“Tengamos cuidado, no vaya a venir el huracán y se lleve no sólo el símbolo, sino a nosotros"
Blas Infante
Confieso que me gustó que la primera visita oficial del presidente de Andalucía, Juanma Moreno, fuese a Manuel Clavero Arévalo, un personaje clave en la consecución de la autonomía reivindicada el 4D de 1977, y posteriormente el impulsor de que la reforma de nuestro Estatuto incluyera el reconocimiento de nuestra tierra como una realidad nacional.
Es por eso que me entristece el fondo y la forma en que se ha constituido en el Parlamento la Comisión para la Reconstrucción de Andalucía tras la pandemia del COVID19, porque ha supuesto una burla infame, tras otorgar la presidencia de la misma a Vox, el único partido político que votó contra su creación, y el único que no cree ni en Andalucía, ni en sus instituciones.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, se mofó de nuestra bandera –más antigua que la española en su diseño- diciendo que era de la “taifa”, y su diputado Agustín Rosety Fernández de Castro calificó de “engendro” a Andalucía y a nuestros símbolos, Vox ha llamado “tarado” a Blas Infante, que es reconocido oficialmente como Padre de nuestra Patria, que la ven “inexistente”.
No seguiré recogiendo más barbaridades de esta gente, pero es suficiente para dejar clara la coherencia de quien preside una comisión en la que no cree, para reconstruir un Andalucía en la que tampoco cree, y desde una institución en la que tampoco cree, pero de la que cobra religiosamente todos los meses.
Pero como es absurdo ahondar esa inconsistencia ideológica, vayamos a las palabras del portavoz de Vox, Alejandro Hernández, que en sede en parlamentaria dijo lo siguiente para justificar su voto en contra: “Quien tiene la obligación de liderar la salida de esta crisis es el Gobierno de la Junta, son sus consejeros quienes han de reunirse con todos aquellos que tengan algo que aportar. Se supone que ya lo están haciendo. Y a nosotros, en esta Cámara, nos corresponde fiscalizar esas actuaciones y sus resultados. Si la Junta tiene que esperar cuatro o más meses para conocer las conclusiones de la comisión, de poco le van a valer entonces estas recomendaciones. Muy malo sería que así fuera, porque significaría que hasta entonces todo se habría hecho mal.”
Y el almeriense Rodrigo Alonso decía que “Lo cierto y verdad es que se nos ha tachado, al votar en contra, de no defender los intereses de los andaluces, cosa que vemos un auténtico despropósito, ya que, como bien se ha dirigido nuestro portavoz, esta comisión lo que aboga fundamentalmente es por ahondar en una propaganda mediática, sobre todo por parte de aquellos grupos proponentes. Y a lo cual nosotros nos negamos, porque implicaría llegar a acuerdos con PSOE y Adelante Andalucía, que prefieren modelos más cubanos y venezolanos, que son totalmente contradictorios a los nuestros.”
Pues ya ven, en cuanto les han dado la presidencia de la Comisión se les ha pasado todo, incluso la absurda vinculación de su negativa a que el voto de Ciudadanos y el PP había permitido prorrogar el Estado de Alarma. Pero ahora, cuando es Ciudadanos quien ha dado su sí a Pedro Sánchez para la quinta, y está dispuesto a volver a hacerlo por sexta vez a pesar de que el PSOE ha pactado con Bildu, pues oye, que a Vox le da igual.
Encargarle la presidencia de la Comisión para la Reconstrucción de Andalucía a Vox es equivalente a encargarle la reconstrucción de España, a Bildu, a ERC o a la CUP.
Con estos mimbres el fracaso de la Comisión está asegurado, porque está mal parida, al punto de que solo quienes creen en Andalucía y sus instituciones, están capacitados para reconstruirla porque más que nunca hay que hacer valer nuestra autonomía, nuestra autogestión, para salir sin ser usados como el punto de apoyo de otros, porque como rezaba una de las pancartas del 4D “Andalucía está al Sur, pero arriba”.
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