En una de sus obras más famosas, el escritor colombiano Gabriel García Márquez narra las peripecias de una familia que vive en un pueblo donde ocurren cosas extraordinarias y fantásticas. El autor bautizó este estilo como realismo mágico, una forma de mezclar la realidad con la imaginación, creando un mundo propio y sorprendente.
Algo así debe de haber pensado Pedro Sánchez -y que nos perdone el inmenso Gabo- cuando decidió aplicar la amnistía a los independentistas catalanes que se saltaron la ley y la Constitución. El presidente del Gobierno parece haberse inspirado en el realismo mágico de García Márquez para crear su propia versión de la política española, donde todo es posible y nada tiene consecuencias.
Así, en el mitin del PSOE celebrado hace unos días, Pedro Sánchez sostenía que gracias a la amnistía todo el mundo sería más feliz, y la vicepresidenta María Jesús Montero, también aseguraba que la amnistía sería un escudo social. En fin, la amnistía vale para todo, para un roto y para un descosido... una pena no haberla aplicado hace cinco años, cuando los mismos que hoy dicen que es constitucional sostenían lo contrario.
Pero el realismo mágico de Pedro Sánchez no se queda ahí, y tras publicar “Manuel de resistencia” ahora se ha anunciado la salida a venta de “Tierra firme”, su nuevo libro, aunque no se ha dado a conocer quién ha escrito la obra que él firma, y que seguro que nos imbuirá de su realismo mágico, de esos otros mundos en los que le acompaña como fiel escudero José Luis Rodríguez Zapero.
No cabe duda de que Pedro Sánchez tiene una gran imaginación y una gran capacidad para contar historias. Tal vez debería dedicarse a la literatura en vez de a la política, y transformar en novelas sus dos obras. Porque el realismo mágico está muy bien para leerlo en un libro- GGM es de lo más grande que ha dado la literatura-, pero no para vivirlo en un país.
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