Hace falta mucho desahogo, pero el PSOE-A lo viene teniendo desde ni se sabe… por ejemplo cuando rechazó explícitamente en su ideario asumir el andalucismo, un concepto político que reclamaba incluir la delegación almeriense, pero tira de andalucismo siempre que le interesa.
Aquello ocurrió durante su constitución como partido, a instancias del incalificable cacique Alfonso Guerra, aquel siniestro personaje que siempre vio en Andalucía un cortijo, por lo que tenía puesto un despachito a su hermano Juan en la Delegación del Gobierno de Sevilla, para que se tomara unos “cafeses” con quienes necesitaran medrar, hasta el punto de que su comportamiento dio origen a la tipificación del delito de “tráfico de influencias”.
Es por cosas así, por ese doble o triple lenguaje, que a algunos con memoria, no llega a sorprendernos ese desparpajo con el que ahora el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, Jesús María Ruiz, afea al gobierno andaluz del PP y Ciudadanos, que Andalucía sea la Comunidad Autónoma con mayor porcentaje de profesionales sanitarios infectados por coronavirus.
Desparpajo, y mucho, hay que tener para realizar esa afirmación sin despeinarse, porque hay que tener en cuenta que el Gobierno central que preside el socialista Pedro Sánchez, asumió todo el poder con el Decreto de Estado de Alarma, y que su ministro de Sanidad, Salvador Illa, encabeza el comité de crisis en el que además, solo hay ministros del PSOE.
No solo eso, es que España es el país del mundo ¡del mundo mundial! que más sanitarios tiene contagiados por COVID19… pero al PSOE de Andalucía, no le resulta relevante ni lo uno ni lo otro, ni quién tiene el mando único, ni quién lidera el siniestro ranking del luto sanitario.
Al PSOE de Andalucía le parecía “poner palos en las ruedas” que la oposición cuestionara la gestión del Ejecutivo central por comprar mascarillas fake que han supuesto el contagio de miles de sanitarios, y pedían “arrimar el hombro”, pero ellos sí pueden jalear que “Más de 7.500 profesionales sanitarios han estado afectados o aislados de baja, con riesgo de contagiar a sus propias familias”.
Es decir, que señalar con el dedo la responsabilidad del Gobierno andaluz por 7.500 contagios es hacer oposición, pero señalar con el dedo la responsabilidad del Gobierno español por 45.000 contagios es falta de lealtad institucional… aunque sea éste quien tiene asumido todo el mando, y oye, a tiempo están de incidir más si aquí se está haciendo algo mal.
Eso sí, cuando el médico Spiriman dona mascarillas caducadas al SAS, y tras detectarse, son retiradas, entonces la culpa es del Gobierno andaluz, pero cuando son compradas y pagadas con dinero público, entonces criticarlo es maldad.
Que el Gobierno español incaute material comprado por la Junta de Andalucía, no supuso el más mínimo reproche, como tampoco cuando el Gobierno central dispuso repartir 1,5 millones de mascarillas en todo el Estado y el Gobierno andaluz repartió entonces 5 millones en las ocho provincias, y hasta Inditex hizo una donación a Andalucía cuatro veces mayor a la aportada por Sánchez e Illa. Eso tampoco es relevante para el PSOE de Andalucía.
Que el Gobierno español cierre el Portal de Transparencia, que adjudique compra de material sanitario a empresas con domicilio desconocido, o a empresas condenadas por estafa, y que pague en paraísos fiscales, no son algo relevante para el PSOE de Andalucía, que como sabemos, ha sido ejemplo de honestidad en su gestión a lo largo de los últimos cuarenta años de Gobierno en Andalucía, porque solo dos de sus cinco presidentes han sido condenados por corrupción.
Tampoco se les conoce a los socialistas andaluces que, arrebatados por su profunda defensa del autogobierno, hayan mostrado deseo alguno de que el Estado deje a Andalucía gestionar sus propia desescalada.
Pero nada nuevo bajo el sol, porque aunque no esté en los libros de texto andaluces, la hemeroteca recoge la discusión mantenida entre Blas Infante y el diputado socialista Joaquín García Hidalgo, el 1 de febrero de 1933 en el artículo Un vivo incidente entre el diputado señor García-Hidalgo y don Blas Infante:
“El Sr. García-Hidalgo, dirigiéndose al señor Infante: Protesto por ese viva Andalucía libre.
El Sr. Infante: ¿Qué quiere usted que dijera, viva Andalucía esclavizada?
El Sr. García-Hidalgo: Bastaba con haber dicho viva Andalucía, o viva Andalucía española; porque con este viva a Andalucía libre, no veo posibilidad de Estatuto andaluz”.
En fin, que si nos ponemos a hacer memoria histórica… se explican muchas cosas.