En palabras de George Orwell, “En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”. Hoy, nos encontramos ante una situación que parece sacada de las páginas de “1984”. El subdelegado del Gobierno en Almería, José María Martín, ha hecho declaraciones sobre la presencia de narcolanchas en el Cabo de Gata que, en lugar de aportar claridad, han sembrado más dudas.
Martín ha actuado más como un comentarista que como un responsable político. Ha hablado, sí, pero no ha dado hechos, solo su opinión. Nos dice que Almería ha sido incluida en el plan especial del campo de Gibraltar. Pero, ¿qué significa eso realmente? Si no hay medios, si las narcolanchas siguen llegando y resguardándose, ¿de qué sirve estar incluidos en un plan?
La novedad de la presencia de narcolanchas ya ha pasado. Lo hemos visto porque ha salido en los medios. Pero, ¿qué pasa con lo que no vemos? Si nadie lo ve, es como si no hubiera llegado. Entonces, ¿qué significa realmente que Almería esté en el plan especial del campo de Gibraltar? ¿Van a venir más gente? ¿Va a haber más medios? ¿Cómo va a haber más gente y más medios si en Barbate, un centro crítico, no tienen ni medios ni personal?
Y luego, se nos dice que estemos tranquilos. Sí, claro, podemos acostarnos y dormir. Pero sabemos que las narcolanchas están ahí. Como dijo el poeta Antonio Machado, “La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés”. Y la verdad es que, a pesar de las palabras tranquilizadoras del subdelegado, la presencia de narcolanchas en el Cabo de Gata es una realidad que no podemos ignorar.
Necesitamos hechos, no palabras. Necesitamos acciones, no promesas. Y, sobre todo, necesitamos transparencia, y que el subdelegado no se nos ponga musiquero y nos cante eso de "tranquilo, majete, solo son narcolanchas", parafraseando a Celtas Cortos.