Si a cualquier almeriense se le pregunta qué se conmemora el 26 de diciembre en la ciudad, la respuesta irá desde el “ni idea” hasta “la toma de Almería por los Reyes Católicos en 1489”, lo que seguramente demostrará que… tampoco tenían ni idea.
Y es que este hecho es uno más de la “history fake” que aprendemos en el colegio y repetimos como papagayos, cuando la realidad fue muy distinta. Pero incluso sin entrar en demasiados debates epistemológicos habría que comenzar fijándonos en el detalle de hasta qué punto los andaluces rechazamos íntimamente la tremolación de ese tipo de estandartes, que a la palabra “pendón” la hemos dotado de un significado social negativo.
Lo cierto es que la ciudad de Almería no fue “tomada”, sencillamente capituló, que es muy distinto, y para conocer la diferencia basta preguntar a cualquier militar. Se “toma” por la fuerza de las armas, y no fue el caso almeriense, que abrió sus puertas a los conquistadores, que entraron sin baño de sangre en ese momento tras firmar su rendición.
-Vale… no fue toma, pero aquello ocurriría en Almería ¿no?
La respuesta es no. Tampoco las capitulaciones se firmaron en Almería. Fue en Baza, hoy en la provincia de Granada, pero tan ciudad y tan nazarí como Almería.
-Bien… pero sería el 26 de diciembre cuando se capituló, dirá alguien.
Pues tampoco. Se firmó el día 10 de diciembre, y lo cierto es que los acuerdos no fueron elevados a definitivos hasta el 11 de febrero de 1490 en la ciudad de Écija.
-Ya, pues el 26 sería la entrega de la ciudad a los Reyes Católicos.
Va a ser que no. Eso sucedió el día 22, y ni tan siquiera los reyes conquistadores habían llegado a la ciudad.
-Entonces será el día en que entraron en Almería Sus Majestades.
Me temo que no es así, porque Fernando, el Rey de Aragón, llegó el día 23, e Isabel, la Reina de Castilla-León, el día 24, y esa fue la fecha en que entraron en la zona rendida, pero no en la ciudad de Almería. Y no, tampoco es que fuera miles de personas las que se congregaran a su paso vitoreándole porque como parece evidente, los habitantes, en su inmensa mayoría musulmanes, sabían lo que se les venía encima con la llegada del nuevo régimen. Además, muchos se habían ido ya a Granada, y otros se sublevaron poco después, por lo que está claro que los reyes extranjeros no fueron acogidos con regocijo.
-¿Y qué pasó el 26 diciembre para que hoy se tremole su pendón?
Sencillamente se ofició una misa en la que hoy es catedral, y que era la mezquita mayor de la ciudad (por cierto, que Paco Escámez detalla en su tesis doctoral que “En la Diócesis de Almería, por su trayectoria histórica, no consta si existió alguna basílica en los primeros siglos”, por lo que la catedral, antes mezquita, no venía de ser iglesia). Los Reyes no celebraron la Navidad de 1489 en la ciudad, sino en la mezquita del Palacio de la Somdihilla o Arboleas-Alhadra según relata el Padre Tapia en la Historia General de Almería y su provincia.
-Pero al menos ocurriría todo en 1489 ¿no?
Pues no está tan claro. Según recoge Rafael Leopoldo Aguilera en su blog “Dos años después, Sus Católicas Majestades, establecían su campamento junto a Almería, donde fueron visitados por el Rey “El Zagal” quien les entregó las llaves de la ciudad y los acompañó en su entrada a la población, el 26 de diciembre de 1491”. De esta cita lo importante es el año, 1491 “dos años después”, por tanto, no fue en 1489 la entrada.
Pero es que los dominicos, custodios de la Virgen del Mar, afirman lo mismo, que "el 21 de diciembre de 1502, recibió la noticia de su aparición [de la Virgen] fray Juan de Baena, prior del convento de Santo Domingo el Real, fundado por los Reyes Católicos al tiempo de la capitulación de la entrega de la Ciudad por El Zagal, el 26 de diciembre de 1491”.
Incluso en el libro “Historia de los Reyes Católicos” escrito por el bachiller Andrés Bernáldez de Mendizabal, se fija la “toma de Almería” en 1491.
Pero como no se trata de ser prolijo en datos, sirvan estos ejemplos para al menos, dejar en evidencia que tal vez, ni tan siquiera el año es correcto. O quizá sea lo único cierto.
Quizá hay un dato que lo explica todo y que de pasada hemos mencionado. Resulta que en aquellos tiempos, los años se hacían comenzar coincidiendo con el 25 de diciembre, fecha del nacimiento de Jesús, de tal forma que si tomamos la fecha de la 11 de febrero de 1490 que es cuando las capitulaciones se oficializan, corresponderían a 1491, de ahí que se pueda afirmar que la rendición es ese año, y solo a partir de entonces es cuando podía tremolarse el pendón.
En todo caso no es hasta 1699 cuando se documenta la primera tremolación del pendón con el ritual que más o menos se usa en la actualidad, y eso quiere decir que han pasado alrededor de tres siglos. Es decir, que tampoco se viene haciendo “toda la vida” ni tan siquiera de modo continuado después de que se hiciese la primera vez por motivo de conquista.
Pero hagamos aquí una nueva aportación según extraemos la información del “Episcopologio de la Diócesis de Almería”, un documento inédito del cuevano Miguel Bolea y Sintas (1836-1908) conocido como “El sacristán de Velefique”, que detalla que desde la ocupación de la ciudad –no la provincia- por los nuevos monarcas, se comenzó a celebrar lo que hoy conocemos como “Día del Pendón” (aunque esto contradice en dato que aportábamos antes), pero en 1546 el Concejo –Ayuntamiento- decide suprimirla “porque era tanta la pena que esa fiesta causaba a los moriscos, que en ese día permanecían encerrados en sus casas derramando llanto. Los Señores de Almería, por una mayoría considerable, creyeron no debía ocasionarse a los moriscos pena semejante y acordaron suprimir aquella fiesta”. De los 24 miembros, solo un regidor se dirigió al Rey (Felipe II, durante estos años firmaba sus decretos en nombre de la Catholica Reyna y Emperador y Rey mis señores), cuestionando la decisión, y entonces éstos ordenaron –la Real Cédula debe estar conservada en el Archivo Municipal- que de ninguna manera se suprimiera la conmemoración de su victoria –al fin y al cabo seguían usando el patronímico “Católicos” todos ellos y eran de la misma estirpe- sobre la ciudad.
Aquí habría que apuntar otro detalle, y es que la población almeriense debía ser en aquellos momentos muy mayoritariamente morisca, o de lo contrario se antoja imposible que un asunto como éste fuera abordado en el concejo, y que recibiera un respaldo tan abrumador como ese 23 a uno. Y es que lo de la expulsión y la repoblación es otra fake news de la historia.