El PSOE de Almería, instrumentalizando al concejal podemita de la capital, acaba de hacer uso de una intervención en La Tertulia de InteralmeríaTV con inequívoca intencionalidad sectaria y para descrédito y demérito, tanto de la televisión municipal como de la interviniente a la que no han cesado de desprestigiar y ridiculizar en las redes e, incluso, pidiendo ayuda a los amigos de El Intermedio. En el programa que dirige wayoming se emitió un tramo editado y sesgado de la intervención de la contertulia, sin que se pudiese ver y escuchar la siguiente opinión, en este caso, diametralmente opuesta a la expresada por la anterior interviniente. Esta opinión, con idéntico derecho a expresarla como la de la señora vituperada en las redes animadas por el concejal podemita, fue obviada intencionadamente, incluso, en la nota de prensa enviada en los medios de comunicación anunciando una queja formal ante el Consejo Audiovisual de Andalucía.
Evidentemente, en un programa de opinión se escuchan todas las opiniones y, si es menester, se coincide o se discrepa. Y ese es el caso que nos ocupa. Es ocioso hacer apelaciones a la libertad de expresión cuando desde los presuntos garantes de la democracia y las libertades se persiguen con insidia y escarnio público a los que osen señalar las “políticas del gobierno socialcomunista” como las causantes de ciertas situaciones que conducen a la protesta, el desencanto y la desesperación ante las injusticias.
No vamos a sorprendernos por la fruición mostrada en destacados miembros del gobierno (Gobierno de España) al señalar a Ayuso como “culpable por la muerte de siete mil doscientas noventa y una personas en centros de la tercera edad adscritos a la Comunidad de Madrid”. Igualmente, las protestas de los agricultores están teñidas e impulsadas por la extrema derecha. Tampoco es novedad que se señalen como negacionistas, terraplanistas, xenófobos, racistas, odiadores… los que opinan diferente sobre la Agenda 2030, cambio climático, inmigración ilegal, narcopateras… Y no se puede negar la discrepancia sobre la llamada ley del “solo sí es sí”, violencia de género y la identidad de género. Es evidente que las medidas dimanantes de ciertas leyes han sobrepasado la contrariedad y el estupor al comprobar las victimas que el gobierno ha posibilitado la reducción de condenas y/o puesta en libertad de condenados por violaciones y abusos.
Ante el innegable incremento de la violencia vicaria, los ciudadanos exigimos medidas que detengan esta escalada execrable con medidas urgentes e inequívocas por parte del gobierno. Y así, el Gobierno de España ha urgido una reunión presidida por Pedro Sánchez, con la violencia contra las mujeres y sus hijos como argumento y centro de la agenda política, y como consecuencia de la alarma social creada. Pedro Sánchez ha presidido una reunión extraordinaria del Observatorio Estatal de Violencia sobre la Mujer, celebrado en el Palacio de la Moncloa, destinada a analizar este grave fenómeno. La convocatoria viene motivada porque en los primeros cuatro meses del año han sido asesinados por sus padres siete niños, en un contexto de violencia de género, lo que supone el peor arranque del año desde el 2013. En estos 11 años, han fallecido sesenta menores, pero nunca antes se habían concentrado tantos asesinatos en un periodo tan corto de tiempo.
A la vista de los acontecimientos, es razonable que una mujer -con hijos y nietos- se vea concernida por esta escalada que, con acierto o desacierto (es su opinión), asegura que las políticas de gobierno generan “efectos colaterales”. Y, aunque es arriesgado, muy arriesgado, entrar en consideraciones que se adentren en las causas de tan incalificables asesinatos, en cualquier caso, el riesgo ya es consustancial con los tiempos que vivimos. Opinar y mostrar percepciones personales sobre asuntos políticamente incorrectos y alejados del manual de progresismo es motivo de escarnio, mofa, ridiculización y ponerte en la diana.
Jamás podía pensar que la frase de Claudio A. Helvecio se la hayan arrogado desde la ideología de izquierda como faro y guía para la defensa de las libertades más progresistas. Ahora, los defensores han tornado en inquisidores.
La frase, atribuida erróneamente a Voltaire, es: “No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero defenderé con mi vida su derecho a decirlo”
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