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Mi reflexión: Ni un minuto más

Por Jose Fernández
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lunes 03 de mayo de 2021, 13:11h

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Como hemos acabado nacionalizando las elecciones de la Comunidad de Madrid, todos compartimos hoy esa práctica pintoresca de las llamadas “jornadas de reflexión”, manteniendo así el escrúpulo formal de la nueva democracia que nos trajo el abrazo de la reconciliación y la generosa visión de futuro de los españoles de cuando antes. Pero que no se vengan muy arriba los más hiperventilados: reformar inoperativos protocolos de los tiempos del ciclostil no significa reventar la Constitución o sacar al papá, a la mamá y las niñas por Barajas o Cartagena. Lo que vengo a decir es que hoy -y siempre- debemos reflexionar sobre las consecuencias de nuestras decisiones y el modo de usar el activo más valioso que poseemos los ciudadanos, que es nuestro voto.
Y aunque no voto en Madrid, la dimensión nacional que ha acabado cobrando la cita electoral de mañana martes me ofrece la oportunidad de compartir una breve reflexión: votar a la izquierda madrileña (PSOE + PODEMOS + MAS MADRID) es contribuir a sostener un modelo de gestión política tan peligroso como liberticida. Naturalmente, si usted es de los que han hecho suyo el relato de que estas elecciones son como las trincheras de la Ciudad Universitaria en las que las Brigadas Internacionales frenaron a las tropas franquistas en la Guerra Civil, pues qué quiere que le diga: siga haciendo parapetos con libros en las ventanas de las facultades y contuinúe haciendo puntería con el Máuser. Balacera con gusto no pica.
Ahora bien, si es usted de los que vive en el presente y lee y deduce qué es lo que podría pasar en el futuro, piense en el dato más reciente que confirma la catadura y el nivel de la banda que capitanea Pedro Sánchez. Acaba de conocerse que al mismo tiempo que el ministro del Interior, Grande Marlaska, llamaba “organización criminal al PP” y promovía la sobreactuación mediática acerca de esas oportunas y nebulosas amenazas y amenaces postales, la Policía que él dirige ya había identificado y detenido a varios miembros de una especie de banda parapolicial vinculada a Podemos por protagonizar disturbios y ataques a agentes de la Policía Nacional durante actos de esta campaña que tanto ha enfangado el partido tóxico. Un dato muy importante, convenientemente censurado. Imaginen la que se habría montado en España si los detenidos hubieran sido esbirros a sueldo de la presidenta Ayuso o Santiago Abascal: a estas alturas TVE y La Sexta estaría haciendo especiales de 24 horas en bucle exigiendo la ilegalización del PP y VOX y los socialistas estarían organizando concentraciones ante la sede de ambos partidos gritando “No pasarán” y otros grandes éxitos.
Pero no. El gobierno de la Transparencia y la Libertad ocultó deliberadamente estas detenciones y la vinculación política de los matones mandados por Pablo Iglesias, al tiempo que sostenía desde todos los frentes que la violencia, la amenaza y el peligro estaban exclusivamente en la derecha, ultraderecha o bifascismo. El indigno ministro del Interior, que ha purgado a mandos de la Guardia Civil por negarse a cometer delitos y que ha puesto a la directora de este Cuerpo a pedir el voto para el PSOE, no puede seguir ni un minuto al frente del ministerio que se encarga de la seguridad de todos los españoles.
Y es que cuando los ministros actúan como comisarios políticos y marchan junto a los sindicatos para exigir reformas al gobierno del que forman parte, lo de menos no es el bochorno por la pantomima o el rechazo a semejante incoherencia, sino el espíritu totalitario que se oculta tras esos gestos y la deriva liberticida que suponen siempre la mezcla de la violencia tutelada y el uso de la mentira sistemática. Por eso hoy, más que nunca, toca decidir en qué entorno queremos vivir en el futuro: en libertad o bajo el comunismo. Por cierto que Pablo Iglesias ya se ha pronunciado: “¿Yo? comunismo, qué cojones.” Por si no estaba suficientemente claro.

Jose Fernández

Periodista.Asesor de Prensa
en el Ayuntamiento de Almería.