El Sanfermin del PSOE almeriense
Por
Jose Fernández
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martes 02 de febrero de 2021, 15:17h
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Ustedes recordarán que al principio de esta pandemia avisada y advertida por las autoridades sanitarias mundiales, pero ignorada tozudamente por el actual Gobierno por su frívola competición ideológica entre facciones, siempre con el escenario de su feminismo lisérgico de fondo, los cargos del PSOE empezaron a apelar a la unidad de todos en la lucha contra el virus, especialmente a medida que las cifras de muertes y contagios ponían de manifiesto la irreparable dimensión de su mortal incompetencia. Recordarán que en esos días, las cuentas de tuiter de los socialistas instaban a olvidar el habitual sesgo partidista de los comentarios y a buscar en la unión y en la calma el mejor remedio a la espiral de horror que nos empezaba a golpear. Y como de escrúpulos financieros siempre han ido más bien cortitos, emplearon millones de euros no en mejorar las condiciones y medios de los sanitarios, sino en comprar a los medios de comunicación con carísimas campañas institucionales que aseguraban que todos íbamos a salir de esta situación mucho más fuertes y más unidos. Y para rematar la jugada, se quitaron de enmedio formalmente traspasando la responsabilidad sanitaria a las comunidades autónomas y sacándose de la manga un estado de alarma que les permitiese cerrar el Parlamento para que nadie les molestase mucho. Como en la puerta de los hoteles, colgaron el cartelito de “do not disturb” y a vivir. Pocas veces en la historia política de España se ha visto una actuación más miserable en toda la extensión del concepto.
En Almería la estrategia del PSOE, o al menos la de una parte de ese partido, ha experimentado un cambio importante en las últimas semanas, coincidiendo con la señal de alarma lanzada por la antaño todopoderosa Susana Díaz, que ha empezado a percibir un claro olor a pólvora en su sillón y ha mandado salir a toda su gente como quien dispara un cohete desde los corrales de Santo Domingo una mañana de julio en Pamplona. La estampida del hierro susanista ha sido de esas que hacen historia en la crónica de los encierros por salir mansos y bravos mezclados y con varias trayectorias, como las malas cornadas.
Si se fijan, los que antes apelaban a la unidad y priorizaban la salud a la política son los primeros que estos días no dejan pasar ocasión de salir a dar gañafonazos a la Junta de Andalucía o al Ayuntamiento, con cualquier motivo y sin prestar demasiada atención a esas cosas que los humanos llamamos razón y coherencia, pero que por su naturaleza ignoran y desconocen los cabestros. Y hay que reconocer que el cartel está cumpliendo las expectativas.
La mayoral trianera ha hecho un buen trabajo en corrales y aunque más de uno al hablar denote bien las muchas hierbas que ya ha tenido en las dehesas del socialismo sevillano, hay que reconocer que van corriendo con el cuerno afilado y haciendo por los mozos. Que se atropellen o acaben corneándose entre ellos es algo que ya veremos cuando dentro de no mucho alguno -y especialmente alguna- tenga que acabar entonando el “pobre de mí” que pone el punto final a un tiempo de fiesta, vino y sangre.
Y aunque como digo llevan varios días pegando cornadas con el tema sanitario (en un mes han hablando más de salud a cuento del cierre del desvencijado y falso “gran hospital de cruz roja de Almería” que en sus vergonzosos once años de silencio y temor reverencial ante los señoritos de Sevilla que se ciscaban en Almería chuleándonos el hospital materno infantil que fueron incapaces de terminar en todo ese tiempo) no quiero terminar sin exponer otro ejemplo de esa deriva pisquiátrica en la que ha entrado esa parte del PSOE almeriense azuzado por Susana Díaz, esa gran benefactora de Almería.
Verán: al igual que la descacharrante campaña que la izquierda mediática y política ha emprendido contra el nuevo hospital de pandemias abierto por la Comunidad de Madrid (hoy la Policía investiga si alguien, que ya pueden imaginar quiénes pueden ser, está cometiendo actos de sabotaje contra sus instalaciones) el portavoz adjunto del Grupo Socialista, el almeriense Rodrigo Sánchez Haro, ha criticado que el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, haya abierto el Hospital Militar de Sevilla para atender a pacientes de covid-19. La noticia, que recoge Rafa Martos en su “NOTICIAS DE ALMERIA” repara oportunamente en que este hospital llevaba cerrado por la Junta del PSOE de Sevilla desde 2004, que continuamente ha dicho que lo iba a volver a abrir. Pero no. Dieciséis años después de su abandono, el nuevo gobierno de la Junta lo vuelve a poner en marcha para tratar casos de covid. Y ahora que ya está abierto, la reacción del PSOE andaluz es la que cabe esperar ahora de ellas y ellos: ya han dicho que es una vergüenza y que todo está muy mal. Y algo le deben estar echando al agua del abrevadero, quizás dopamina, como se hacía antes en algunas ganderías, porque no son normales estos comportamientos de encelamiento agresivo y absurdo.
En fin, sé que hoy he me extendido un poco más, pero no me resisto a terminar sin dos mensajes que, hace ahora casi un año, lanzaba el PSOE almeriense a través de sus redes, para que cada cual extraiga las conclusiones que estime pertinentes. En su cuenta oficial de tuiter, la Agrupación Municipal del PSOE almeriense escribió por entonces: “Cuando acabe esta crisis sanitaria habrá que valorar qué responsables políticos estuvieron ayudando y cuáles sacando réditos políticos. Ahora toca ser leales y solidarios con quienes están luchando contra la pandemia”. Y de cierre, una reflexión que también esos días nos dejaba en su cuenta de tuiter el ex alcalde almeriense y ahora comandante de la Brigada de la Memoria Políticamente Correcta, Fernando Martínez: “Ante la pandemia es preciso (sic) la lealtad y unidad. Remar juntos en la misma dirección. Lo importante es vencer el virus y sacar este país adelante.” Esta última frase, tan mal redactada, demuestra dos cosas. La primera es que la autoría de ambas frases corresponde probablemente a la misma mano y la segunda es que evidentemente al PSOE no le importan ni las vidas, ni la pandemia, ni la salud, ni el virus. Al PSOE le interesan, por este orden, el poder y su conservación. Punto. Y nada más.
Periodista.Asesor de Prensa en el Ayuntamiento de Almería.
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