Déjenme que solo coja el último verso del que quizá es el poema más recordado del morisco Miguel de Cervantes, el que concluye con eso de “miró al soslayo, fuese, y no hubo nada”, porque es lo que me viene a la cabeza después de la exhumación y la reinhumación del dictador Francisco Franco, la que tantos ríos de tinta y horas de televisión ha hecho correr desde que lo planteara el expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero.
Pues eso, que ya está, que ya se ha hecho, que no ha pasado nada y que la vida sigue.
Lo que sí me ha llamado la atención es el reconocimiento explícito de nuestros políticos de su incapacidad para gestionar dos cosas a la vez. Claro, así nos va.
Resulta que hablar y gestionar desde el punto de vista legal la exhumación del dictador, era una excusa para no hablar del bloqueo político de Pedro Sánchez, para no hablar de la guerrilla urbana en Cataluña o su situación, o el objetivo era tapar la peor EPA de los últimos años… como si después del traslado –incluso durante el mismo- la vida no siguiera, y todos volviéramos a hablar del bloqueo, de Cataluña o de la EPA.
Es cierto que no era algo urgente, por eso se ha tardado más de cuatro décadas, como tampoco es urgente que por dignidad democrática tengamos un jefe de Estado elegido por sufragio universal en vez de por razón de sangre, pero algún día habrá que abordarlo, como mientras tanto, tampoco es urgente que en los derechos dinásticos sean iguales entre hombre y mujer, pero ya deberían haberlo resuelto los interesados.
Pero para mi le mejor de la jornada del 24 de octubre –tiene gracia que Pablo Iglesias quisiera que se pospusiera a después de las elecciones… ¿tal vez al día 20N?- ha sido el show humorístico de los Franco.
Pero para mi le mejor de la jornada del 24 de octubre –tiene gracia que Pablo Iglesias quisiera que se pospusiera a después de las elecciones… ¿tal vez al día 20N?- ha sido el show humorístico de los Franco.
A ver si no cómo se entiende que los familiares y admiradores –ambas cosas no tienen por qué coincidir- se quejen de que “esto parece una dictadura”… que igual sí porque de eso saben bastante; que se quejen de que no se respetan sus derechos humanos… como si el muerto los hubiese respetado alguna vez; o incluso han llegado a decir como un reproche que “hemos vuelto al NODO” como si el NODO no les hubiese sacado guapos a ellos. Y oye, hasta han sido un poco gamberretes, que les prohibieron grabar dentro, y grabaron “todo” ¿Qué habría hecho Franco si alguien se salta una norma así? ¿y qué habría hecho Franco si alguien cantaba la Internacional o alzaba una bandera comunista? Pues ellos cantaron canciones de exaltación fascista y exhibieron simbología prohibida… impúdicamente… un poco gamberretes estos niños bien.
Y ahora, a seguir, que Blas Infante sigue en una fosa común, y Federico García Lorca también, que en Almería hay 11 fosas comunes, y por mucho que se hable de las subvenciones de la Memoria Histórica, de todas ellas solo se ha actuado en una, y se apuntan casi 400 víctimas en toda la provincia, cuyas familias merecen como mínimo, el mismo respeto que se ha tenido con quien encabezó una sublevación militar para hacerse con el poder, que tuvo tanta resistencia que un golpe de estado se convirtió en guerra prolongada por tres años, y luego imprimó una represión tan brutal que a día de hoy aún hay personas que justifican que hizo cosas buenas.