Cada uno contó su propia experiencia en aquel día cuyos secretos desvela esta publicación
Hasta cuatro testigos de la caída en Palomares de las famosas bombas nucleares norteamericanas en 1966, acudieron el pasado viernes a la presentación en Antas del libro "Palomares en los papeles secretos de EEUU", del periodista Rafael M. Martos, director de noticiasdealmeria.com
El acto fue organizado en la cafetería Leo por la Asociación Argaria y contó con las colaboración del Ayuntamiento de Antas, y su presentación corrió a cargo de Javier Irigaray, de Radio Almanzora Información.
Martos detalló cómo la documentación desclasificada por los EEUU, y que es la base del libro, siendo reproducida gran parte de la misma, refleja que las distintas administraciones norteamericanas se van pasando esta "pelota", y que lo mismo sucede en el Estado español, siendo una constante en las relaciones entre ambos países aunque en ocasiones no esté en un primer plano.
El autor mostró papeles que, a pesar de haber sido desclasificados oficialmente, lo relativo a Palomares ha sido tapado para mantenerlo en secreto. Contó también algunas anécdotas extraídas de los propios papeles, en los que se muestra lo que se pagaba por lucro cesante a pescadores y agricultores, lo que costó la extracción de las bombas, y ya más recientemente, datos relativos a ministros como Chacón (PSOE) o Moratinos (PP). Y lo más interesante, los desfases de mediciones de todo tipo sobre extensión y niveles de contaminación o afectación.
En el coloquio posterior tomaron la palabra cuatro testigos de aquellos sucesos, como por ejemplo un joven maestro entonces y hoy jubilado, que vio lo ocurrido desde la ventana de su aula, otro por el contrario era un alumno que se llevó "un pescozón" por parte de una monja porque se atrevió a mirar por la ventana cuando oyó el estruendo, uno más mencionó cómo se convirtió en un recuerdo llevarse "latas" del avión y las bombas... hasta que se enteraron que la Guardia Civil estaba requisando todo eso... Los asistentes coincidían en la locura que era tener aviones con armas nucleares en rutas de 20 horas permanentemente en vuelo.
Para acabar, se proyectó un vídeo con fragmentos de tres películas del Ejército norteamericano desclasificadas sobre este asunto.