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Es martes, ¡Es Perdón!
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Es martes, ¡Es Perdón!

Por Juan Torrijos Arribas
martes 26 de marzo de 2024, 06:00h

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Ha llegado un año más y en las calles de Almería se demostrarán de nuevo, como cada año, los sentimientos de cientos, miles de personas, hombres-mujeres, sobre una procesión de la Semana Santa de esta tierra. Quizá sea su silencio, el infinito silencio de esos nazarenos que van rezando en la noche, puede que sea esa campanilla que se te mete en las entrañas, llamándote a ser uno más en ese vía crucis silencioso que recorre la ciudad, o esos tambores rotos, como rotos están los ojos ante el drama que se celebra en las calles. Lo más hermoso de esta noche, sin que mis ojos miren a las alturas, es la entrega de unos seres humanos, es el esfuerzo que se hace sin esperar nada a cambio, es la sensación de pertenencia a algo que está por encima de nosotros mismos, que está ahí, aunque no lo sepas o no lo puedas explicar.

La Semana Santa son sentimientos que se despiertan ante una primavera que se abre en las calles de nuestras ciudades y pueblos. Son momentos que se viven a veces desde el recuerdo de nuestros años más jóvenes. Y a ellos volvemos en estas fechas, que muchos esperan como las más importantes del año. Nos emociona evocar, junto a noches como la de este martes, lo que fueron aquellos de nuestra juventud, incluso llegando a la infancia. Y es en esos instantes cuando se desbordan los sentimientos.

Hay tantas y hermosas formas de sentir y de hablar de la Semana Santa, que cuesta trabajo elegir una. La tarde-noche del pasado sábado presencie como una mujer desnudaba sus sentimientos ante sus vecinos. Con una voz sincera, suave, sin estridencias, Encarni Duarte, la de Emilio, como se la conoce en el pueblo, habló de su presencia viva en la Semana Santa, de sus encuentros de infancia y juventud con estos días en los que las familias los vivían de una manera tan especial en los pequeños pueblos. Nos habló de su Nazareno, o de esa Virgen tan suya, y lo hizo de una manera sencilla, tan entrañable, que parecía que ellos estuvieran a su lado, oyendo su voz, escuchando el canto de una mujer que se lo iba entregando a los amigos allí reunidos, que asentían en silencio ante las palabras escuchadas. La vimos haciendo roscos y borrachillos para estos días, oyendo la voz de su hermana metiendo prisa en el trabajo por hacer de cara a los ese jueves y viernes santo, y en las palabras de Encarni notabas el amor que desprendía, por encima de los familiares y amigos que la escuchaban, hacia unas fechas marcadas por la llegada de la primavera y que siguen inolvidables dentro de ella: Esa Semana Santa que ha estado siempre presente en su vida.

Estos días los sentimos extraños dentro de nosotros mismos. Deben ser los recuerdos, los olores de las calles, las voces que se hacen oración, las palabras que se elevan, los ojos que miran buscando en esa luna el milagro de cada año. Y en medio de todos los sentimientos que se despiertan, el Perdón. Los niños del Perdón que hacen en las calles de la ciudad que el silencio se haga presente. Entrañables y hermosas las palabras de Encarni del sábado, hermoso ese silencio que nos ofrece El Perdón cada Martes de Semana Santa.