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El momento de las preguntas

Por Moises Palmero Aranda
domingo 09 de junio de 2019, 15:06h

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Lo hicimos, entre todos, juntos. Conseguimos que fuese histórica la jornada de recogida de residuos del pasado día 8 en el Paraje Punta Entinas Sabinar. 100 voluntarios retiraron 25.000 kilos de basuras. Un esfuerzo titánico que nos llevó un mes de trabajo, de reuniones, de discusiones, pero lo hicimos. Gracias a la voluntad, a la necesidad, al interés por solucionar un grave problema que tenemos en nuestra provincia.

Pero no fue un éxito por las toneladas de residuos retirados, ni por el gran número de voluntarios, quizás esos sean los detalles menos transcendentes. Lo más importante, lo que queremos que marque un antes y un después, fue que entre los participantes estaba representado el sector agrícola, el sector de naturaleza, el Ayuntamiento de El Ejido, la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, y muchos particulares que tienen el mismo objetivo. Cada uno de los agentes implicados aportó lo que estaba a su alcance, olvidándose de las obligaciones, de las competencias, de los argumentos esgrimidos en el pasado. Se olvidaron de su propia imagen, de sus disputas, de sus intereses particulares y se unieron por el bien común, porque lo que se hizo allí nos beneficia a todos.

Ahora, después de la increíble acción, llega el momento de responder a las preguntas que todos los involucrados nos hicimos aquella mañana, porque mientras trabajábamos tuvimos tiempo de debatir, de compartir, de aportar nuestros puntos de vista.

¿Por qué se acumulan 25 toneladas de residuos en un Espacio Protegido? ; ¿Cuál es la razón para que un mal gestor prefiera abandonarlos en cualquier lugar en vez de llevarlos a las plantas de gestión?; ¿De quién es la responsabilidad de los residuos que se generan, del agricultor, de los gestores, de las administraciones?; ¿Son las sanciones económicas la única forma de acabar con esto?; ¿Estamos preparados para valorizar todos los residuos que generamos?; ¿Son las administraciones las que deben recoger esos residuos?; ¿Sirven de algo estas acciones puntuales de sensibilización?; ¿Qué puedo hacer yo como productor, como gestor, como administración, como ciudadano?.

Son algunas de las muchas preguntas que surgieron aquella mañana, y muchas las respuestas y posibles soluciones, que bajo la experiencia de cada uno, se aportaron. Por desgracia, casi todas llegaban al mismo punto, a la economía. Todo se reduce a eso, a sacar el mayor rendimiento económico de nuestros esfuerzos, olvidándonos de lo demás, del medio ambiente, de la imagen del sector, de nuestra salud, de los problemas y gastos que generemos a nuestras administraciones y por consiguiente a todos los ciudadanos. Solo miramos nuestro bolsillo, nuestra comodidad, nuestra minúscula porción del mundo.

Tenemos que aprender que el mejor residuo es el que no se genera, y tenemos que conseguir, a través de la gestión y valorización de los mismos, que nunca se convierta en basura.

La última pregunta que os dejo se la hizo una niña a su madre la mañana del miércoles. Ese día fuimos a su cole a mostrarles las artineras, el bosque de Maytenus senegalensis, que tienen justo al lado de su patio. Le explicamos la importancia de conservarlos, de cuidarlos, de mantenerlo limpio y del daño que hacen las basuras al medio ambiente. Nos creyeron, confiaron en nosotros, y como si les fuese la vida en ello, los 150 alumnos del centro, dedicaron parte de la mañana a recoger la basura que allí había. No pudimos nada más que felicitarlos por su esfuerzo y le dimos las gracias por su trabajo. Cuando Elenita volvía a casa, sonriendo, feliz por el compromiso adquirido, vio, al pasar por la explanada donde había estado el mercadillo semanal, muchas bolsas de plástico que el viento movía de un sitio para otro. Con la experiencia que le dan sus cinco años lanzó una pregunta demoledora: ¿Por qué si yo sé que hay que cuidar el medio ambiente ellos se dedican a ensuciarlo?

A ver como se lo explicamos la próxima vez que la veamos para que siga confiando en sus mayores, en sus profesores, en sus padres, en los que le dicen que esto es una responsabilidad de todos.

Por eso quiero felicitar a las familias que llevaron a sus hijos, a sus nietos, a echar una mano. Hay cosas que no se pueden explicar, hay que vivirlas para entenderlas. Ejemplo y educación.

Moises Palmero Aranda

Natural de El Ejido, Almería. Licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad de Almería. Desarrolla su trabajo en el mundo de la Educación Ambiental desde la Asociación El árbol de las piruletas, donde ha utilizado la literatura como una herramienta más de sensibilización. Es autor y narrador de cuentos infantiles, entre los que destaca El árbol de las Piruletas y Un delfín entre las estrellas (próxima publicación) Secretos en el Sendero, nueve relatos de misterio donde se mezcla literatura, senderismo y geocaching, es su primera publicación en solitario. 32 motivos para no dormir; Pasos en la oscuridad; Taller de cuentos; 12 caricias; 13 muertes sin piedad; Ángel de nieve; Ulises en la isla de Wight; Crímenes callejeros; El oasis de los miedos; Letras para el camino, El mar, la mar, Relatos Velezanos V son algunas antologías donde aparecen sus relatos. Colabora en Candil Radio con los programas “La mirada del delfín viajero” y “Letras de Esparto”. En radio UAL dirige y presenta el programa de entrevistas Radio Ecocampus. También ha hecho sus pinitos en el mundo del cortometraje con El hombre y la flor. Otra oportunidad y su guión “Residuos” fue el ganador del I Concurso de guiones para cortometrajes “Carboneras Literaria”. Socio fundador de la Asociación Literaria y Cultural Letras de Esparto.