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Leonor acuartelada
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(Foto: malasombra)

Leonor acuartelada

Por Rafael M. Martos
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domingo 20 de agosto de 2023, 07:00h

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La princesa Leonor ha iniciado su formación militar en la Academia General de Zaragoza (en la que por cierto, estuvo mi padre y compartió estancia con un tal Juan Carlos de Borbón, a quien le filtraba las notas -algo estaba prohibido- y ya era por entonces “muy campechano”), siguiendo los pasos de su padre, el rey Felipe VI, que hace 38 años hizo lo mismo. La heredera al trono se ha despedido de su familia con un emotivo abrazo y ha ingresado en la institución castrense, donde permanecerá dos años. Allí recibirá una educación basada en los valores militares y se preparará para ser la futura capitana general de los tres ejércitos.

Sin embargo, ¿es necesario que la princesa Leonor pase por este proceso? ¿No resulta anacrónico que en pleno siglo XXI la futura reina de España tenga que someterse a una disciplina y una formación que poco tienen que ver con su papel como jefa del Estado? ¿No sería más conveniente que la heredera recibiera una educación más acorde con los tiempos que corren, más abierta al mundo y a la sociedad civil?

No se trata tanto de cuestionar que Leonor, como reina, tenga que pasar por el ejército, sino de plantearse si tampoco tendría que hacerlo un varón llegado el caso. La Constitución establece que el rey es el símbolo de la unidad y permanencia del Estado y el mando supremo de las Fuerzas Armadas, pero eso no implica que tenga que vestir el uniforme o empuñar las armas. Su función es más bien representativa y arbitral, no ejecutiva ni operativa.

El presidente de los Estados Unidos, por ejemplo, como cualquier jefe de Estado, es el mando supremo de los ejércitos, pero no hay ley, ni norma escrita o consuetudinaria, que le imponga haber servido en las Fuerzas Armadas.

Por eso, quizás sea hora de revisar el modelo de formación de la princesa Leonor y adaptarlo a las demandas y expectativas de la ciudadanía. No se trata de renunciar a la tradición, sino de actualizarla. No se trata de despreciar el valor del ejército, sino de reconocer su papel dentro del Estado democrático. No se trata de aislar a la heredera, sino de acercarla a la realidad ¿no podría dedicar un tiempo a servir en un hospital, o en la Cruz Roja?

Leonor acuartelada es una imagen que puede resultar chocante o incluso contradictoria para muchos españoles. Una imagen que puede generar distancia o desconexión entre la monarquía y la sociedad. Una imagen que puede ser interpretada como un signo de resistencia al cambio o de anclaje en el pasado. Una imagen que, en definitiva, puede no ser la más adecuada para una futura reina del siglo XXI.

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y la novela "Todo por la patria"