No lo entiendo, sinceramente, no lo entiendo. Y no es que no entienda a quienes desean manifestarse contra viento y marea el 8M por ser el Día Internacional de las Mujeres, es que tampoco entiendo a quienes se oponen a ello.
Y es que resulta complicado comprender que los mismos que ante el 8M de 2020 dijeron que en la manifestación los contagios serían poco menos que anecdóticos (como anecdótico debió ser que toda las pancarteras resultaran todas infectadas a pesar de llevar guantes), y que no contentos con ello, meses después seguían sosteniendo que los datos epidemiológicos así lo demostraban, sean quienes ahora digan que no debe haber manifestación por prevención.
De hecho, la contradicción llegó a tener menor recorrido, porque el delegado del Gobierno central en Madrid, José Manuel Franco, afirmó un día que sí podría haber manifestaciones autorizadas de unas 500 personas, y al día siguiente dijo que no. Lo mismo que el director del CAES, Fernando Simón, quien aseguró que no había problemas en esas condiciones un día, y al siguiente, lo contrario.
Pero si eso es lo que sostiene el sector socialista del Gobierno de coalición, es curioso que sus socios de Unidas Podemos, acusen a ese mismo gobierno del que forman parte, de criminalizar el feminismo y el 8M, de seguir la agenda de la ultraderecha, pero no abandonen el Consejo de Ministros. Tal vez sea porque la lucha de las mujeres igual les importa bastante menos que las nóminas que reciben a final de mes.
También es curioso que el Gobierno de la Comunidad de Madrid rechace la manifestación del 8M por ser un “infectódromo” pero teniendo una de las incidencias de covid-19 más altas de todo el Estado, sea la más laxa en la aplicación de restricciones comerciales, pero claro, Isabel Díaz Ayuso es la misma que denunciaba la entrada de turistas por el aeropuerto de Barajas sin PCR, pero ahora no le importa que lleguen turistas de otras partes de España también sin PCR, aunque reconoce que contagia lo mismo quien viene de París, que de Móstoles… y sí, los madrileños contagian lo mismo en Madrid que en Badajoz, con la diferencia de que todas las demás comunidades y provincias lo tienen más controlado.
Y lo que tampoco tiene mucho sentido es que se prohíban las manifestaciones en Madrid, pero no en el resto de comunidades o provincias, cuando, efectivamente, el contagio persona a persona se produce lo mismo en Madrid que en Almería.
Y también pueden contagiar lo mismo en un concierto 500 personas con mascarilla que en una manifestación con mascarilla, pero la primera mueve dinero, y la segunda… pues no. Será eso.
De todo este batiburrillo, lo único que realmente tiene sentido, es la lucha por la igualdad real entre hombres y mujeres, que de eso va el 8M, con calle o sin calle, con pancarta o sin ella, pero solo quien está vivo, puede seguir en la brecha. Porque esa lucha todavía no ha terminado.