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Lo peor de cada casa

Por Antonio Felipe Rubio
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afelipeafelipecom/7/7/15
viernes 16 de septiembre de 2022, 07:39h

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Con la muerte de Isabel II, la izquierda vuelve a sacar a paseo el momio del republicanismo radical. Jamás hablo de rechazar el modelo de república. La república es intelectualmente una forma de gobierno absolutamente democrática, que encaja perfectamente en cualquier país con un asentado Estado de derecho, respeto por las libertades y tradición democrática. Otra cosa es el actual Gobierno de España, cuyo horizonte lo fija en la desastrosa e infame II República española. Además, una vez conocida la catadura de endiosados líderes del republicanismo socialista y comunista como Largo Caballero, Juan Negrín, Indalecio Prieto… y una amplia caterva de ladrones y criminales es concluyente pensar que, tanto en régimen republicano como monárquico, lo importante no es el modelo sino quién está al frente.
No me imagino que del plantel que adorna nuestro gobierno alguien pudiera alcanzar la presidencia de la III República española. Es cuestión de echarle mucha imaginación para caer en la desgracia de ver algún día a personajes como Pedro Sánchez en la jefatura del Estado o a Yolanda Díaz como primer ministro. Ante la disyuntiva república/monarquía, de persistir las circunstancias actuales, siempre me inclinaré por una persona que ha sido instruida y formada desde la infancia como quien dirigirá los designios de su nación con los valores de la democracia, la libertad, el respeto por la justicia y la Constitución. Estos y otros valores han sido ampliamente acuñados por nuestro actual monarca, Felipe VI; Y no digo que sea el único, más listo, justo y preparado para tan alta responsabilidad. Estoy persuadido de que la naturaleza ha dotado a personas con enormes capacidades para tan alta instancia, pero también estoy convencido de que en la actual panoplia gubernamental no hay nadie que se asemeje, ni por asomo.
Carlos III (de Inglaterra, Reino unido, Commonwealth…), no confundir con Carlos III de España “¡El mejor alcalde, el Rey!”, monarca al que le debemos la actual bandera de España, grandes y bellísimas construcciones en Madrid, la red radial de carreteras, Correos… y un sinfín de logros que le homologan como un excelente monarca. Bueno, como decía, Carlos III de Inglaterra será un buen rey por su gran preparación y conocimiento de la monarquía parlamentaria del Reino Unido. Otra cosa será si, con la edad y algunas inclinaciones personales, nos proporcionará grandes jornadas para la TV y el papel couché.
En definitiva, sea un presidente de la república, presidente del gobierno, ministro o un monarca lo que nos debe interesar es si tiene las cualidades y aptitudes como para alcanzar esa dignidad. Además, sólo pido que no molesten ni se entrometan en nuestras vidas. Estoy harto de estos dirigentes y “dirigentas” que no paran de meterse en nuestra alcoba, en nuestros calzoncillos y en nuestras bragas; no paran de fastidiar a los empresarios y autónomos; no paran de meterse en nuestra cocina y en nuestra despensa; no paran de demonizar nuestras creencias; no paran ideologizar a nuestros hijos; no paran de sembrar el odio gerracivilista; no paran de fracturar la igualdad; no paran de proteger al delincuente y desproteger al propietario de una vivienda okupada…
Por el contrario, no prevén soluciones para paliar la crisis energética, que nada tiene que ver con la guerra y sí con políticas absurdas de ecologetas antinucleares y vaticinios de cambio climático, algo tan consustancial con nuestra dinámica del planeta que, por supuesto, se resiente con nuestra acción contaminante. Pero lo más toxico, destructivo y calamitoso es, sin duda, tener al frente de esta gestión global a lo peor de cada casa.

Antonio Felipe Rubio

Periodista
Dirige La Tertulia en Interalmería TV