En el minuto Cero del desastre, ellos estuvieron ahí. Les podríamos llamar héroes, pero realmente, se quedaría corto un término tan manido para una labor que ha trascendido el confinamiento y el distanciamiento, porque su trabajo por los demás y por tod@s ha llegado más allá de Cuevas del Almanzora, de Almería y de España… Ellos, además, se definen ‘solo’, y ahí es nada, como personas que actúan por responsabilidad social. Un concepto muy grande, del mismo tamaño que las consecuencias de sus actos. No son médicos, pero han salvado vidas. No son Policía ni Guardias Civiles, pero han protegido a los que lo necesitaban. No han salido de casa, pero han llegado hasta Inglaterra. Han sido el primer escudo en un campo de batalla sin trincheras, en un ‘bombardeo’ que ha llegado por sorpresa, que ha llegado con nocturnidad y alevosía y que ha puesto patas arriba un mundo en el que el ser humano se creyó Dios, se pensó invencible, pero descubrió que hasta un ‘bicho’ invisible, desconocido, del que se escuchó hablar desde allá a lo lejos, pondría en peligro sus vidas y marcaría su existencia para siempre, marca ya la historia de la humanidad envolviéndonos a todos en situaciones inimaginables.
Y en ese minuto Cero, en esas circunstancias, con una población, una estructura y unas infraestructuras, de pronto descolocadas, de pronto pequeñas, de pronto huérfanas, se empezó a poner en marcha una maquinaria impulsada por esa responsabilidad social, por las ganas y la imperiosa necesidad de proteger a quiénes estaban ya en la primera línea de una inesperada ‘guerra’ sin cuartel. Y pusieron sus conocimientos, recursos, horas… pusieron su trabajo voluntario, implicado e impagable, al servicio de tod@s los que tenían la misión de curarnos, de protegernos, de velar por los más vulnerables, de luchar por no dejar a nadie en el camino… en el frente, cara a cara, con el Covid-19.
Ricardo, Alfonso, Jorge, José Antonio, Sócrates, Francisco Jesús armados con impresoras 3D y con munición propia y donada (filamento, acetatos, gomas…) y con un equipo mucho más numeroso, de casi 100 personas, integrados en el grupo denominado FABLAB Zona Norte de Almería, fabricaron esos primeros escudos que permitió a sanitarios, profesionales de los centros de mayores, miembros de Protección Civil y cuerpos de seguridad, luchar en esos primeros momentos de desasosiego, de incertidumbre, de miedo… contra la amenaza mundial del Coronavirus. Protegieron a quienes nos protegen a base de cooperación, de espíritu de equipo, de colaboración con administración local, con empresas, particulares que conociendo su gran labor no dudaron en ofrecerse y surtirlos del material necesario para continuar imprimiendo los escudos más fuertes que pueda haber, los que llevan la marca del amor al prójimo y del anteponer al colectivo frente al individuo. Una lógica que permitió frenar en los primeros días de la dura contienda el sorpresivo ataque viral.
“Funcionamos juntos”, remarca Ricardo Rodríguez, el profesor de Tecnología del IES Jaroso en Cuevas del Almanzora, que nos explica cómo se montó, se engrasó y se puso a trabajar una maquinaria de tal urgencia a base de voluntades y de organización. “Me contactó José Vicente, un profe de tecnología como yo, de Huércal-Overa, comentándome que se había formado un grupo de personas a nivel andaluz que se dedican a la impresión 3D de material de protección sanitario” , hablamos con el Ayuntamiento para darle difusión a la iniciativa y formar un grupo de gente con impresoras 3D con el fin de fabricar pantallas de protección, Alfonso Pérez fue el primero que me llamó y empezamos a funcionar y terminar de montar el miniequipo de Cuevas. El alcalde y la concejala Isabel de Haro nos ayudaron en todo momento para conseguir material. A nivel Andalucía empezamos a crecer, hasta los 1900 actuales, por lo que tuvimos que subdividirnos en provincias y en zonas. Nosotros, los de la Zona Norte de Almería vamos desde Garrucha, Vera, Mojácar, Cuevas, Huercal Overa y la comarca de Los Vélez, Albox y la zona del Mármol. Nos organizamos para que cada grupo pudiera abastecer primero a lo más cercano y urgente y después a las peticiones que nos fueran llegando de forma grupal, manteniendo en todo momento una comunicación y una coordinación exhaustiva, gracias a eso hemos llegado a todas las demandas, que al inicio eran muchas y de forma ágil y efectiva, con la colaboración de administraciones, empresas y particulares para la dotación de materiales y la distribución”.
Y así… sin parar, con ganas y entusiasmo, rediseñando los modelos para hacerlos más cómodos y eficaces, y sintiéndose de esa forma en que uno se siente cuando sabe que hace lo que tiene que hacer, implicando a sus familias en esta acción social impagable… han fabricado más de 1.000 pantallas en Cuevas del Almanzora, y más de 7.600 para toda la Zona Norte de Almería. Los escudos fabricados en Cuevas del Almanzora han llegado a los centros de salud, residencia de ancianos, Policía Local, Protección Civil, Guardia Civil, entidades bancarias y asesorías, entre otros pequeños comercios, así como al centro de salud de Macael; el Hospital de Huércal-Overa; Hospital de Lorca, Alcantarilla y centros de salud de la provincia de Murcia; Hospital Carlos Haya y 061 de Málaga; Hospital del Sol de Marbella; Hospital Universitario de Badajoz; centros de salud de la Línea de la Concepción en Cádiz; Hospitales de Albacete; Hospital Vall D’Hebron de Barcelona e incluso han viajado hasta Inglaterra, hasta el Royal Berkshire Hospital en Reading.
FABLAB Zona Norte de Almería no ha parado con el virus, se ha movido impulsado por un estímulo tan sencillo como admirable: “era necesario echar una mano, había un problema y esto era lo único que podíamos hacer, así que lo hacemos”, apunta Rodríguez. Y se hizo, se hace y se seguirán haciendo, porque ahora, ha surgido una nueva necesidad, la de protectores de orejas que alivien la tirantez de unos equipos de protección a los que nadie estaba acostumbrado. Y lo hacen y además les incluyen mensajes, protegiendo entonces el cuerpo y animando al alma de todas esas magníficas personas que siguen luchando en el primer frente de batalla.
Ahora… en el inicio de una desescalada que debe llevarnos a una ‘nueva normalidad’ aseguran estar más tranquilos porque el primer golpe fuerte está parado y porque, ahora, ya hay industrias que comienzan a fabricar lo que ellos han estado haciendo a nivel ‘artesanal’. “Y hay que dejar paso, porque pueden hacerlo a nivel industrial y porque es necesario que se active la actividad económica”.
FABLAB Zona Norte de Almería ha sido esa muestra que nos devuelve a la confianza en el ser humano: “el movimiento ciudadano ha sido impresionante”, exclama sin dudar Ricardo, “se ha hecho un trabajo digno y estamos funcionado porque la gente se ha mojado y eso es digno de alabar”, aunque asegura que “nadie espera que se le nombre, ni un reconocimiento, nos queda eso que queda cuando has hecho lo que podías y lo has hecho bien”.
Es responsabilidad social, dicen. Sí, y es la admirable implicación de personas que no han dudado en demostrar que cuando uno está decidido en arrimar el hombro desde su pequeña parcela dentro de la sociedad, se consigue lo más grande: ¡proteger y salvar vidas!.