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Iscariote, Tadeo y Rubiales
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(Foto: malasombra)

Iscariote, Tadeo y Rubiales

Por Antonio Felipe Rubio
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afelipeafelipecom/7/7/15
martes 29 de agosto de 2023, 16:12h

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Si Orwell y Huxley en la España actual levantaran la cabeza, se morirían del pasmo. Jamás unas novelas distópicas pudieron ser tan preclaras al describir una sociedad que se sentía plena y orgullosa de ser esclava de sí misma. En Occidente hemos alcanzado el más alto grado de estulticia a base de autocensura, pánico moral, complacencia en la manipulación y permanente estado de alerta inquisitorial.

No voy a entrar en el asunto Rubiales. Hace años, escuchaba a García en Antena3 de Radio con su retahíla de acertadas descripciones sobre los directivos del futbol patrio: Pablo, pablito, pablete, tiralevitas, lametraserillos, zampabollos, menesterosos, abrazafarolas… innumerables epítetos sobre presidentes y directivos que, desde la Real Federación hasta la Regional Preferente, se adornaban de trinques, discrecionalidad y puterío en la gestión del, con perdón, el denominado deporte rey. Y han pasado años desde aquellas tórridas noches radiofónicas, pero poco o nada ha cambiado, salvo que con García supimos que, con valentía e independencia, se podía acceder a la verdad. Ahora, con gobernantes delincuenciales, mentirosos, manipuladores y corruptos es más que probable caer en la dominación y el control de vidas y haciendas en manos de lo peor que nos ha tocado en desgracia.

No hay nada peor para una sociedad “educada” en la incultura que otorgarle la falsa imagen del “empoderamiento”. Este y no otro es el efecto inquisidor. Nos inundan con un linchamiento mediático que se nutre de la mejor onda de propagación universal: el futbol. Jamás podría alcanzar semejante resonancia un evento tan absurdo como propinar un efusivo y fugaz “pico”. Jamás habría intervenido la ONU, la Audiencia Nacional, el Gobierno de España, La Liga, la “FILFA”, el PP, los medios de comunicación, los notables del lugar… y el mundo de la cultura, la empresa, el deporte, la industria, el arte, las ciencias, las letras y sus labores.

Es un hito histórico. Hemos alcanzado las más altas cotas de la gilipollez. Ya estamos maduros para institucionalizar la Neolengua, el Ministerio de la Verdad, el Ministerio del Amor y el Ministerio de la Abundancia. Y, una vez insertos y disfrutando del Partido Único, potenciemos la Policía del Pensamiento, la Represión y la Censura. Insisto, Huxley y Orwell jamás hubiesen pensado que podríamos llegar a ser dominados, sometidos, controlados y, a la vez, felices, libérrimos y empoderados, empoderadas y empoderades. Ya hemos alcanzado la imbecilidad del Neolenguaje, el Ministerio de la Verdad es la ponzoñosa parodia de la izquierda extrema y la extrema izquierda. La Policía del Pensamiento domina los medios de comunicación, las redes, las esquinas y los de la mesa que tienes al lado tomando un vermú. Hay que tener cuidado con lo que se dice. No se puede, siquiera, matizar sobre opiniones medioambientales; o eres del cambio climático políticamente correcto o eres un negacionista terraplanista.

La madurez de esta sociedad, estabulada como una mesnada medieval, es tan políticamente correcta y obediente con los nuevos mandamientos que algunos se desvelan porque no se acuerdan si en el contenedor azul se escapó un frasco de Bisolvón. Y no digamos de la “madurez” alcanzada desde el odio institucional del progresismo y el nacional socialismo nacionalista: odio y sabotaje a la Vuelta Ciclista a España, odio al idioma, odio a la derecha, odio a la crítica, odio a la igualdad, odio a la verdad, odio al derecho, odio a la propiedad y odio al orden, al respeto y a la buena educación.

Todo es un dechado de hipocresía. Si la horda progresista se ha dejado seducir y opta por el linchamiento y la inquisición moralista no cabe mucho espacio para el verdadero progreso de una sociedad atenazada por el miedo a sí misma y al pavor de los “criminales” excesos, que condujeron a nuestra cultura occidental a la criminal delación de otro denostado personaje besucón: Judas. Lamentablemente, muchos, muchas y muches progresistas de la izquierda del “progreso y la cultura” no podrán discernir entre Judas Iscariote, Judas Tadeo y “Judas” Rubiales. En cualquier caso, esta horda ya ha elegido a quien le protege y con quien mejor se identifica: Barrabás.

Antonio Felipe Rubio

Periodista
Dirige La Tertulia en Interalmería TV