"El peligro es que el fascismo puede renacer por falta de una verdadera oposición de izquierdas".
Leo Bassi, genial e imprescindible, único heredero vivo del inmenso Darío Fo
Ahora sabemos el porqué del misterioso proceder del satrapilla de Galapagar, ese que en vano trata de ocultar su chepa con la colita de caballo (la de la montura prestada del moro pasiego de tapadillo Abascal). Cuando perpetró la ridiculez de regalarle Juego de Tronos al Preparao VI durante su visita al Europarlamento, alguien próximo al guionista del truculento folletín de tinte escatológico citado debió informar al Coletas de las vicisitudes de un personaje de la temporada segunda, con el que a la postre tal vez acabaría identificado metafóricamente, espejo de traidores sin escrúpulos ni dignidad humana: el bastardo hijo de Roose Bolton... Ramsay.
Su majaraní y él desde que pusieron a la militancia en el brete de tener que votar el espantajo 'o nosotras y el casoplón o el caos', finalmente lograron el negocio redondo: mansión por la jeta y olla de grillos despanzurrando los Círculos. Tras forzar la aceptación de ese cursi capricho infantil aburguesado con piscina, ya sus zampatortas adeptos pueden tragarse cualquier cosa, sobre todo si babosean por un carguito. El guillotinamiento del secretario general en Catalunya, el gran Albano Dante, y la fumigación de la responsable de la comisión de garantías, mostraron a las claras la genuina vocación inquisitorial del mesiánico Don Pablo, tenebrero torquemadilla purgador de saldo. Ahora proceden a la operación Teresa Rodríguez en Andalucía, con objeto de liquidarla políticamente, sin saber que con esas maneras mussolinianas el marquesito del chalet sólo conseguirá terminar de pagar la hipoteca con los cuernos, y con su fustigadora doña imponiéndole horarios de visita al palacete a golpe de espuela. Gratis no le va a salir a ese pretencioso capo paragoebbelillo abulense.
Nos espera una teatralizada legislatura de gestitos: quién aplaude con más ganas a las testas coronadas, campañitas de imagen para autopromocionarse, vacuas consignas radiotelevisadas de dudosa trascendencia y verosimilitud, una 'oposición' de pega con el pedante charlatán del máster-relámpago, el difamador e hipócrita crónico Casado - amaestrado por la clerigalla opusina - sobreactuando con la histérica Arrimadas acerca de dramatizados temas, los cuales parece que ensayan antes en comandita por cibercam con su director espiritual... mas de resultado propagandístico fallido, como de hermanos Calatrava estreñidos en una escuela de novicios. Y sin faltar el cínico impresentable de gañanescas maneras Abascal, que cuando excreta sus verbales defecaciones pestilentes, por su bocaza de matoncillo loyolista, parece que desde Roma orquestan una voladura controlada del irredento Estado peninsular. Así va con esos 'adversarios' del tinglado de la rancia farsa: Sánchez encantado de haberse conocido, en plan castañuelas... y hasta la Gusana Díaz en Sevilla hace acopio de confeti.
Si además la Sociedad Civil está desmovilizada y manipulada por los media del Gran Capital y sus tiralevitas-'perrodistas', la vergüenza podemita de ejercer de palanganeras del torturador Billy el Niño, aun con rectificación posterior por el revuelo suscitado, unida a la denegación de que se investiguen posibles chanchullos del Campechano I... toda esa bazofia tercermundista se enmarca a la perfección en memeces del tipo de la antiempática Irene Montero - no, la culpa no es de tu coach, princesa - cuando se tira el pegote de que los aplausos al hijo del rey de Franco podrían haber sido necesarios para subir el SMI, insultando la inteligencia del respetable.
Todos estos nuevos camisanegras de 'izquierda', entusiastas ensoberbecidos del despacho, la moqueta, la secretaria y la escolta, se llenan la boca del maestro Gramsci, y se olvidaron de una de las principales características del fascismo denunciada por el genio sardo: la Estatolatría. Porque el Fascismo lato sensu consiste en la compulsión maníaca por abusar de otros con impunidad, en especial desde los aparatos del Estado, con desprecio total de la Ley y de los nobles espíritus cívicos o democráticos. Seguro que os suena... demócrata-orgánicos 'constitucionalistas' cañís y de las JONS, ¿verdad?
Aquel vicepresidente florero quizá soñara en medio de la noche que se había transformado en el depravado Ramsay, malote de Juego de Tronos. Le parecería maravillosa al medialeche la sensación de carecer de problema de conciencia alguno. Entonces, entre las sumisas tinieblas de los locutores nocturnos de radio nacional, los canónicos maitines del espacio religioso nacional-catolicista (buenos días nos dé dios) podrían devolverle a la terrible realidad en este mayorazgo eclesiástico que sufrimos todos... no, su situación final no tendría nada que ver entonces con la del último de los Bolton, sino con el postrero destino sobre la nieve de uno de sus sicarios en la serie, tras un 'accidente' imprevisto: ¿y si en realidad de modo alegórico ya se hubiese vuelto, emasculado por sus malas artes, un vulgar Polla Amarilla?