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Las Baterías de la Guerra Civil en Almería
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Las Baterías de la Guerra Civil en Almería

Por Ginés Valera Escobar
domingo 19 de mayo de 2024, 11:34h

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En julio de 1936, Almería sufrió un intento fallido de sublevación armada. Las fuerzas leales al gobierno de la República lograron resistir gracias a la intervención de organizaciones obreras y a la llegada de una columna armada de aviación. Durante la Guerra Civil, se construyeron baterías de costa y antiaéreas para defender la ciudad de los bombardeos. En 1937, se instaló una potente batería de costa en Punta de la Mona, equipada con piezas de artillería Vickers. También se emplazaron baterías en Roquetas de Mar y Punta de la Testa. Además, se estableció una defensa antisubmarina en la desembocadura del río Andarax y se utilizaron ametralladoras y cañones antiaéreos para proteger la ciudad.

En la madrugada del día 21 de julio de 1936 tuvo lugar en Almería la tentativa fracasada de sublevación armada. Los militares insurrectos del Batallón de Ametralladoras con sede en el Cuartel de la Misericordia a los que se unieron algunos Falangistas, tras alguna escaramuza acabarían rindiéndose, ya que las organizaciones obreras fueron armadas por el Gobernador Civil Juan Ruiz Peinado, los Guardias de Asalto se mantuvieron fieles al Gobierno de la República, y gracias a la intervención de una columna armada de aviación escapada del aeródromo de Armilla en Granada y a la decisiva llegada al puerto del destructor Lepanto cuya marinería defendió la República y amenazó con bombardear los edificios ocupados por los rebeldes si no deponían las armas. Serían finalmente apresadas las fuerzas sublevadas mandadas por el Teniente Coronel Huertas Topete y algunos de ellos ejecutados en Cartagena y playa de La Garrofa, permaneciendo desde entonces la Provincia de Almería durante toda la Guerra Civil leal a la República Española en la retaguardia.Basándonos en la declaración de Rafael Sanz Guerrero en la Causa General de Almería, pieza 2ª relativa al "Alzamiento nacional. Sus antecedentes. Ejército Rojo y liberación", documentos del Archivo General Militar de Ávila y a los pocos estudios que existen sobre el tema firmados por Rafael Quirosa-Cheyrouze y Muñoz, Gil Albarracín, Juan Lorenzo Gómez, Francisco Miguel Guerrero, Pedro Mena, Francisco López, Eusebio Rodríguez, Juan Noguera Cuenca, César Sánchez de Alcázar García, Francisco José Fernández Guirao, Juan Martínez e indagación propia, podemos conocer la existencia de las siguientes batería emplazadas por el Ejército Popular de la República en Almería durante la Guerra Civil. Todas ellas y la red de refugios subterráneos, defendieron activa y pasivamente a la Ciudad de los 52 bombardeos por mar y aire de la Aviación Nacional y la Aviazione Legionaria enviada por la Italia fascista de Mussolini (desde las bases aéreas Tablada, el Atalayón y Pollensa) y mantuvieron a Almería en la lealtad republicana impidiendo ataques desde tierra a la importante base naval de Cartagena, facilitando el paso de convoys por nuestras costas y que el Golfo de Almería no se convirtiera en una base de hidroaviones de los nacionales.

A comienzos de la contienda y para disminuir el abastecimiento del bando republicano, se produjo el 8 de noviembre de 1936 el bombardeo por crucero del bando nacional Canarias a los depósitos de combustible de CAMPSA del dique de Poniente del Puerto de Almería, sin que hubiese desde la costa hostigamiento alguno por ausencia de defensa artillera, lo que hacía la ciudad muy vulnerable. Para asegurar el ataque definitivo a Málaga por los Camisas Negras del General Roatta y fuerzas del Ejército del Sur del General Queipo de Llano, según el parte oficial de guerra del Ejército republicano, a las 9 de la mañana del dia 18 de enero de 1937 fue ametrallado el Campo de Aviación de Roquetas por un hidroavión HE-60 procedente del acorazado de bolsillo alemán Graf Spee y dos HE-59 que despegaron de la base del Atalayón, resultando inutilizados dos bombarderos ligeros republicanos Breguets XIX.

La caída de Málaga a comienzos de febrero de 1937, los ataques a la población civil que padeció en éxodo la "desbandá" y la intención de contener el avance de las tropas nacionales e italianas del Corpo Truppe Volontarie hacia la base naval de Cartagena, precipitaron la construcción en nuestra tierra de un sistema defensivo eficiente y coordinado.

Así las cosas, el 10 de febrero se ordenó al acorazado republicano Jaime I que se trasladara urgentemente al dique de Levante del Puerto de Almería para proteger con sus potentes piezas de 30,5 cms. y antiaéreos de 47 mm. y 76 mm. a la población de la ciudad, los refugiados malagueños recién acogidos e instalaciones portuarias. Poco después, el Estado Mayor de la XIII Brigada Internacional con Albert Schreiner se instaló brevemente en Aguadulce, en la finca del Ingeniero Cervantes, para detener el posible ataque a Almería desde Málaga, si bien el frente se acabaría estabilizando por Albuñol por falta de interés estratégico de las tropas franquistas en tomar Almería para avanzar hacia Cartagena.

El mandato de iniciar la construcción de la batería de costa de Punta de la Mona en los acantilados del centro de la Bahía y línea de trincheras en Aguadulce y Parador de las Hortichuelas, se dio el 11 de febrero de 1937 por el General Martínez Cabrera al Teniente Coronel Federico Tenllado Gallego (Jefe de Ingenieros de la Comandancia de Almería), enviando desde Cartagena a este sector tropas del Regimiento de Zapadores nº 3, dirigiendo los trabajos específicos de la defensa de costa el Comandante Ginés Aznar Aznar, Jefe Accidental de la Comandancia de Artillería de Almería. En junio de 1937 se creó la Jefatura de Defensas de Costas, subsistiendo la Comandancia Militar exenta de Almería, cuyo ámito territorial comprendía desde la Sierra de Lújar a Este de Motril. Meses después se completaría la protección integral de Almería con baterías de costa y antiaéreas, refugios contra aeronaves, estructuras fortificadas (trincheras, casamatas de ametralladoras dobles y sencillas y abrigos blindados) y puestos de observación y vigilancia a lo largo de todo el litoral Mediterráneo.

Aeródromos

La Provincia de Almería, junto con Murcia, Jaén y Albacete, se encuadraría en la 2ª Región Aérea, Tercer Sector de las Fuerzas Aéreas Republicanas: operando a lo largo de toda la Guerra Civil los nuevos aeródromos de la aviación republicana para defensa y ataque en Tabernas, El Alquián, Níjar Norte, Níjar Sur, Roquetas de Mar y Blanes.

Sección de Batería de Costa de Punta de la Mona

Leyendo el artículo “El Bombardeo en Almería” publicado en un número extraordinario de la Revista Historia y Vida de 1974, descubrimos un valioso testimonio firmado en primera persona con el pseudónimo “Estopín”, que debió ser el Capitan de esta batería.

Así podemos saber que la Comandancia de Artillería de Almería empezó la fortificación de la Plaza con parte del personal proveniente de los militares huidos de Málaga, procediendo al montaje de una batería a unos 2 kms de Almería, cerca del Castillo de San Telmo en la carretera a Málaga, a la que se accedía por el antiguo Camino Viejo a Roquetas del siglo XVIII, y junto a la Cantera del Alemán (hoy Urbanización de Castell del Rey). Se instalaron en la roca excavada del Cerro de la Mona tres piezas de artillería conformando la batería de costa de Punta de la Mona (que más tarde sería batería de costa nº 2). Una de las piezas Vickers tenía 120 mm. modelo D y alcance de 15.600 metros (parece que desmontada en febrero de 1937 del destructor Almirante Miranda) y los otras dos de 101,6 mm, modelo A procedentes del Crucero Extremadura, dado de baja en 1931, de alcance 10.000 metros. Estaban protegidas por una bateria antiaérea de 76,2 mm y alcance de tiro horizontal de 14.000 metros, mod. 31, con dirección de tiro BECT-III soviética.

Construyeron los artilleros en la parte excavada de la cantera un par de cobertizos con muros de mampostería y cubierta de uralita, en uno de las cuales se alojaron los oficiales y en otra la cocina. En cuanto a la tropa, se instaló en unas cuevas cavadas en el frente de ataque de la citada cantera, quedando las piezas de costa montadas en la parte vaciada, con un parapeto y a unos treinta metros sobre el nivel del mar. Inmediatamente debajo de la explanada de las piezas había un abrigo en el que se montó el telémetro y en la parte posterior de las piezas estaba el polvorín o repuesto de municiones, también excavado en la roca y con un pozo de comunicación con dicha explanada en el que se proyectaba instalar un "rosario de cangilones" para el suministro de proyectiles. A retaguardia de las piezas de costa se montaron las antiaéreas, si bien éstas permanecieron poco tiempo allí pues por falta de uso se trasladaron a otro frente donde se consideraron más necesarias.

Se estrenó esta batería cargando unos 60 proyectiles con escaso éxito por insuficiente alcance contra la escuadra de la Kriegsmarine alemana, formada por el acorazado de bolsillo Admiral Scheer y los torpederos alemanes Lluchs, Leopard, Seeadler y Albatros (dotados con cañones de 105 mm), que de madrugada bombardearon Almería el 31 mayo de 1937 disparando 289 proyectiles: 91 de la pieza de 280 mm, 150 de 150 mm y 48 de 88 mm, causando unos 31 muertos y numerosos destrozos, como represalia por el bombardeo dos dias antes de una escuadrilla de Tupolev SB-2 soviéticos al acorazado de bolsillo Deutschland en el antepuerto de Ibiza, al "confundirlo" con el crucero Canarias, resultando muertos 24 marinos alemanes.

La flotilla alemana continuó su cañoneo hasta llegar frente a Roquetas ante una inoperante defensa republicana y se adentró en el mar, desapareciendo. Una pintura de Claus Bergen (1885-1964) que se expone en el Museo Marítimo Nacional, Greenwich, Londres, representa gráficamente este ataque.

Concluye el testimonio del Oficial asegurando que los buques alemanes no realizaron un solo disparo contra esta batería, por lo que mal pudieron destruirla, contradiciendo unas declaraciones hechas en nombre de su gobierno por Von Ribbentrop, Ministro de Relaciones Exteriores de la Alemania nazi, al periódico inglés The Times, en las que afirmaba que la escuedra alemana se había retirado una vez destruidas las fortificaciones almerienses y apagados los fuegos de sus baterías.

Al quedar también en los primeros disparos inutilizadas por anticuadas las dos piezas de menor calibre de la batería de costa de Punta de la Mona, decidieron las autoridades republicanas dotar a una desprotegida Plaza de Almería con unas defensa mucho más contundente.

Secciones de la Batería de Costa de Roquetas de Mar y Punta de la Testa

Fue inaplazable el emplazamiento por la Comandancia Militar Exenta de Almería y los Zapadores de la Junta de Defensa Pasiva (después DECA: Defensa Especial contra Aeronaves) bajo la dirección del TCOL de Ingenieros Tenllado Gallego, de una potente batería de costa nº 1 con dos secciones: una en la Punta de la Testa (junto la carretera al faro de Cabo de Gata) compuesta de 2 piezas de artillería Vickers de 15,24 cm, situadas a unos 250 metros una de la otra, modelo 1923, protegidas por antiaéreos de 20 mm, que hacían fuego cruzado con otra batería de costa emplazada en Roquetas dotada también con 2 cañones Vickers de 15,24 cm (152,4/50 mm) situadas a unos 40 metros entre ellas y a 300 metros de la costa. Cada sección tenía un alcance de 21.600 metros y disparaban proyectiles de 45,36 kgs perforante o rompedor, con una cadencia de 4 disparos por minuto, de modo que todo barco que entraba en la Bahía podía ya ser batido y alcanzado por alguna de las cuatro piezas. Para ambas secciones se presupuestaron en mayo de 1937: 134.500 pesetas. Plenamente operativas a finales de 1937, Almería ya no soportaría ningún ataque más por mar el resto de la Guerra, y solo dispararía sin más consecuencias unas salvas contra los Cañoneros Canalejas y Cánovas del Castillo.

Estas 4 piezas Vickers de 15,24 cms. procedían de Cartagena, al desartillarse una pieza de cada una de las baterías de El Jorel, La Parajola, Aguilones y La Chapa. Finalizada la Guerra, personal de la 29ª Batería de Campaña del 1º Regimiento de Costas se hizo cargo de los cierres de estas baterías y al perder su utilidad estratégica fueron enviadas las 4 piezas a una nueva batería fortificada en Punta Candor (Rota) en noviembre de 1940 en previsión de un desembarco de los aliados desde África que nunca ocurrió, clausurándose definitivamente en 2003 la batería gaditana.

En previsión de un ataque de las fuerzas sublevadas por la carretera de Málaga, se excavaron también trincheras e instaló una batería de tierra entre las Hortichuelas, Cerro del Vaquero y Camino de la Gamberra, artillada con 3 piezas de campaña: una de 105 mm. y otras dos de 75 mm., que fueron finalmente desmontadas por inactividad al no progresar la línea de combate y transportadas a Pozoblanco donde sí hicieron fuego.

La sección de la batería de costa de Roquetas se emplazó en la loma del camino de las Capitanas (Hoyo Gómez), después conocido como Cortijo de Los Cañones por razones obvias, hoy calle Corbeta, y a unos 50 metros disponía de una galeria subterránea blindada para repuesto de municiones y proyectiles que tambien se utilizaba en caso de ataque por los sivientes como abrigo contra aeronaves, hoy colmatada de escombros y maleza. Los cañones antiaéreos que las cubrían estaban manejados por marinos que sirvieron en el acorazado Jaime I y las baterías de costa por soldados de artillería del Ejército Popular republicano. En Punta Sabinar había proyectores y fonolocalizadores y en Cabo de Gata, fonolocalizadores con proyectores montados sobre camiones.

Para subir al emplazamiento de la meseta del pontón de Aguadulce (a unos 9 kms lineales de los pozos de las Vickers de Roquetas) desde el Cementerio, acopiado el material material, en unos 70 días se abrió una pista, lo que hoy se conoce como la Cuesta de los Presos, pues según narra Bernardo Martín del Rey en su libro "Ofrendas del cautiverio. Crónicas de Almería Roja" fueron presos italianos del Corpo di Truppe Volontarie (entre ellos Angelo Baianini, Mario Carnelli, Bianchi, Riccardo Elisei, Edoardo Fiolie, Primi Gassani, Rodolfo de Romedis, Luigi Sangiorgi, Salvatore Sciotto y Francesco Valenti), desafectos a la República y algún moro provenientes de la cercana Cárcel de Venta de Araoz y recluídos en la incautada finca de Cinta Radigales en Aguadulce (madre de Máximo Cuervo, que llegaría a consejero togado del Cuerpo Jurídico Militar), los que en trabajos forzados dirigidos por el Capitán de Ingenieros Enrique Enciso Amat ensancharon a 3 metros la vereda original de acceso (hoy Camino de las Antenas) y subían unos 2 kms. para construir lo que aún puede contemplarse estando bien mimetizados: un barracón que servía de dormitorio y cocina para los oficiales y tropa, un puesto o torreta de mando y observación con visera protectora y ventanal con gran campo visual pues divisaba las baterías de tierra de Las Hortichuelas, el mar y el aeródromo, y al borde del acantilado un pozo con el telémetro estereoscópico de 2 mts de base de las 2 Vickers de batería de costa de Roquetas y local anexo de planos directores de tiro, con muros de hormigón, enlazados con cables telefónicamente.

Respecto a estas 4 piezas de 15,24 cms en Roquetas y Cabo de Gata, disponían de elementos comunes de apoyo: alojamiento para los sirvientes o zona de vida y servicio; asentamientos o pozos a barbetas de pieza, con drenaje de pluviales: de forma circular, en hormigón, con un mínimo parapeto y con anclaje de basa; tornillos, pernos; un puesto de mando con observatorio, y mayor altura posible, para instalar un telémetro estereoscópico de adquisición de distancias, para calcular el tiro y corregirlo; depósito de munición y cargas de proyección (pólvora), normalmente cercanos a las piezas y movidos por raíles de vía férrea y vagonetas y bajo tierra o excavados en roca, para mantener la mínima variación anual de temperatura de pólvoras y proyectiles, con chimenea de ventilación para los repuestos. Solía ser un poco más grande para servir de refugio de personal. Y edificaciones de vida y servicio para alojamiento del personal o de la guardia, almacén de grasas, repuestos, oficina y central telefónica.

Mientras que en Roquetas fueron demolidos no hace muchos años 2 bunkers situados junto al Puerto y Faro respectivamente, en la sección de la batería de costa de Punta de la Testa en Cabo de Gata aún se conserva un nido de ametralladoras de hormigón junto a un pequeño acantilado que protegía la batería situada más arriba de desembarcos en la Cala del Lancón, conservándose tan solo restos arruinados de otro bunker que protegía el embarcadero salinero. Dos cañones antiaéreos Vickers de 76 milímetros, dos ametralladoras antiaéreas de 47 mm y una de 7,7 milímetros protegían la sección de Roquetas provenientes al parecer del Jaime I. En Punta de la Testa se encontraban las ametralladoras antiaéreas de 20 mm en la cumbre, en la explanación donde asentaban sus trípodes sin requerir obra de fortificación, que quedó tras demoler la atalaya o torre vigía de 10 metros de altura y 8 mts de diámetro en la base inferior y 5,60 mts en la base superior, con un volumen de 366,98 m3 aprox. para que no sirviera de referencia en la corrección del tiro enemigo. Y el puesto de mando del Capitán y el telémetro a unos 400 metros de los pozos de las 2 Vickers de 15,24 cm también mimetizado en un pequeño alto junto a una curva de la carretera que conduce al faro del Cabo de Gata.

Sección defensa antibumarina

Completando el operativo defensivo, en la desembocadura del Andarax o punta del río, se instaló una defensa antisubmarina, compuesta por 2 cañones de tiro rápido Nordenfelt de 57 mm, tipo antitanque. Entre los que mandaban las baterías cita un testigo a los Capitanes Abadalejo y Estrada.

Según el Diario Oficial del Ministerio de Defensa Nacional de 2 de agosto de 1937, también se dotó a la Flotilla de Vigilancia y Defensa Antisubmarina de Almería, quedando constituída por los Guardacostas: María, Montedor, Asunción García, Arrecife y Aturuxo. Los citados buques se consideraron incautados por el Estado al servicio del Ministerio de Defensa y a las órdenes directas del Estado Mayor de Marina de acuerdo con la Orden ministerial de creación de esta flotilla. Los mandos serían denominados Comandantes, en vez de Patrones.

Defensa antiaérea

Para la defensa antiaérea se utilizaron en Almería ametralladoras antiaéreas de 47 mm y 7,7 mm, de marca Vickers y Hotchkiss, y cañones antiaéreos de 76,2 mm Vickers. Hay vestigios de 4 pequeños asentamientos de proyectores y barbetas (dos de 3,40 metros y otra de 2,80 mts) de baterías antiaéreas en el Camino Viejo de Almería, zona de Canteras de Bayyana junto al fielato, para proteger el Puerto y la ciudad y la batería de Punta de la Mona de ataques de bombarderos. Cuatro piezas Vickers calibre 47 protegieron la fábrica de azufre de Benahadux, de interés para las municiones.

Asimismo, hay constancia documental de que en mayo de 1937 había defensas en el morro, al lado del faro y Palacio Episcopal y baterías antiaéreas sobre la Alcazaba (que contaba con estación de radio-goniemetro y depósito de munición en una cantera cercana, hoy Cuevas de Conan), Catedral (utilizaba como depósito de municiones), Convento de la Compañía de María y el Cerro de San Cristóbal. Y en septiembre de ese año había instaladas 2 ametralladoras antiaéreas en las entonces Escuela de Artes y Oficios como edificio más alto (hoy IES Celia Viñas), en calle Javier Sanz, muy cerca del Gobierno Civil y otras en un chalet del Zapillo. La Comandancia Militar ocupaba el chalet de González Egea, en calle Gerona, actuando el Comandante Carlos Muntaner, Alférez desertor ascendido a Comandante.

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