España acaba de lograr otro hito histórico gracias al #COVID19, y es que tras ser el país con más sanitarios contagiados del mundo, ahora somos el único país europeo que tras el confinamiento, opta por abrir los bares antes que los centros escolares.
Pues ahí lo tienen, esas son nuestras prioridades.
A nadie se le escapa la necesaria activación de la economía, y que el consumo interno va a ser de momento el principal motor pese a estar debilitado por el incremento brutal del desempleo, pero eso mismo pasa en el Reino Unido, y allí los colegios abrirán un mes después que los restaurantes y pubs, y en Francia no se decidirá hasta final de mayo, pero las escuelas sí que funcionarán desde el próximo lunes, mientras que en Alemania las escuelas ya están funcionando y no hay fecha para la reapertura de bares, y en Italia, aunque los colegios reabrirán en septiembre, la hostelería no lo hará hasta primeros de junio.
Alguien podría sostener que es más fácil mantener las distancias y la higiene en un bar que en un aula, y bueno, eso es discutible, pero lo que no admite discusión es lo que vemos en cualquier paseo por nuestra ciudad. Solo una pequeña cantidad de adolescentes mantienen unas mínimas normas de seguridad contra el contagio, porque la inmensa mayoría van en pandilla, como siempre lo han hecho, sin mascarillas, sin guantes, tocándose –es la edad-, y demostrando una absoluta insensatez –también es la edad-, y la pregunta es si en un instituto se contagiarían de algo que desde hace dos semanas no se puedan estar contagiando ya.
Dice muy poco de nuestra sociedad que hayamos sido capaces de gestionar la reapertura de comercios, chiringuitos o tabernas, con la complejidad que conlleva, pero regular algo como la vuelta a los colegios se antoje tarea prácticamente imposible.
Da la sensación de que no todos los países tienen las mismas prioridades, ni valoran lo mismo la educación, porque estoy convencido de que Alemania, Francia, Italia o Reino Unido, también necesitan poner sus sistema económico en marcha, no menos que España, pero es decepcionante que España no sea capaz ni tan siquiera de imitar, de copiar lo que se hace entre nuestros vecinos para poder insertar de nuevo en el sistema escolar a nuestros hijos, y que a lo más que llegue sea a prever la apertura de las guarderías para que padres y madres trabajen.
Se me ocurre pensar, que tal vez, no sea más que una cuestión de titularidad, de diferencia entre lo público y lo privado, porque estoy convencido de que si los colegios españoles fuesen privados, y sus dueños no cobraran cada mes que los alumnos no pueden asistir a clase, exprimirían sus neuronas hasta dar con la forma idónea de que pudiesen hacerlo en las mejores condiciones higiénicas, como han hecho los dueños de los bares y restaurantes que se juegan su patrimonio cada día que no hacen caja.
El Gobierno prefiere procastinar, aunque eso nos cueste un año escolar perdido para todos, con el consiguiente déficit en un país que ya de por sí anda renqueante en los estándares internacionales que fijan los niveles educativos, y si a eso le añadimos que dentro del Estado español, Andalucía ocupa uno de los peores lugares, pues probablemente lo que están haciendo los responsables de esta decisión es prepararnos para el futuro… nuestros hijos serán camareros en bares propiedad de extranjeros y en los que también será extranjera la clientela.
¡Pero y lo bien que nos lo hemos pasado estos meses…!