Por si hay algún incauto por ahí a estas alturas, el presidente Pedro Sánchez ha vuelto por donde solía. ¿A quién puede extrañarle pasadas las elecciones vascas? Ahora Sánchez vuelve a darle cariño a EH Bildu, cuando solo unos días antes, abominaba de ellos porque su candidato a lehendakari se negaba a reconocer a ETA commo organización terrorista. Eso sí, se cuidaron de romper con ellos ninguno de los pactos que tienen.
Todo comenzó durante una animada sesión de control al Gobierno, donde Alberto Núñez Feijóo planteó una pregunta. En lugar de una respuesta directa, Sánchez eligió girar alrededor del tema, poniendo sobre la mesa los resultados electorales en Euskadi. Y es que Sánchez, en vez de responder, prefirió hacerse el ingenioso destacando que los partidos que apoyan al Gobierno habían ganado en una proporción de 9 a 1 en el Parlamento Vasco. Es decir, ahora, pasados los comicios, EH Bildu vuelve a ser "de los nuestros".
Y es que el PSOE podría haber utilizado otro argumento en su respuesta, incluso hablando de elecciones. El Partido Socialista es el tercero en el Parlamento Vasco y ha subido dos escaños, en tanto que el Partido Popular es el cuarto y ha subido un escaño. Podría haber presumido de eso. Si de elecciones vascas se trata, también podría haber presumido que podrían pactar con el PNV y formarán parte del Gobierno Vasco. De todo esto podría haberlo presumido Pedro Sánchez, pero no; él ha preferido presumir de aliados como EH Bildu.
Es una proeza de ingeniería política lo de Sánchez, que con su habilidad característica, ha vuelto a los brazos de EH Bildu... después de haber hecho a todo su partido descalificarlos en la misma proporción que los abrazaron de cara a la investidura. Ahora, el Partido Socialista puede quitarse esa careta y ha vuelto a las andadas, lo que es un aviso a navegantes ¿abominará el PSOE de los independentistas catalanes, volverá a prometer la "cabeza" de Puigdemont, negará el "cupo" fiscal? ¿Y luego? Pues sí, eso, todos pensamos lo mismo.