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¿Feliz octavo aniversario?
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(Foto: malasombra)

¿Feliz octavo aniversario?

Por Rafael M. Martos
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domingo 25 de febrero de 2024, 04:00h

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La Mesa en Defensa del Ferrocarril ha "celebrado" su octavo aniversario. Ocho años de lucha, de reivindicación, de movilización, de denuncia. Ocho años de exigir lo que es justo, lo que es necesario, lo que es urgente: unas infraestructuras ferroviarias dignas para nuestra provincia.

Y lo ha hecho, como no podía ser de otra manera, con una concentración frente a la estación de tren, esa que lleva años sin ver pasar un solo convoy, esa que se ha convertido en un símbolo de abandono, de olvido, de desidia. Allí se reunieron representantes de la sociedad civil... y de los partidos políticos, de las instituciones. Todos unidos por una causa común, por un sueño compartido, por una esperanza colectiva: el tren de alta velocidad y el soterramiento.

Sí, el tren de alta velocidad, ese que nos prometieron hace más de una década, ese que nos dijeron que estaría listo para 2015, luego para 2018, luego para 2020, luego para 2022, luego para 2024, y ahora para 2026, aunque las fechas de las licitaciones nos digan otra cosa. Ese que nos aseguraron que sería de última generación, que alcanzaría velocidades de vértigo, que nos conectaría con el resto del país y del mundo. Ese que ahora resulta que tendrá que compartir vía con los trenes de mercancías, que usará vías no aptas para las velocidades prometidas. Ese que, en definitiva, no será aquello que nos dijeron, pero oye, menos da una piedra.

No importa, porque los políticos que no han cumplido, estaban allí, en la concentración, para felicitar a la Mesa en su octavo aniversario. Para ponerse medallas, para hacerse fotos, para dar discursos. Para decirnos que están con nosotros, que nos apoyan, que nos comprenden. Para pedirnos paciencia, confianza, colaboración. Para prometernos que el tren llegará, que será una realidad, que será un éxito.

Qué triste. La Mesa no debería existir, la Mesa no debería celebrar nada, la Mesa no debería seguir vigente. La Mesa es el resultado de un fracaso político, de una incompetencia histórica, de una irresponsabilidad crónica. La Mesa es la prueba de que los políticos no han hecho su trabajo, de que nos han abandonado a nuestra suerte, de que nos han condenado al aislamiento.

Pero no quiero ser injusto, no quiero ser malo, no quiero ser cruel. Reconozco que el proceso ha sido complicado, que ha habido dificultades, que ha habido imprevistos. Reconozco que ha habido dos crisis económicas, una pandemia, varios cambios de gobierno. Reconozco que todo eso ha influido, ha retrasado, ha obstaculizado. Pero también reconozco que nada de eso justifica, excusa, absuelve. Que cada uno tiene su parte de culpa, de responsabilidad, de deuda. Que nadie puede lavarse las manos, echar balones fuera, mirar para otro lado.

La Mesa ha demostrado seriedad, compromiso, perseverancia. Siendo fruto de la sociedad civil, los almerienses poco se han movilizado cuando se les ha llamado a hacerlo, pese a lo cual, ha sido un martillo pilón, una voz incansable, una conciencia crítica. Ha sido, en definitiva, la única que ha estado a la altura, la única que ha dado la cara.

Por eso, desde aquí, quiero felicitar a la Mesa en su octavo aniversario. Pero no con alegría, sino con tristeza y resignación.

Porque la auténtica celebración que todos deseamos es su disolución porque ya no haga falta.

Rafael M. Martos

Editor de Noticias de Almería

Periodista. Autor de "No les va a gustar", "Palomares en los papeles secretos EEUU", "Bandera de la infamia", "Más allá del cementerio azul", "Covid19: Diario del confinamiento" y la novela "Todo por la patria"