Tras los resultados en las elecciones autonómicas vascas, el comentario más generalizado es que todos lo que han logrado representación ganan. Pero para que alguien gane, alguien debe perder, asi que en eso nos vamos a fijar.
El Partido Nacionalista Vasco (PNV) gana porque ha logrado mantenerse en el poder, pero pierde escaños a pesar de su renovado liderazgo, y queda en dependencia directa del PSOE de Pedro Sánchez. ¿Será Sánchez quien pierda el favor de Bildu en el Congreso? Probablemente no. Bildu tiene muy clara su estrategia desde hace más de una década, no tiene prisa, pero tampoco hacen pausa.
Por otro lado, Bildu ha dado un salto cualitativo, de 21 a 27 diputados, y eso es ganar, pero no han logrado la Presidencia, como se las prometían. Ahora bien, esos seis diputados más son justo los que ha perdido Podemos, una formación que siempre se mantuvo fiel a ellos, que les ha defendido y apoyado sistemáticamente. Es obvio que la juventud vasca -ese es su target electoral- ha cambiado la izquierda estatal por la nacional.
El PSOE, por su parte, ha sumado dos escaños más a su haber. De 10 a 12, un incremento que en cualquier otro escenario sería considerado escaso, pero aquí significa poner y quitar lendakari, entrar en el gobierno. Obviamente no importa seguir siendo los terceros si tienes la llave del gobierno.
Sumar, la nueva incorporación al Parlamento, ha logrado entrar con un escaño. Un debut modesto, muy modesto. Sumar venía a ocupar el espacio de Podemos, pero éstos tenían seis escaños, cuatro propios y dos más de Izquierda Unida. Pues bien, no solo es que Bildu se haya comido a esos seis, es que ahora Izquierda Unida está dentro de Sumar, y Sumar solo tiene una representante. También han perdido aunque se diga que han ganado, porque además serán absolutamente irrelevantes.
El Partido Popular ha logrado en solitario 7 escaños partiendo de seis, ya fueron en coalición con Ciudadanos entre ambos tenía 2, por lo que también han ganado, y quizá, si Vox no existiese, su resultado habría sido mejor, pero es lo que hay. A pesar de ello, no es menos cierto que su porcentaje de voto en el País Vasco sigue por debajo de los dos dígitos, cuando en 2001 lograron más del 23%.
Vox se queda anclado en lo que tenía, y sí, gana porque se mantiene y porque mejora en votos, pero de un modo que no da para ser más de lo que era.
En estas elecciones, todos han ganado algo, y casi todos han perdido algo. Y lo más importante es que los vascos han votado a quienes les ha dado la gana.