En el umbral de las elecciones europeas, los almerienses tenemos que tomarnos esta convocatoria con más interés del que se lo toman otros, porque nos encontramos ante una encrucijada crucial que podría definir nuestro futuro económico y nuestra posición en la Unión.
Votar no es solo un derecho; es una herramienta poderosa que puede influir directamente en la dirección de políticas y decisiones que afectan la vida diaria de los almerienses.
Almería, con una próspera actividad agrícola, se enfrenta al desafío constante de la competencia desleal, pero ante eso no se puede actuar con la frivolidad de quienes se limitan a usar el “no” como único argumento, quienes son amigos del boicot, como si en un mundo globalizado eso no tuviese consecuencias en otros ámbitos. Las cláusulas espejo son esenciales para garantizar que todos los productos importados cumplan con los mismos estándares medioambientales y de producción que los locales, y junto a ello tomar otras medidas imprescindibles, pero no desde un absurdo proteccionismo, que es algo que nos perjudicaría notablemente. Un voto informado puede presionar para que se adopten estas medidas, protegiendo así los intereses de los agricultores y asegurando un campo de juego equitativo.
La necesidad de una mayor inversión europea en infraestructuras es palpable. Aquellos que sistemáticamente critican a la Unión Europea ocultan que es el principal inversor en España, y especialmente en Almería, que sin el dinero de franceses, alemanes, noruegos... no tendríamos muchas de las carreteras que tenemos, no tendríamos trenes de Alta Velocidad, y tantas y tantas cosas.
Con un voto decisivo, los almerienses podemos abogar por un aumento en los fondos destinados a mejorar comunicaciones, sistemas de riego y otras infraestructuras vitales que no solo impulsarán la economía local sino que también mejorarán la calidad de vida.
Por otro lado está la posición geográfica de Almería como puerta de entrada a Europa, que nos coloca en primera línea en cuestiones de inmigración y tráfico de drogas. Las narcolanchas no solo representan un peligro para la seguridad local, sino que también tienen implicaciones para toda Europa. Un voto fuerte en las elecciones europeas es un llamamiento a una mayor cooperación y apoyo en la lucha contra estos desafíos transfronterizos, porque ni esa droga se queda aquí, ni esos inmigrantes irregulares tampoco.
En resumen, cada voto cuenta y cada voto es una voz que puede resonar en los pasillos del poder europeo. Almería tiene la oportunidad de influir en decisiones que afectarán su agricultura, su economía y su seguridad. Por lo tanto, es imperativo que ejerzazmos el derecho al voto con conciencia y determinación para forjar un futuro próspero y seguro.