“Las expectativas suelen fallar, generalmente allí donde más prometen”
Con esta frase William Shakespeare nos advierte que nos vamos a tener que superar expectativas frustradas, sobre todo cuando son demasiado altas aumenta la probabilidad de que no se cumplan. Nos recomienda poner en práctica una especie de “Praemeditatio Malorum”, una visualización negativa, una técnica estoica para que esta adversidad no nos sorprenda. Las expectativas no siempre se cumplen, así que debemos tener un plan alternativo para seguir el camino.
El resultado del 23J para el partido popular se puede definir como una amarga victoria, pues sin duda fue el ganador en número de votos y en escaños, pero parece deducirse con poco margen de error, que será casi imposible que consiga conformar una mayoría parlamentaria suficiente para poder investir al candidato Feijóo como presidente de gobierno. Este hecho se puede definir como un fracaso de las expectativas que manifestó el propio candidato, el partido, medios de comunicación y empresas de encuestas. El resultado nadie lo hubiera pronosticado hace unos meses, se daba por segura la victoria aplastante del PP y la derrota absoluta del PSOE, incluso hasta una semana antes de la cita electoral.
Permitanme este ejercicio de aproximación a las diversas causas que han producido este resultado.
Andalucía siempre es determinante. Siempre se ha dicho que para ganar las elecciones nacionales, hay que ganar con claridad en Andalucía. No en vano es la comunidad autónoma con mayor población, número de votos y escaños. Si nos remontamos al 19J del año pasado, las elecciones autonómicas en Andalucía, la demolición de CS le rentó grandes resultados al PP, un 43% de los votos emitidos. Pero en estas elecciones nacionales del 23J, parece que se ha dilapidado esa ventaja, el PP ha obtenido al 36,5%, pero lo más significativo es que el PSOE ha subido del 24% el 19J 2022 al 33,5% el 23J. ¿Por qué se ha producido esto en Andalucía?. Creo que es una pregunta pertinente y que nos da varias claves de lo sucedido en estas elecciones generales. Estamos comparando elecciones autonómicas con nacionales, algo que no es equivalente evidentemente, pero sí indicativo.
Y es que el PP lo estaba haciendo bastante bien. En Andalucía el éxito en las pasadas autonómicas 19J del PP, se debe entre otros factores a la absorción de los votos de Cs, recuerden que veníamos de una situación muy igualada entre PP y CS, los andaluces comprobaron que el estilo político del llamado gobierno del cambio, fue un estilo integrador, moderado, reformista y conciliador. Y este estilo de gobierno lo capitalizo políticamente el PP, convirtiéndose en un partido transversal en Andalucía, desde el centro izquierda a la derecha, de ahí su resultado inapelable el 19J.
Pero han llegado los resultados de las elecciones autonómicas y municipales del 28M de este año y la gente ha visto y no ha entendido que el PP asumiera que VOX y sus banderas eran integrables en gobiernos compartidos, un giro de guión no menos sorprendente por esperado, tan solo un año tras absorber el voto de CS. Las negociaciones express en Valencia, los nombramientos en Baleares, el esperpento acaecido en Extremadura y sobre todo el desarrollo del gobierno de Castilla y León, ha dado lugar a que gran parte del votante centrado ha huido, y el efecto de la absorción del voto de CS ha quedado amortizado. Además estos acuerdos PP-VOX ha producido una movilización del electorado socialista, hasta ese momento con dudas, en todas las comunidades autónomas, especialmente en Cataluña y Pais Vasco.
Ahora es más fácil decir esto. Quizás vistos los resultados, algunas personas en el partido popular pueden estar pensando que la estrategia iniciada por la anterior ejecutiva y continuada por la actual, de absorción del voto de CS, que parecía una buena estrategia pues confería al PP un marchamo más centrado, fue en realidad un error y seguramente lo que debían haber hecho es intentar conseguir al votante de VOX y dejarle el espacio electoral a CS, así se consiguió el gobierno en Andalucía y posiblemente se hubiera conseguido en España, pero esto nunca lo sabremos.
Soy afiliado a Cs y el espacio político donde milito es el centro liberal y reformista, mi concepción política y mi vocación andalucista y almeriense condiciona mi opinión sin duda, pero como he comentado en otras ocasiones cuando estás alejado de la primera linea, la objetividad sube enteros. También quiero decir que mi modelo de partido, me refiero a CS, no es el de socio constante del PP. Mi modelo es el de un partido independiente, diferenciado y exclusivo. Pero hoy toca analizar en este artículo el fracaso en las expectativas del partido popular e intento hacerlo desde la perspectiva de este partido. En otro artículos he tratado la crisis de CS y en otros trataré la dulce derrota del PSOE y como esta puede ocultar algunas derivas que está cometiendo y que creo debe resolver si quiere llegar a ser un partido mayoritario por si solo, en algún momento.
El candidato parece el adecuado, desde luego el Sr Feijóo tiene muchas virtudes, como la experiencia en cargos públicos y sobre todo en la presidencia de una comunidad autónoma. Aunque tengo la sensación que no hemos llegado a conocer al candidato, que no ha mostrado sus virtudes suficientemente, que indudablemente tiene, no tengo duda.
Pero también ha cometido errores de bulto, desde mi punto de vista un asunto esencial que marcó el devenir de la campaña, fue la espantada del debate electoral de RTVE, inconcebible desaprovechar una ocasión para expresar su proyecto y por supuesto el respeto a los ciudadanos debe anteponerse a la lícita estrategia partidista.
Efecto Rebote del debate de ATRESMEDIA, en un primer momento el candidato del partido popular salió vencedor por goleada del debate. Pero en los análisis mas avezados se constató que había utilizado técnicas muy conocidas en comunicación como “paltering” o también “galope de Gish”, sobre todo en el bloque económico del debate. El efecto rebote se ha producido días despúes y un punto de inflexión en la campaña electoral fue la entrevista al Sr Feijóo en las mañanas de RTVE, donde la periodista Silvia Intxaurrondo, le rebatió estos datos de forma contundente.
Una imagen demoledora que pudo condicionar el desarrollo de la campaña, pudo ser la fotografía de marras en el barco, no suficientemente aclarada por el candidato y despachada con una respuesta algo extravagante, “yo no tenía internet”
Por último y esto creo que es válido para todos los partidos, los candidatos del siglo XXI, deben responder a unos estándares de actualización a nuestra sociedad actual, la España de 2023 no es la de finales del S.XX, y no es una cuestión de edad del candidato, hay personas antiguas con treinta años y otras actualizadas con setenta. Y debe ser obligada la homologación a los líderes de los países de nuestro entorno, de nuestro nivel, somos la cuarta economía del euro y estamos muy cerca de la tercera. No saber inglés no es una enfermedad desde luego, pero es un síntoma si quieren, es indicativo de no representar a la pujante, moderna y diversa sociedad española. No se trata de defenestrar a alguien por no dominar el idioma de Shakespeare, sería ridículo, pero no favorece la imagen del candidato, es importante en mi opinión, que el candidato sea un reflejo de la sociedad actual y evitar identificarse con una España pasada. ¿Se imaginan a un directivo de IBEX35 chapurreando el inglés?, o no ya del IBEX, a cualquier directivo de una empresa española que compite en mercados internacionales. Sin embargo le permitimos a los políticos esta falta de preparación, sin duda hay muchos políticos que ostentan una alta representación institucional con déficit de preparación mucho más graves, pero este es otro asunto, que hemos tratado en artículos anteriores.
La sociedad española debe ser cada vez más exigente con los políticos que optan a cargos institucionales.