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No a la Amnistía, no a la Impunidad
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(Foto: malasombra)

No a la Amnistía, no a la Impunidad

Por Rafael Leopoldo Aguilera
sábado 09 de marzo de 2024, 20:14h

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Después de la manifestación de Madrid, otra concentración en la Plaza San Jaime en Barcelona en protesta por la cesión al chantaje separatista. Cataluña es la Comunidad autónoma más perjudicada por la concesión de una amnistía que borra los delitos de los independentistas animándoles a volver a empezar.

Por eso, en la Plaza de San Jaime decimos desde Barcelona y desde cualquier otro punto de la amada España peninsular y de ultramar: No a la Amnistía, no a la Impunidad.

Todos sabemos que esta ley no está hecha para mejorar la convivencia entre los catalanes. Sólo responde a la necesidad de Pedro Sánchez de mantenerse en el poder a cambio de los votos de los diputados de Junts y ERC. Un antidemocrático proceso "deconstituyente" que, con engaño y ocultación, está desplegando mediáticamente sin anunciarnos los riesgos a los que nos enfrentaremos, un periodo de decadencia y pérdida de libertades, análogo a lo que están sufriendo diversos países hermanos de Hispanoamérica que han recorrido este mismo camino.

Pero el interés personal del presidente no puede estar por encima del bien común de España. Este domingo como en cualquier otro momento que se nos demande, más que nunca, tenemos que estar en la calle una vez que ya han anunciado que han llegado a un acuerdo. Posiblemente, por el hecho de que salgamos y lo manifestemos a través de la escritura, el presidente no dará marcha atrás. Es verdad. Pero es lo que tenemos que hacer.

Con el lema "Sobran los motivos, ¡Sánchez Dimisión!" decenas de asociaciones han convocado a la sociedad civil a salir a la calle de nuevo ante el deterioro político, institucional y social que está sufriendo España en manos de los intereses personales.

Este proceso amenaza con alcanzar un punto de no retorno y arrastrar al país, la patria, a un prolongado periodo de severa decadencia, poniendo en riesgo nuestra democracia, el bienestar de los ciudadanos, la paz pública y, en definitiva, la pervivencia de la Nación, de España, como proyecto común de convivencia.

No podemos asistir impasibles y dóciles a este proceso de evidente demolición del Estado de Derecho, para el que se ha recurrido la ayuda de la UE.

No podemos normalizar lo inadmisible ni aceptar lo inaceptable. No podemos darnos por vencidos, ni dejarnos llevar por el hastío. Es necesario transformar la indignación en rebeldía... y utilizar todos los recursos legítimos a nuestro alcance para defender a todo trance nuestras instituciones democráticas y la Nación de ciudadanos, materializada jurídicamente en la Constitución de 1978, en la que nos vemos reflejados la inmensa mayoría de los españoles. Paz y Bien.