La verdad es que tengo que reconocer que estoy contento, sin alardes pero contento, con el cara a cara que mantuve ayer con José Luis Sánchez Teruel, secretario general del PSOE de Almería, en una rueda de prensa a la que él acudía sin datos y dispuesto a volver a utilizar a los periodistas para contar mentiras e inexactitudes y yo con la intención de evitarlo.
No, no soy ni un periodista con mayúsculas ni ninguna de esas cosas que algunos me habéis dicho en las últimas 24 horas. Lo que soy es un simple periodista que sabe muy bien, pero perfectamente cuál es su obligación, que trata de cumplirla a rajatabla y que, además, se siente muy orgulloso de ello, además de tremendamente satisfecho por dedicarse profesionalmente a lo que le gusta; a lo que me gusta.
Reconozco, porque hay que ser sincero en esta vida, que mis comportamientos en las ruedas de prensa son más propios de una entrevista que de una comparecencia ante los medios, pero en mi descargo tengo que decir que ello es consecuencia de que los máximos dirigentes del PSOE de Almería, los Sánchez, han decidido pasarse por el arco del triunfo el derecho a la libertad de prensa y no nos conceden entrevistas desde hace meses. Si lo hicieran, seguramente no tendrían que pasar estos tragos en el propio salón de su casa… política.
El caso es que me sigue asombrando que los Sánchez, Teruel y Haro, Haro y Teruel, aún no sepan que cada vez que se coloquen detrás del atril estando yo en la sala, con la intención de rebozar a los periodistas presentes en milongas y cuentos chinos, tienen amplias posibilidades de salir revolcados.
Ayer, el mensaje sacado de la caja de las mentiras se basaba dos trolas que se desmoronaron como un castillo de naipes, con tan sólo un par de preguntas: por un lado, que en Almería hay centros de salud cerrados, mentira que ya habían acariciado antes la sumisa Noemí Cruz y la comunista reconvertida e ignorante de nada que huela a Almería, Rosa Aguilar; y por otro, que la UCI del Hospital del Poniente está colapsada.
Para desmontar lo primero sólo hizo falta preguntarle, a Sánchez Teruel, el nombre siquiera de uno de esos centros de salud cerrados en su imaginación. El jefe de los socialistas almerienses no fue capaz de citar ni uno sólo y despachó con un lacónico “ya le daremos esa información en unos días”, emulando a su socio Sánchez Haro, cuando hace dos meses nos prometió los nombres de las hordas de enchufados en los vigilantes de la playa… que todavía estamos esperando. Si se currara un poco las cosas, sabría que los centros que están cerrados son los auxiliares, los que dependen de otro centro; y que el motivo es que la asistencia es telefónica y, por tanto, se hace desde los centros matriz.
La otra trola, la del colapso de la UCI del Poniente se la desmontó él solito, al afirmar en otro momento que hay allí un 60% de pacientes Covid19, pero no supo decir ni en qué porcentaje está ocupado el otro 40% y, por supuesto, de dónde ha sacado los datos; bueno sí: que se lo han contado amigos, compañeros de mus y una cuñada suya que emigró a Cuenca.
Amén de la falta de respeto de ponerse delante de los medios sin un puñetero dato que apoyara sus acusaciones, amén de reconocer que él no va a criticar en público nefasta gestión sanitaria en la época del mando único, la peor versión de Sánchez Teruel fue la del ataque a este humilde periodista, al que primero acusó de defender al gobierno de la Junta, por el mero hecho de hacerle preguntas; y luego preguntó quién paga mi sueldo, insinuando que éste procede de la misma práctica que él ha desarrollado en múltiples ocasiones, ésa de financiar a los medios. Un vistazo rápido a las webs de nuestras dos emisoras on line, revelará a este amante de la especulación sin datos y sin rigor, de dónde sale mi sueldo, es decir, del apoyo de más de 80 patrocinadores que sostienen este proyecto periodístico. Su sueldo, el de los más de 7.000 euros al mes por contarnos mentiras, ése sí tenemos claro de dónde sale.