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Vuelve el coprolito de Abderramán III

Por Jose Fernández
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miércoles 30 de junio de 2021, 13:14h

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El ridículo y sus caudalosos afluentes configuran un territorio vasto (aquí la V y la B son intercambiables) de difícil cartografía, pues no hay día que alguien no reporte una cumbre, un valle o una cota desconocida y fascinante. En este sentido, creo que es justo reconocer la labor exploradora del todavía secretario provincial del PSOE de Almería, José Luis Sánchez Teruel, que cuando se pone las botas y sale a dar una rueda de prensa es el Juan de la Cosa del mapa del bochorno.
Admito que he tenido que leerlo un par de veces para creerlo. Pero sí; es verdad. El PSOE almeriense acaba de acusar al Partido Popular de desatender y abandonar las obras de rehabilitación del Ayuntamiento de Almería en la Plaza Vieja, unas obras que anuncio el PSOE hace veinte (20) años, cuando gobernaba a la vez en la Junta, en el Ayuntamiento y en la Diputación. Vayan haciendo cuentas, pero conviene recordar que cuando el PSOE pierde la Junta en 2018, esas obras (y otras muchas, como la del Hospital Materno Infantil) seguían sin acabar y el Ayuntamiento y la Plaza Vieja seguían siendo un muestrario de escombros y abandono después de muchos años de desinterés y agravio por parte de la Junta del PSOE de Sevilla mientras los socialistas almerienses, entre los que se encuentra ST guardaban un escrupuloso y reverencial silencio. Miento. El PSOE local sí que habló alguna vez de esas obras, pero lo hizo para acusar de “confrontadores” a todos aquellos insurrectos que se atrevían a llamar la atención sobre los años de ruina en el edificio histórico y catalogado de la Plaza Vieja sobre el que el entonces alcalde Luis Rogelio mandó poner una lona simulando su fachada, para evitar así la pena y la verguenza como almerienses por ver cómo estaba el centro histórico y administrativo de la capital.
La estupefaciente declaración de Sánchez Teruel ha sido la respuesta a la firma, por parte del alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, y la Junta de Andalucía, del convenio final por el que, una vez terminada la fachada después de que se permitiera al Ayuntamiento ponerse al frente de la rehabilitación, se podrán concluir las obras del interior del edificio. Dijo el alcalde en el acto de la firma que hacía más de diecisiete años que no se firmaba un documento oficial en esa Casa, que es la de todos los almerienses y que ya había pasado demasiado tiempo como para seguir insistiendo en la dinámica de las culpas y la pelea política y que era momento de mirar al futuro con ilusión por Almería, porque devolver el Ayuntamiento a la Plaza Vieja no sólo era determinante desde el punto de vista administrativo e institucional, sino que era importantísimo de cara a la revitalización del Casco Histórico de nuestra capital. ¿Y cuál ha sido la reacción de los socialistas? Pues decir que la culpa es del PP. Tiene pelendengues la cosa, sobre todo si pensamos que el PSOE se comprometió a entregar la rehabilitación completa de la Casa Consistorial y la Plaza Vieja… ¡para los Juegos Mediterráneos de 2005! Miren al calendario. Sí; efectivamente, pone 2021.
Como ven, la vergüenza ajena se parece a la estupidez en que es un espacio infinito. Vamos a ver: el PSOE abandonó la obra de la Plaza Vieja como castigo de los socialistas sevillanos a todos los almerienses por no votarlos, votarlas y votarles. Punto. A partir de ahí, ya que Sánchez Teruel (el mismo que contaba los días sin obra del AVE cuando gobernaba el PP y dejó de contarlos al día siguiente de entrar a gobernar el mentiroso Sánchez) se ha puesto estupendo, será bueno que le recordemos que el PSOE llegó a justificar los dieciocho años de retraso en las obras con ocurrencias como que los trabajos se habían topado con la centralita telefónica del Ayuntamiento (ni en el Pentágono la debían tener más grande) o que las tareas de rehabilitación estaban paradas porque no podían mover la caja de caudales. Ellas y ellos, que vaciaron esa caja literal y figuradamente hasta arruinar el Ayuntamiento en dos ocasiones. Es maravilloso.
Recuerdo que durante todos esos años apunté generosamente al PSOE la posibilidad de añadir al capítulo de excusas pintorescas el hallazgo de un coprolito de Abderramán III, opción que algunos malvados enriquecieron añadiendo la posibilidad de haber encontrado una deposición petrificada de Enrique El Nano, singular espécimen de la Almería en blanco y negro que saltó a los cantares de gesta locales por una atribuida y copiosa defecación en plena Puerta Purchena. En fin, todavía está por ver cómo recuerda la historia local a personajes del perfil de ST, inasequible al empeño de codearse con el alipori por orden del partido y salir a defender lo indefendible.
Con lo fácil que hubiera sido que, alguna vez, aunque sólo hubiera sido una, la Junta del PSOE de Sevilla hubiera terminado en plazo y en forma alguna de las obras que tantas veces prometieron a los almerienses.
NOTA DEL TRADUCTOR. Un coprolito es una deyección mineralizada y petrificada por el paso del tiempo. Igual que la caradura de algunos políticos.

Jose Fernández

Periodista.Asesor de Prensa
en el Ayuntamiento de Almería.