Día triste para los almerienses el 14 de diciembre de 2023. Nos despedimos de la pasarela de Renfe, esa fiel compañera que durante cuatro décadas nos ha permitido cruzar de la ciudad a la playa, y viceversa, sorteando las vías del tren. Cuatro décadas nada más, porque seguro que la idea era que fuese algo provisional, y ya sabemos que lo más duradero suele ser aquello que se pone de provisional.
La pasarela de Renfe ha sido testigo de tantas cosas: de los primeros amores de verano, de las escapadas nocturnas, de las manifestaciones ciudadanas, de las carreras de bicicletas, de los paseos con mascotas, de los selfies con el mar de fondo... ¿Qué será de nosotros sin ella? ¿Cómo podremos vivir sin ese traqueteo metálico, sin ese olor a óxido, sin ese paisaje industrial que tanto nos caracteriza?
Pero no hay mal que por bien no venga. La retirada de la pasarela de Renfe es el primer paso visible de las obras del soterramiento, ese proyecto tan ansiado y tan demorado que por fin parece que va a ser una realidad... en 2027, claro. Gracias al soterramiento, Almería tendrá una nueva cara, más moderna, más integrada, más verde, más humana. Gracias al soterramiento, podremos disfrutar de un paseo marítimo sin barreras, de una estación de tren digna, de una conexión ferroviaria de calidad. Gracias al soterramiento, Almería entrará en el siglo XXI, con 30 años de retraso casi, pero más vale tarde.
No deja de llamar la atención que si no llega a producirse el adelanto electoral del 23J, el desmantelamiento de esta estructura, y por tanto, el primero hecho visible en la capital de las obras de la Alta Velocidad y el soterramiento, se habría producido en plena campaña electoral de las generales, y qué mejor que hacerlo con la pasarela de Renfe desmontada. Eso sí, José Luis Rodríguez Zapatero también se dedicó a poner vías y hacer túneles que luego quedaron en nada, pero lució precioso todo en la campaña electoral.
Así que, adiós, pasarela de Renfe. No creas que te echaremos de menos.
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