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Economía azul, futuro marrón

Por Antonio Felipe Rubio
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afelipeafelipecom/7/7/15
miércoles 21 de septiembre de 2022, 09:15h

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La nueva secta del cambio climático, así como sus variantes: economía circular, resiliencia, empoderamiento verde, concienciación planetaria, economía azul… Esta nueva plaga ideológica no para de darnos sorpresas. En primer lugar, generan un sentimiento de culpabilidad y cargo de conciencia en el consumidor como último responsable de una presunta agresión medioambiental, que acabará arrasando con los recursos existentes. Sin embargo, para nada se percibe la más mínima autocrítica por parte de los dirigentes políticos y sus erráticas políticas medioambientales y energéticas. Y, según sea su ideología, unos abogan por la proliferación de centrales nucleares y otros por energías renovables.

La política europea más progresista se ha visto obligada a una nueva taxonomía (clasificación) de los modelos energéticos; así, ahora el gas y la energía nuclear son energías verdes. Y es que una vez fracasado el modelo y las políticas progresistas el zapato aprieta, no se da abasto y hay que reconducir la senda que antes era intransitable.

Los gobiernos te incitan al consumo, fomentan y subvencionan los sectores estratégicos para que no mermen los puestos de trabajo en las factorías que fabrican lo que ávidamente compramos: nuevos electrodomésticos, nuevos móviles, nuevos vehículos, nuevos alimentos, nuevas indumentarias… pero no se ha previsto la energía estable y suficiente para mantener esta escalada de consumo. Y si se frena el consumo, se resiente el empleo de quien lo produce y vende, cae el poder adquisitivo de todos, suben los precios por la merma de disponibilidad y, en consecuencia, se genera una situación de zozobra que, con toda seguridad, se deriva hacia los más imaginativos e inesperados acontecimientos. ¿Pero acaso no se sabía que países como Rusia utilizaría sus recursos energéticos para poner en un brete a Occidente? ¿Acaso no se sabía que Argelia utilizaría el gas como moneda de cambio para sus pretensiones políticas en el Sahara? ¿Y no se sabía que esto rompería el delicado equilibrio con los intereses de Marruecos? ¿Y no se sabía que China esperaría el momento oportuno para ejercer su fuerza económica sobre una Europa empobrecida? Por supuesto, todo esto era de esperar. Pero los políticos europeos se han ufanado de su aire limpio, chimeneas sin malos humos, política de cierre de centrales nucleares y muchos molinos de viento, paneles solares y economía azul.

Ahora vemos que ese modelo idílico es insuficiente. Seguimos comprando a Rusia el gas natural para que incremente su presión armamentística sobre Ucrania, jugamos al frágil equilibrio de intereses en el norte de África y nos llega algo de gas en metaneros desde Estados Unidos. Pero lo importante es mantener el aire acondicionado a 27º, escaparates apagados, dejar de comer carne y comprar ropa de segunda mano.

Sin el oportuno permiso del gobierno ninguna empresa privada puede construir una central nuclear, hidroeléctrica, ciclo combinado… y cuesta un mínimo de cuatro años comenzar a instalar aerogeneradores o un huerto de paneles solares. Si por la iniciativa industrial privada fuese, esta situación de carestía energética no se estaría produciendo. El problema radica en los gobiernos incapaces y sus políticas verdes y azules.

En este momento, me entero de que el Ayuntamiento de Almería pretende acortar el periodo de encendido de luces de Navidad por aquello del ahorro energético. Nuevo “jardín” en el que se adentra el Consistorio con el más que probable enojo de los comerciantes. Eso sí, ahora el PSOE no podrá ejercer de aguerrido defensor del comercio local. Esta medida la orquesta el sanchismo; por tanto, a callar y a tragar paquete.

Antonio Felipe Rubio

Periodista
Dirige La Tertulia en Interalmería TV