Censura, descoordinación e importantes errores en la Historia de Almería del IEA según el profesor que Jorge Lirola, que ha participado en él
El profesor de la UAL Jorge Lirola Delgado, especialista en Estudios Árabes e Islámicos y en la historia de la Almería andalusí, ha realizado a nuestra redacción unas críticas muy duras en relación con el volumen II de la Historia de Almería. Época Medieval. La huella de al-Andalus, que acaba de publicar el Instituto de Estudios Almerienses y en el que él ha participado. Según el profesor Lirola, dicho volumen estaba "viciado" desde el comienzo; "no ha habido una coordinación efectiva, lo que ha redundado en el resultado, muy vistoso por las ilustraciones, pero de mala calidad porque muchos textos contienen errores garrafales, además de ser los contenidos reiterativos llegando incluso con frecuencia a afirmarse dos cosas contradictorias sin ser planteadas como teorías distintas, sino que una de ellas es claramente un error".
Los coordinadores/directores han tardado más de 5 años en materializar el volumen porque afirmaban, de acuerdo con el relato de Lirola, que era el más complicado, a lo que éste les decía que seguramente se debía a que no estaban capacitados para coordinar con solvencia el volumen en el que la lengua árabe es clave. Ya les avisó de que uno de los problemas iba a ser la transcripción de las grafías árabes y al no dar ellos ninguna indicación, les propuso utilizar el sistema divulgativo sin signos diacríticos y adaptado a la fonética del español que, a iniciativa suya, se ha utilizado en la revisión del Diccionario Biográfico del propio IEA. Al no decirse nada en contra, él presentó así los textos y las pruebas que le pasaron lo seguían, si bien, con posterioridad, sin decirle nada ni pasarle pruebas, se lo modificaron, conteniendo ahora sus textos erratas importantes en los nombres árabes, ajenas a su voluntad.
Ante la insistencia del profesor de Estudios Árabes e Islámicos de colaborar en la obra, hubo una reunión el 15 de abril de 2021 en la que uno de los coordinadores, Alfonso Ruiz, le indicó a Jorge Lirola el plantemiento que se había hecho del volumen y qué es lo que le pedían que redactara. De acuerdo con lo que nos ha declarado Lirola, se veía claro que detrás de la planificación, bastante caótica, estaba Lorenzo Cara Barrionuevo pues muchos de los epígrafes eran copia del libro que el que hace años ejerció como arqueólogo de la Alcazaba había redactado para el IEA en el año 1993. A su vez, en diversos correos electrónicos Lirola insistía en que consideraba precipitada y desestructurada la propuesta que había conocido, con reiteraciones y desórdenes en los contenidos y pedía una reunión de planificación de quienes iban a colaborar. No se accedió a su petición. Los coordinadores explicaron, según Lirola, que había algunos colaboradores que lo vetaban y no querían reunirse con él, a lo que éste les preguntó a aquellos si ellos, como profesionales, iban a aceptar los vetos. Los hechos han demostrado que sí los han aceptado, pues, además, según el relato de Lirola, se ha llevado con un gran secretismo quiénes eran los expertos que iban a encargarse de la redacción del volumen; de ello se quejó en el plenario del IEA solicitando que se acabara con esa opacidad (así consta en el acta de la reunión del 2 de marzo de 2022). El hecho objetivo es que hasta que no se notificó el decreto de la Presidencia de la Diputación del 21 de julio de 2022 en el que se detallaban los colaboradores y las cantidades cobradas Lirola no pudo saber quiénes colaboraban.
Se vetó a varios especialistas, como Patrice Cressier, pionero en las excavaciones arqueológicas en el ámbito rural almeriense, Sophie Gilotte y otros muchos. Y, sin embargo, se recurrió a otros que no son verdaderamente especialistas en la historia de Almería, como son los casos de Bilal Sarr, Julio Navarro Palazón, Antonio Peláez, Bárbara Boloix y Christine Mazzoli-Guintard, entre otros. Los dos primeros ya dieron muestras de que su objeto de estudio no es Almería en el ciclo de novedades arqueológicas sobre la Almería andalusí que organizó Lorenzo Cara para el IEA. En sus conferencias no se ocuparon de Almería en absoluto. Así se entienden numerosos errores como el que comete Bilal Sarr al afirmar que en el Cementerio del Arrabal de al-Hawd "serían sepultados, entre otros, el sabio Ibn al-Dala`i (m. 1085) y el celebérrimo geógrafo almeriense al-`Udri (m. 1085)", sin caer en la cuenta de que son la misma persona, pues es bien sabido que al-`Udri fue conocido como al-Dala`i (el Daliense) o Ibn al-Dala`i (el descendiente del Daliense) por ser su familia originaria de este pueblo alpujarreño, y entiende también Sarr que de la Puerta de al-Morabi se deduce la existencia de una rábita cercana al pensar que se refiere a un al-Murabit, en lugar de la pronunciación dialectal de la Puerta de la Vega.
Otro de los muchos errores antológicos es que se siga transmitiendo que Ibn al-Sabbah era un almeriense que dejó un libro describiendo su viaje de peregrinación a Oriente, cuando hace tiempo dejó claro que en el texto árabe se dice que era "un anciano de entre 60 y 70 años que escribió el libro con anteojos (bi-mriya)", que se interpretó que lo escribió en Almería (bi-l-Mariya). Y eso que en el libro que publicó Lirola el año pasado (Almería, base naval, económica y cultural de al-Andalus) le dedicó un apartado al asunto para acabar definitivamente con este error acreditado.
Los errores no solo afectan a los textos, sino que también se encuentran en las ilustraciones. Así, por ejemplo, en una foto sacada de internet consta en el pie que se trata de la sepultura del sufí almeriense Ibn al-Arif (m. 1141), cuando es la de uno de los patronos de Marraquech, Sidi Yúsuf b. Ali, nacido en esa misma ciudad donde también falleció en 1196.
"Flaco favor hace el IEA acreditando en esta publicación numerosísimos errores, algunos antológicos", según Lirola. Éste se propone detallarlos para evitar, precisamente, que queden acreditados por la publicación de la institución almeriense y se sigan así transmitiendo una y otra vez. Muchos de ellos son obra de Lorenzo Cara y están también contenidos en la Guía de la Alcazaba que reeditó el año pasado también el IEA, repitiendo los que ya habían aparecido en la edición anterior.
Uno de los hechos más graves que denuncia Lirola es la censura a la que han sometido su texto. El mismo director del IEA, Mario Pulido, lo convocó a una reunión para pedirle que aceptara varias modificaciones por las divergencias que mostraba el profesor universitario en relación con teorías de Lorenzo Cara. Aunque le resultó rara esta intromisión, por deferencia al nuevo director, Lirola aceptó suavizar las expresiones que utilizaba. En una de ellas, relativa a la interesante inscripción conservada en el Convento de las Puras a nombre de Muhya b. Muhammad al-Ruayni, que falleció a consecuencia del parto, mártir, Lirola explicitaba en su texto que corregía (sic) la lectura realizada por Lorenzo Cara y Bilal Sarr, quienes, aparte de leer mal el nombre, habían entendido que "murió en la ruína" en lugar de "a consecuencia del parto". Los coordinadores le habían modificado el texto para que dijese "Frente a otros planteamientos, considero que es la única que documenta epigráficamente esa clase de martirio". Lirola consensuó con Mario Pulido el que se sustituyera por "Esta es mi lectura frente a la que hacen Lorenzo Cara y Bilal Sarr de que "murió en la ruina"". Finalmente, han censurado también esto último, pese a estar consensuado con el director, y no se alude a ninguna lectura anterior que se encuentra acreditada en el libro que fue publicado por el IEA. Indignado, Lirola lo ha puesto en conocimiento de Mario Pulido, preguntándole quién es el responsable de la censura, sin recibir respuesta al respecto ni disculpa alguna por parte del director del IEA.