El Estado de Alarma es una situación suficientemente grave como para que el Gobierno tenga claro si piensa prorrogarlo un mes más… o menos… o más… porque a pesar de las preguntas, ni el presidente Pedro Sánchez, ni la portavoz María Jesús Montero, ni el ministro Salvador Illa, quieren aclarar qué significa eso de extenderlo “aproximadamente un mes” como dijo el primero en su comparecencia del sábado.
Desconocemos a estas alturas cuál es la propuesta del Gobierno, del Gobierno que se queja de que el PP haya anticipado su no a la prórroga sin conocerla, cuando objetivamente lo que está claro es que el propio Ejecutivo ni tan siquiera es capaz de concretar algo tan sencillo como la duración exacta para la que pide el voto.
Y es que estamos hablando de derechos fundamentales que van más allá de nuestra movilidad, porque con esta situación el Gobierno puede atribuirse una serie de prerrogativas que a día de hoy son absolutamente injustificables. No se trata de lo que haga con el Estado de Alarma, sino con lo que la Ley le permite hacer, y que difícilmente sería justificable en condiciones normales en un Estado de Derecho.
La pregunta es por qué quiere ahora Sánchez que la prórroga sea de un mes… o de aproximadamente un mes.
A ver, cuando estábamos en la peor situación, aprobó dos semanas, y las Cortes Generales se lo aceptaron, y a partir de ese momento, va renovando cada quince días con el indispensable aval del Congreso, y resulta que ahora, cuando las cosas están mejorando –según la versión oficial- cuando ya se reducen las exigencias del confinamiento, cuando ya no es tan estricto, cuando se permite moverse por el término municipal y por la provincia, cuando además se cederá la decisión de estas medidas a las comunidades autónomas, cuando ya no es preciso requisar material en los centros sanitarios privados, cuando ya no es necesario tener al Ejército en las calles, cuando ya no hay que mantener el mando sobre el sistema sanitario privado… pues ahora, es cuando Sánchez habla de extender el Estado de Alarma un mes.
Lo que no hizo en los peores momentos de la pandemia, sí quiere implementarlo ahora y la pregunta es ¿por qué?
La impresión que da es que existe una necesidad extrema de mantener el control sobre ciertos resortes del Estado, y se me ocurre a bote pronto el cierre del Portal de la Transparencia, o se me ocurre la realización de determinadas funciones por parte de los cuerpos policiales que bajo esta situación puede ser secretas o reservadas, o se me ocurre la adjudicación de contratos millonarios de modo directo, pero estoy convencido de que me equivoco, de que son otros los motivos, pero igualmente no serán buenos.
Lo que le ocurre a Sánchez es que se ha cansado de dar cuentas cada dos semanas en la sesión del Congreso, de tener escuchar a la oposición, y prefiere acabar con todo eso.
Ha aplicado un Estado de Alarma que ha sido abusivo porque sus medidas eran propias del Estado de Excepción, y la oposición –el PP principalmente- ha tragado por la emergencia de la situación del país, y cuando ya no es preciso el control para el que se aprobó la primera vez, pide extenderlo “aproximadamente un mes”.
Veremos si formaciones como ERC o Bildu que se han ido oponiendo al Estado de Alarma quincenal, ahora le salvan la prórroga mensual, y cuales son sus argumentos. Aunque ciertamente, no podemos espera mucho de esto.