoridades que investigan, que por supuesto, ocultan información para no dañar a colectivos marginales… árabes, musulmanes, hispanos, gitanos, homosexuales, mujeres…
Ya hemos visto como hay quienes agitan estos fantasmas con soltura, y relacionan delincuencia e inmigración cuando –como hemos demostrado en el caso de nuestra provincia en su conjunto, y en comparativas entre municipios- es radicalmente falso, o cuando hablan del maltrato a la mujer falseando datos o manipulando estadísticas. Les da igual.
En estos talleres a los que acudimos, fue puesta como ejemplo una información de Noticias de Almería desmintiendo un bulo sobre supuestas ayudas del Ayuntamiento de Adra a inmigrantes ilegales, musulmanes y gitanos… corría por las redes sociales, por los móviles… y cualquier almeriense podía detectar su falsedad, ya que ponía que el municipio estaba gobernando por Podemos, y a partir de ahí… todo mentira, pero claro, fuera de la provincia ese detalle se desconoce, de tal modo que quien tiene ganas de creer estas cosas, las cree.
Agenda
