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La baraka de Manolo

Por Jose Fernández
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martes 12 de abril de 2022, 11:00h

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Siempre he tenido por el actual subdelegado del Gobierno, Manuel de la Fuente, una gran consideración personal por su talante afable y sosegado, que le ha permitido circunnavegar la oceanografía política almeriense con soltura y buenas formas. Pero sobre todo, lo que más he admirado del socialista de la Fuente es eso que los moros llaman “baraka”, o esa rara bendición islámica que a unos les hace sortear las balas de un ataque rifeño (el entonces comandante legionario Franco era uno de ellos) o salir indemne de cualquier pajarraca declarativa. Este es el caso de Manolo.
Qué tío. Tú le ves acercarse al enjambre de micrófonos de la prensa y antes de que le disparen la primera pregunta ya sobrevuela sobre él no ya un halo de santidad (tampoco conviene excederse en el elogio) sino un mucho más práctico escudo deflector al estilo Star Treck. Es como un tampón galáctico: nada le mueve y nada le traspasa. Por eso se puede permitir el lujo de afrontar con desahogo situaciones que a otros les costaría la misma vida.
Por ejemplo, la caída de otra roca sobre el Cañarete. Aunque sin víctimas mortales, el accidente supone una nueva interrupción de la circulación entre Almería y todo el Poniente. Otra vez más y ya hemos perdido la cuenta. Pero la suerte de de la Fuente es que esa situación no le pasa factura política o mediática. Todo lo contrario que le sucedía a su predecesor, el popular Andrés García Lorca, al que cada desprendimiento sobre esa carretera, que quizás deberíamos contemplar como un recordatorio de que la naturaleza está casi siempre por encima de la ingeniería, le suponía una larga lista de reconvenciones y críticas. A Manolo no. Manolo puede citar a la prensa en el Cañarete, mandarlos a esparragar y salir al día siguiente aplaudido y reconocido en las portadas.
Cuando caen las palmeras, el alcalde es culpable por la graves consecuencias de su nula previsión. Cuando caen los pedruscos, la culpa es de la Ley de Gravedad, y punto.
Baraka, que se llama la figura.
Por eso no hay que afanarse en buscarle las cosquillas ahora que acaba de salir a defender al indefendible gobierno de Sánchez (todos los cargos tienen su carga) diciendo que presentar los planes del tren Granada-Almería excluyendo a los almerienses es un tema menor, achacable al calendario electoral. De la Fuente, en uno de esos regates a pie cambiado que sólo te salen si eres un piernas, ve bien que el gobierno informe a los granadinos pero no a los almerienses, "porque va a haber elecciones." Es decir, que el gobierno puede desvelar sus planes a los socialistas granadinos, pero no a los ciudadanos almerienses… porque se van a convocar elecciones en Andalucía. Oye, y no pasa nada. Aquí no pasa nada.
Pues ya le gustaría a Juan Espadas tener la misma baraka de Manuel de la Fuente cuando finalmente se celebren esas elecciones y la gente vaya a votar en Granada… y también en Almería.

Jose Fernández

Periodista.Asesor de Prensa
en el Ayuntamiento de Almería.